—¿Un qué? —Mi cerebro hizo un doble giro y tropezó con sus propios pies.
La sonrisa de Savannah se ensanchó.
—¿Ese collar que diseñaste? ¿El que Eliza Black llevó en la alfombra roja la semana pasada? Explotó. Cobertura de prensa, redes sociales, incluso uno de esos TikToks de chismes basura. Nyx Collective finalmente se volvió viral, y es gracias a ti.
Vaya. Me relajé. Así que no me iban a despedir hoy.
—Así que este es el trato —añadió con despreocupación—. Diez mil. Estará en tu cuenta al final del día.
Casi la abrazo. Casi. Pero me conformé con un agradecimiento profundamente sentido y una expresión facial que gritaba "De repente vuelvo a creer en el capitalismo".
De vuelta en mi escritorio —sí, los freelancers también teníamos cubículos en Nyx Collective, principalmente por la estética— me dejé caer en mi silla e intenté actuar con naturalidad. Lo cual era difícil, porque mi monólogo interior estaba bailando la cha-cha al ritmo de los fondos entrantes.