La escena de pasión vergonzosa había despertado completamente el interés de Chen An, y al mismo tiempo, en esa zona grande y resbaladiza, había una reacción aún más vigorosa. La Hermana Juan, sin entender por qué, respiraba pesadamente a un lado, sus ojos volviendo involuntariamente a la robusta parte de Chen An.
—Rápido, siéntate encima.
La voz de Chen An se había vuelto muy profunda, y en esos breves segundos que estuvieron separados, era como si hubiera sufrido un gran tormento. Bajo la provocación de la Hermana Juan, el deseo dentro de Chen An se había encendido rápidamente; en este momento, era como la mecha encendida de alguna bomba vengativa, conteniéndose continuamente.
Antes de que la Hermana Juan pudiera reaccionar, Chen An ya había levantado bruscamente su cuerpo y, después de frotar unas cuantas veces, se hundió profundamente dentro de ella. Al instante, una sensación de estrechez envolvió su parte ardiente, calmando su inquietud casi incontrolable.