¿Estaba preparado para encontrarse con ella en el evento?
Lo estaba.
Pero en el momento en que salió del coche y la vio justo frente a él, esperándolo, mirándolo a los ojos sin siquiera pestañear, Alaric quedó aturdido.
Llevaba un elegante vestido negro, sutilmente ribeteado con blanco en el cuello, el dobladillo y los bolsillos. El detalle de los botones dorados añadía el toque justo de elegancia sin parecer demasiado esforzado. Lo combinaba con medias negras transparentes, un blazer sobre los hombros y tacones negros puntiagudos—afilada, limpia y sin esfuerzo perfectamente arreglada.
Eso era tan propio de ella.
Una vibra totalmente discreta pero lujosa.
Sus piernas se movieron antes que sus pensamientos. Pero no podía apartar los ojos de ella.
Desde la chica alegre hasta la esposa que lloró con todo su corazón, hasta la mujer ahora determinada y distante, Alaric lo vio todo.
Cada cambio en ella.
El cambio que necesitaba para sobrevivir.