Cha Soon Mi, rapero e integrante del grupo KHAOS. Hijo menor de padres ricos, heredero del grupo Cha. Arrogante y presumido.
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Haneul y su padre estaban sentados en la mesa del desayuno, conversando tranquilamente.
—Haneul, creo que tu trabajo está muy lejos de casa. Será un poco peligroso para ti, ¿no crees? —dijo su padre con preocupación.
—No, padre. No te preocupes por eso. Estoy bien —respondió ella, tranquila.
—Sí, son-nyeo —intervino la abuela—. Creo que debes conseguir un lugar más cerca para vivir de tu trabajo. Sería más seguro y conveniente para ti.
—¿Cómo crees que los voy a dejar solos? Jamás haría eso —respondió Haneul, con firmeza.
—Sí, Haneul. Creo que debes hacerlo. Tu abuela y yo estaremos bien. He ahorrado mucho tiempo para cuando decidas irte de casa —dijo el padre, sonriendo.
—No, padre. No me iré —insistió.
—…
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Algunos días después, Haneul se mudó a un pequeño departamento cerca de su trabajo, que se ajustaba a su economía.
—Esto es perfecto —pensó—. Estoy mucho más cerca de mi trabajo y puedo ahorrar tiempo y dinero en transporte.
Comenzó a organizar su nuevo hogar. Era pequeño, pero acogedor.
—Ahora que estoy viviendo aquí, podré seguir investigando lo que necesite sin que mi padre se dé cuenta —reflexionó, sonriendo para sí misma.
Sintió que había dado un paso importante hacia su objetivo.
—Mi plan está en marcha. Y pronto descubriré la verdad sobre la muerte de mi hermana —concluyó con determinación.
Se arregló para ir al trabajo, luciendo profesional y confiada.
—Hoy es un nuevo día. Estoy lista para enfrentar cualquier desafío que se me presente —se dijo al mirarse al espejo.
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Haneul llegó a la empresa y se dirigió a la sala de reuniones, donde estaban los integrantes de KHAOS.
—Sí, Haneul… y es muy guapa, ¿no? —comentó uno de ellos, sonriendo.
Los miembros del grupo comenzaron a susurrar y a mirarla con admiración.
—Buenos días, señores. Estoy aquí para asegurarme de que todo salga bien hoy —dijo Haneul, ignorando las miradas y susurros.
Se despidió de los chicos, mientras ellos continuaban en su ensayo.
—Soon Mi aún no ha llegado —exclamó el manager—. Este chico pretende volverme loco.
Marcó al chofer, quien le indicó que Soon Mi se encontraba en su rutina de ejercicios matutinos.
El manager reaccionó sorprendido.
—¡Oh! Haneul, ve en este mismo instante por Cha Soon Mi. Tráelo ya hasta la agencia.
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Cha Soon Mi salió del gimnasio, relajado y renovado tras su entrenamiento matutino. De repente, escuchó un grito. Una chica estaba siendo agredida por su pareja en plena calle.
—¡Hey! ¡Déjala en paz! —intervino al instante.
Se acercó a la pareja e intentó separarlos, pero la situación se volvió más tensa cuando aparecieron tres hombres más, rodeándolo.
—¿Qué pasa, amigos? ¿Quieren un poco de acción? —preguntó con una sonrisa confiada.
Los hombres se rieron y comenzaron a rodearlo.
En ese momento, Haneul apareció, mirando la escena con una expresión seria.
—¡Alto! ¡No voy a permitir que esto siga!
—¡Estás loca, mujer! ¿Por qué interfieres? ¡Ese es nuestro asunto! —gritó uno de los hombres, burlándose de ella.
—Soy su guardaespaldas. Y no voy a permitir que le hagan daño —respondió Haneul, firme.
—¿Una niñita tienes como guardaespaldas? —se rieron—. ¡Eso jamás lo tendremos nosotros!
Cha Soon Mi sonrió.
—Eso es algo que ustedes jamás podrán tener.
Haneul, molesta, comenzó a pelear con los hombres. Pronto se dio cuenta de que estaban en desventaja.
—Esto no está funcionando. Necesito sacar a Cha Soon de aquí —pensó.
Tomó a Cha Soon de la mano y también a la víctima. Corrieron lejos de la pelea.
—¡Vamos! ¡Tenemos que salir de aquí! —gritó.
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Finalmente lograron escapar y se detuvieron en un lugar seguro.
—Oye, estás loco. Solo causas problemas —le dijo Haneul, agitada.
—Aish, ¿por qué me gritas? Soy tu jefe. Para eso te pago —respondió él con una sonrisa.
Ella se sorprendió al oír sus palabras, un poco avergonzada.
—Lo siento, señor. Solo estaba tratando de protegerlo.
—Sí, claro. Pero no necesito que me protejan de todo. Soy capaz de cuidarme solo —afirmó él.
Haneul asintió, mezclando odio y curiosidad.
—Entiendo, señor. Lo tendré en cuenta —respondió, observándolo con sorpresa.
—Sí… si abro la boca, descubrirá quién soy —pensó. Luego se encogió de hombros, dudando.
