Las cadenas que queman

⚔️ Entrenamiento con fuego: control o destrucción

El dojo olía a metal y aceite de ignición.

Kai giraba las cadenas aún frías, pero en su cabeza ya ardían.

Maestro Yun, serio como siempre, ajustaba la mecha de un quemador especial, que encendería el fuego justo cuando el alumno estuviera listo.

—Estas cadenas fueron forjadas por los fundadores de la Orden Ardiente —explicó Yun—. El fuego no es el enemigo. El fuego es el espejo.

Kai lo miró sin detener el giro.

—¿Y qué refleja?

—Lo que más temés perder.

Valentina observaba desde lejos.

En sus ojos, había algo que Kai nunca había visto: miedo disfrazado de orgullo.

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🔥 Inmersión en fuego

La técnica que entrenaba se llamaba Lazo de flamas cruzadas, y consistía en envolver al enemigo sin tocarlo directamente, trazando círculos abrasadores que obligaban a retroceder o desviarse.

Kai sufrió quemaduras leves en los antebrazos, y aprendió que si el fuego tocaba su piel, debía seguir moviéndose: detenerse era quemarse.

Después de tres días, lograba controlar la dirección del fuego sin mirar las cadenas.

Era hora de usarlas.

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🕵️ Descubrimiento inesperado

Mientras buscaba vendas nuevas en el dojo, Kai encontró un compartimento oculto.

Dentro: documentos viejos, fotos en blanco y negro… y una imagen de Édgar joven, junto a otra figura femenina con un gato en brazos.

Kai lo miró más de cerca: era Valentina… pero en edad infantil.

Y la mujer junto a ella no era Édgar, sino otra figura con la misma pulsera que Yun le había entregado.

—¿Quién es ella? —preguntó Kai a Yun.

El maestro se mantuvo en silencio unos segundos.

—Esa era la madre de Valentina. Fundadora de la Orden Ardiente… y la única que domó el fuego sin sufrir quemadura alguna.

Kai cerró el compartimento.

Por primera vez, el fuego tenía rostro.

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🏁 La arena ardiente

El combate con Crake Dross se organizaría en una plaza abandonada, sellada por los Ouro.

Las reglas eran simples:

- Sin armas de fuego.

- Sin espectadores.

- Solo cadenas.

Kai llegó con los brazos vendados y las cadenas sumergidas en aceite especial.

Valentina lo abrazó por detrás antes de entrar.

—No pelees para ganar. Peleá para dejarles claro quién sos.

Sake maulló. Tobiko ladró.

Kai exhaló.

Crake esperaba en el centro.

Sus cadenas eran gruesas, conectadas a placas metálicas fusionadas a su piel.

Tenía los ojos tatuados con llamas.

—¿Listo para arder, chico de las normas?

Kai no respondió.

Encendió sus cadenas.

El viento se volvió naranja.

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🔥 Batalla entre llamas

El primer choque fue explosivo.

Crake atacó girando sus cadenas como hélices, lanzando fuego con cada rotación.

Kai retrocedió, usando el Lazo de flamas cruzadas para encerrar al rival en una espiral de fuego.

Pero Crake rompió el patrón con una maniobra brutal: se envolvió en sus propias cadenas, creando un escudo llameante que lo volvió inalcanzable por segundos.

Kai sufrió una quemadura en la pierna.

—¡Ya te quemé, ahora te voy a romper! —gritó Crake.

Kai usó el movimiento enseñado por Yun: Giro del equilibrio, saltando, rodando entre fuego, y usando sus cadenas para golpear el punto ciego del rival.

Impacto.

Crake cayó.

Pero se levantó.

La pelea no había terminado.

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💀 La furia revelada

Crake lanzó una cadena directamente al cuello de Kai.

Kai la atrapó, y sin pensarlo, activó una técnica improvisada: Flama directa, encendiendo el segmento justo donde su mano tocaba.

Explosión.

Crake gritó.

Una parte de su brazo quedó quemada.

El combate se detuvo por segundos.

Kai, jadeando, apuntó sus cadenas hacia él.

—No tenés control. Solo sos fuego sin propósito.

Crake sonrió entre sangre.

—Y eso... es más humano de lo que pensás.

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🕊️ Intervención inesperada

Una figura encapuchada apareció entre los árboles.

Yun se tensó. Valentina palideció.

—No puede ser… —murmuró ella.

La figura caminó entre los restos de combate.

Sacó una cadena plateada.

La giró… sin fuego.

Era Ariela, antigua miembro de la Orden Ardiente… y hermana de la madre de Valentina.

—El fuego sirve para proteger. No para destruir.

Crake, rompiste el equilibrio. Estás expulsado.

Crake cayó de rodillas. No por dolor físico. Por vergüenza.

Kai observó el rostro de Ariela.

Era como el de Valentina, pero lleno de calma.

—Tu lucha es legítima, Kai. Pero tu dolor es reciente.

No lo confundas con furia.

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🧬 Confesión entre cicatrices

Esa noche, Kai se sentó con Valentina en el techo del dojo.

—¿Por qué nunca hablaste de tu madre?

Ella tragó saliva.

—Porque la traicionaron. Los mismos que ahora nos ayudan.

Édgar la protegió… pero también ocultó cosas.

Kai la observó.

—¿Y el fuego?

—El fuego es mío. Pero a veces me da miedo que me consuma también.

Sake se subió a sus piernas.

Tobiko se acostó junto a Kai.

Las cadenas descansaban sobre sus mochilas.

Kai la miró.

—No estás sola.

Valentina sonrió con lágrimas.

—Y vos ya no sos el chico del almacén.

Kai cerró los ojos.

El fuego en su interior estaba encendido.

Pero esta vez, no lo quemaba.