CAPÍTULO 52

Hizo una pausa dramática, con los labios curvándose ligeramente. —Tu coche es único en su clase. Elegante, matrícula personalizada, pulido cada semana como un trofeo preciado... Por supuesto que sabía que era tuyo. Así que en el momento en que lo vi, supe—ah, este es el lugar donde Oliver vino para su pequeña... reunión.

Miró casualmente a Cora, dando un breve asentimiento de reconocimiento como si acabara de notar su presencia. —Cena con una amiga —añadió ligeramente, antes de que sus ojos volvieran a Oliver con silenciosa satisfacción—. Así que decidí ser generoso y encargarme de la cuenta por adelantado.

Las cejas de Oliver se crisparon, pero no dijo ni una palabra.

William no había terminado.

—Pero para que lo sepas, no vine aquí por ti —dijo, con la voz endureciéndose ligeramente—. En realidad tenía programado cerrar un negocio esta noche. Un negocio real. No sabrías nada de eso, porque no quieres involucrarte en el negocio familiar.