Entre vendas y latidos

🩹 Heridas y silencios compartidos

Kai despertó con la espalda ardiendo. No por el fuego, sino por el recuerdo.

La cortina dejaba entrar luz tenue. El olor a alcohol desinfectante flotaba en el aire.

Valentina estaba de espaldas, lavando su chaqueta como si intentara limpiar algo más que sangre.

Kai se incorporó con esfuerzo. Sus costillas crujieron.

—No deberías moverte tanto —dijo ella sin girarse—. Crake no fue suave.

Él vio la cadena envuelta sobre la mesa, descansando como si también estuviera herida.

—¿Soñaste algo?

Kai negó. Ella sí.

—Mi madre hablaba con mi abuela. Las dos me decían que no toque fuego.

Ahora se ríen en mi cabeza.

Silencio.

Pero cómodo.

Valentina se acercó con vendas limpias. Se agachó sin hablar, desinfectó sus heridas.

El roce era profesional. Pero sus dedos temblaron cuando tocaron su piel.

Kai lo notó. No dijo nada.

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☕ Té y memorias

Valentina puso agua a hervir en una tetera con flores pintadas a mano.

Sacó dos tazas lisas, una blanca y una gris.

—¿Jazmín?

—Sí. Pero no es por vos. Es por mí.

Kai alzó una ceja.

—Me gusta recordar quién era antes de prender todo fuego.

El té humeó. La primera bocanada lo transportó a un dojo abandonado, donde entrenaba en silencio, antes del caos.

—¿Y si te pido que recuerdes este momento?

Valentina lo miró directo.

—Entonces pediría que el té dure más.

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🎧 Música para dos

Los parlantes llenaron el espacio con una melodía suave, casi cinematográfica.

Valentina se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas. Kai permaneció en el sillón.

—¿Reconocés la canción?

Kai negó.

—Es de una película japonesa. Dos personajes que saben que no pueden estar juntos, pero siguen encontrándose. Sin prometerse nada.

—¿Suena familiar?

—¿Demasiado?

Ambos rieron.

La risa fue sincera.

Como si escapara del corazón antes de que la mente la filtrara.

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📚 Pequeños secretos

Valentina sacó una caja de metal oxidado.

Dentro había papeles, fotos, insignias quemadas.

—Mi madre era doble agente. Nunca lo supe hasta que encontré esto.

Kai observó una foto. Valentina de niña, en brazos de una mujer con uniforme.

Ambas sonreían.

El fondo era fuego.

—¿Pensás que voy a traicionarte como ella?

—No. Pensás que lo haría si me obligan.

—¿Y lo harías?

Valentina cerró la caja.

—Todavía no sé por qué confío en vos. Pero lo hago.

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🐾 Animales testigos

Tobiko se acomodó entre los dos. Sake se subió al respaldo y ronroneó.

Kai estornudó. Valentina lo miró con burla cariñosa.

—Sigo diciendo que tenemos la peor química romántica de la ciudad.

—Tal vez. Pero los animales nos aprueban.

Sake se acurrucó en el cuello de Kai. Tobiko lo empujó con la cabeza.

—Te ganaste el respeto de mis guardaespaldas —dijo Valentina, sonriendo.

Kai se acomodó, sin apartarse de ella.

—No sé si eso me hace parte de tu mundo… o prisionero de él.

Valentina lo miró sin responder.

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🌧️ Recuerdo bajo la lluvia

Caminaban bajo un cielo cargado, el aire olía a ozono.

La plaza era la misma de los recuerdos, pero el tiempo la había desgastado.

—Mi mamá me entrenaba acá. Me decía que el equilibrio no está en el cuerpo, sino en cómo aceptás tus grietas.

Kai se sentó junto a ella.

Valentina sacó una venda vieja de su bolsillo. La usaba como pulsera.

La ató en la muñeca de Kai.

—No es un lazo. Es una advertencia.

—¿Contra qué?

—Contra enamorarte.

—Llegás tarde.

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💫 Grietas que conectan

La lluvia empezó fina, como si dudara.

Valentina se acercó, sin tocarlo.

Kai giró la muñeca, miró la venda.

—Ya no importa lo que el fuego me diga.

Importás vos.

Valentina cerró los ojos.

—Si todo esto termina, quiero que lo recuerdes. Que esto no fue una estrategia. Ni una debilidad. Fue elección.

Kai no la soltó.

Ella se aferró.

No como protección.

Como impulso.

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🔙 Frases que duelen

Volvieron mojados. Entraron sin hablar.

Valentina se secó con una toalla larga. Kai se cambió en silencio.

—¿Creés que esto nos va a romper?

Kai se acercó.

No tocó su rostro.

Tocó su hombro.

—Nos va a quemar. Pero hay cosas que resisten el fuego.

Valentina tragó saliva.

—Como vos.

Como yo.

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🔚 Cierre silencioso

Tobiko los observaba. Sake dormía.

Kai se quedó parado frente a Valentina.

Ella lo miró, seria.

—¿Si mañana me piden que te destruya?

Kai acercó su frente.

Valentina cerró los ojos.

No hubo beso.

No hubo promesa.

Solo fuego quieto.