La Casa De Fantasmas

La Finca Adams nunca había estado tan silenciosa antes.

Darla estaba sentada en el sillón de terciopelo, su postura antes orgullosa ahora encorvada, hombros pesados por la derrota. Derek caminaba por la habitación como un león encerrado en una jaula... gruñendo por lo bajo, dientes apretados de rabia.

Todo lo que habían planeado, todo lo que habían controlado con hilos invisibles... se había desenredado.

Jean estaba libre.

La chica que criaron, no por amor sino por necesidad... se había escapado de su control.

—Nunca debió haberse escapado —murmuró Derek, frotándose la sien—. Se suponía que debía casarse con Tyler. Ese era el trato. Era la única manera de limpiar todo el desastre del escándalo de Alex y Jean permanecería callada para siempre.

—Y ahora —susurró Darla, con la voz quebrada—, se ha ido, y Logan Kingsley... ese hombre tiene las acciones de Jean. Ella le dio todo. ¿En qué estaba pensando?

Derek golpeó con el puño la mesa lateral.