El jet privado aterrizó con un suave golpe en la pista, pero el ambiente dentro de la cabina era todo menos suave.
Henry y Emma habían dejado de discutir sobre quién se quedaba con el asiento de la ventana en algún lugar sobre Pensilvania, principalmente porque la tensión entre Logan y Jean había captado toda la atención. Ninguno de los dos había dicho mucho desde que dejaron el hotel.
Incluso ahora, mientras el vuelo descendía, Logan permanecía inmóvil como una piedra con la mirada fija en el exterior, la mandíbula tensa e indescifrable. Jean estaba sentada a su lado, sus dedos aferrándose al cinturón de seguridad con demasiada fuerza.
Sin contacto visual. Sin palabras.
No desde anoche.
En el momento en que el nombre y la presencia de Tyler habían manchado su mundo nuevamente, todo entre ellos cambió como arena bajo sus pies.