—¿Haneul? ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan callada? —preguntó él, curioso.
En ese momento, la chica que habían rescatado se acercó a Cha Soon Mi.
—Oppa, me has salvado —dijo emocionada, y le dio un beso en la mejilla.
Haneul se sorprendió y se sintió incómoda.
—Esto no es bueno —pensó.
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En ese instante, Haneul recibió una llamada del jefe de seguridad y el manager.
—Haneul, necesitamos que regreses con Cha Soon Mi a la agencia de inmediato. Esto se ha convertido en una polémica —ordenó el jefe de seguridad.
—¡Me has metido en problemas! A la mierda —suspiró.
—No te alteres —dijo Soon Mi, sonriendo.
Ella lo miró incrédula.
—Ah, sí —respondió sarcásticamente.
—Bueno, alguien tiene que mantener las cosas interesantes en mi vida.
Haneul sacudió la cabeza, sonriendo levemente a pesar de su frustración.
—Eso es lo que te hace querer seguir trabajando para mí, ¿verdad?
—El carro está muy lejos. Tendremos que tomar un taxi —comentó Haneul.
—Sí, es mejor que no caminemos demasiado —asintió él.
Llamaron a un taxi y se subieron los tres: Haneul, Cha Soon Mi y la chica agredida.
—Gracias por ayudarme. Me llamo Soo-jin —dijo la chica.
—De nada, Soo-jin. Pero ahora tienes que irte a casa. Luego te estaremos buscando para poner la denuncia —respondió Haneul.
—Pero... quiero ir con ustedes...
—Lo siento, Soo-jin. No es seguro. Además, necesitas descansar y recuperarte —dijo con firmeza.
Soo-jin bajó del taxi a regañadientes.
—No te preocupes, Soo-jin. Estaremos en contacto pronto —le dijo Haneul.
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Cuando llegaron a la agencia, Cha Soon Mi fue el primero en bajar.
—Entra de inmediato —ordenó.
Haneul se dirigió a la oficina, donde la esperaban el jefe de seguridad y el manager.
—Gracias, Haneul, por traer a Cha Soon Mi de vuelta. Tenemos que hablar sobre lo que pasó —dijo el jefe.
—Sí, señor. Estoy lista para informar.
—Tenemos que hablar sobre tu comportamiento —dijo el manager, mirando a Soon Mi—. Esto no puede seguir pasando. Es el segundo incidente en una semana.
—Lo siento, manager. No fue mi intención causar problemas —dijo Soon Mi, sonriendo.
La directora de la agencia, una mujer seria y autoritaria, se dirigió a él con desaprobación.
—Soon Mi, Soon Mi… siempre causas problemas. Hay polémica donde quiera que vayas. ¿Qué te pasa? ¿No te das cuenta de que estás dañando la imagen del grupo?
—Lo siento, directora. No fue mi intención causar problemas —dijo él, mirando al suelo.
—No fue tu intención, pero lo hiciste. Y si sigues así, terminarás hundiendo al grupo que tanto dices amar.
Haneul lo observó, preocupada.
—¿Tú también crees que soy un problema, Haneul? —le preguntó él.
Ella se encogió de hombros, sin saber qué decir.
Soon Mi se enrojeció, enfadado.
—¡Directora Lee! ¡Lo que hice fue defender a una mujer, a una chica inocente que estaba siendo maltratada! ¡Así que déjenme en paz!
La directora se sorprendió, también enfadada.
—¿¡Cómo te atreves a hablarme así!? ¡Eres un miembro del grupo!
—¡Recuerde quién soy! ¡Soy Cha Soon Mi! ¡Y nunca voy a hundir a mi grupo! ¡Haga lo que haga, siempre estaré en la cumbre!
La sala quedó en silencio.
—Esto no va a terminar bien… —pensó Haneul.
Cha Soon Mi salió de la oficina, furioso, y tiró la puerta con fuerza.
—¡Esto es una mierda!
Salió a la calle, caminando con pasos largos.
—¡Cha Soon Mi! ¡Espera! —gritó Haneul, siguiéndolo.
—Esto no es bueno. Debo encontrar la forma de calmarlo antes de que haga algo que lamentaré —pensó.
Él se detuvo en una esquina, mirando a su alrededor.
—¡Voy a demostrarles que no soy un problema! ¡Voy a demostrarles que soy el mejor!
Ella se acercó.
—Puedes calmarte. Actúas como un niño. No te enfades. No es bueno para ti.
Haneul no pensaba dejar que él abandonara el grupo. Su venganza aún no se cumplía.
—¿Qué haces aquí? Aish... No te acerques a mí. No eres más que una guardaespaldas. No tienes derecho a opinar —espetó él.
Ella se detuvo, sorprendida.
—Lo siento, Cha Soon Mi. Solo quería ayudarte.
—¿Ayudarme? ¿Tú? No necesito tu ayuda. Déjame en paz y haz tu trabajo. Eso es todo lo que te pido —la empujó.
Ella lo miró fijamente. Él pensó que lo besaría…
Pero Haneul lo miró con desafío. Y le dio un cabezazo.
—¡Maldición! —gritó él, sorprendido y enojado.
Continuará...