CAPÍTULO 58

Inmediatamente, Oliver se volvió ligeramente hacia ella, con las cejas fruncidas, y dijo con clara frustración en su voz:

—Pero de nuevo, ¿por qué no le diste una bofetada, Cora? En serio. ¿Qué estabas esperando? La falta de respeto fue demasiada.

Agarró el volante con más fuerza, con la mandíbula visiblemente tensa.

—La forma en que intentaba forzarte a ponerte esa chaqueta... No sé, no parecía normal. Lo hacía como si tuviera algo más en mente. Y aunque quizás no pueda probarlo todavía, pero... Te juro que algo dentro de mí me dice que Samuel está tramando algo. Y no me gusta.

Entonces Cora se volvió para mirarlo, con una pequeña sonrisa formándose en sus labios. Su voz era tranquila, casi burlona.

—Oliver, realmente te preocupas demasiado. Sigues actuando como si fuéramos niños, como si siempre necesitara a alguien que me proteja.

Soltó una suave risa, más pensativa que divertida, y luego continuó: