CAPÍTULO 60

Al escuchar lo que James acababa de decir, su nueva secretaria se sobresaltó. La tensión en su voz, la urgencia, el miedo... nada de eso tenía sentido para ella. Parpadeó varias veces, tratando de entender la situación, y luego preguntó con cautela:

—¿Una... una reunión completa de la junta directiva, señor?

James inmediatamente estalló, su paciencia se había agotado.

—¿Está sorda? ¿No escuchó lo que acabo de decir? ¡Dije que convoque una reunión completa de la junta directiva inmediatamente!

La dureza de su tono hizo que ella se enderezara, sus dedos ya tecleando en su tableta.

—S-Sí, señor. Estoy en ello ahora mismo. La reunión debería estar lista en una hora.

Pero James no lo aceptó.

—¡Una hora es demasiado! —ladró de nuevo—. Que sea en treinta minutos. Voy en camino ahora. Treinta minutos, ¡ni un segundo más!

Sin darle oportunidad de responder, terminó la llamada.