Un super humano llegó al rescate

- Y-Ya...basta. - musitó Mey por última vez a pesar de tener una expresión en blanco. Intentado detener la disputa entre ambos hombres. Pero ellos no entendían; ninguno cedía.

Lou rápidamente avanzó a zancadas y de un solo movimiento, no siendo susceptible al ojo humano, agarró de la muñeca a ambos hombres, separandolos con mucha ímpetu y dándole fin a la gran disputa.

Isaac y Walter quedaron shockeados ante el súbito movimiento, jadeando cada uno con sus rostros golpeados.

Mey estaba atónita al desconocer en qué instante Lou llegó a la escena para separar a los dos hombres; Wendy también estaba pasmada al atisbar el imponente hombre que tenía a unos pasos.

<>, se preguntó Wendy. Incluso dejó de sollozar. Por increíble que fuera para ellos, Lou había llegado a la velocidad de la luz. Hasta la anciana Naty se encontraba aturdida.

Lou con su increíble altura tenía casi hincados cada hombre, con una distanta pertinente. Él los sostenía de sus muñecas, sin mostrar intenciones de dejarlos ir. Dentro de él fluía la furia al ver de nuevo las lágrimas de Mey.

Isaac apenas regresaba en sí y se despabilo al escuchar la ronca voz de Lou.

- Alto. La han hecho llorar. - pronunció Lou, provocando que ambos hombres fijarán su vista a Mey, quien se mantenía encogida de hombros.

La terrible tensión se disipó lentamente.

Mey se quedó perpleja al oír a Lou, dejando saber que ciertamente sus lágrimas se deslizaban en sus mejillas.

Sus lágrimas se le escaparon al sentir la culpa que le invadió ver que su hermano se peleaba con Isaac a causa de ella; por estar en casa, donde juro nunca poner un pie encima. Ella se hecho la culpa por causar la disputa y también que Wendy tomará todo a su favor. Comprendió que no fue buena idea venir a dicha residencia.

<>, pensó afligida, limpiando sus lágrimas. Ella vio la cara golpeada de su hermano y se lamento más por dentro.

Walter sólo pudo maldecir por su arrebato, lo que menos quería que su hermana Mey se sintiera de lo peor. No quería causarle otro sabor amargo. Sin embargo, eso sucedió.

Por otro parte, Isaac también se reprendió por dentro por ver a Mey en ese estado de aflicción.

La anciana Naty avanzó hasta al lado de Mey. Con esas fuerzas que tenía golpeó el bastón en el piso.

Un golpe estrepitoso que despabilo a todos excepto por Lou que no se inmutó para nada.

- Joven, anda. Sueltalos. - pidió la anciana Naty con una media sonrisa.

Lou enseguida obedecido y dejó caer los brazos de cada uno. Mey volvió en sí. Lou ahora ignorando ambos hombres, avanzó hasta Mey, analizando su decaído semblante; ella velozmente escondió su cara. No deseaba que Lou la viera en ese estado lamentable.

Él no dijo nada y se quedó a su lado.

Walter se puso de pie, quejándose discretamente por el dolor que sentía en su abdomen a causa de los golpes; se limpió la sangre que brotaba de la comisura de sus labios.

- Qué vergüenza. Mira que armar una escena conflictiva, llevándolos a los golpes sin tener en cuenta que hay invitados. Ni siquieran tienen el mínimo respeto que no estoy para ver estas escenas. - pronunció la anciana con dureza y molestia.

Era inaudito que su nieto Walter e Isaac se dejarán llevar por sus asuntos personales. Es por eso que la anciana Naty no soportaba la presencia de Isaac y de Wendy.

Ella no se encontraba del lado de nadie. Le preocupada que Mey ahora mismo se echará la culpa de lo sucedido.

- A-Abuela... - musito Wendy mientras ayudaba a Isaac a reincorporarse.

Ella se mostró más lamentable que Mey; para así hacer que su abuela se compadeciera de ella. Sin embargo, la anciana Naty sólo la miró despectivamente, apartando enseguida su mirada de ella.

Walter seguía enfurecido consigo mismo, solo podía empuñar sus manos con fuerzas al saber que Mey se encontraba decaída. Rápidamente tomó una decisión y con la cara lastimada de golpes, se dirigió a ella y le dijo:

- Mey, te llevaré...a casa.

Apenas podía hablar a causa de la partidura de la comisura de sus labios. Enseguida Mey atisbo los ojos zafiros de su hermano y estos reflejan una rabia sin igual. Ella comprendió que él seguía muy molesto. Asintió enseguida con su cabeza al estar de acuerdo para marcharse.

Mey: - Lou, nos vamos. - le dijo a él, sin verlo a la cara.

La anciana Naty comprendió y no haría nada para detener a su nieta. Sabía que por dentro ella se culpaba. Aunque la verdadera culpable fuera su nieta Wendy.

- Abuela...me voy. Por favor cuida de tu salud. Eeh...ya luego te vendré a visitar. - dijo Mey a su abuela mientras la abrazaba con mucho cariño.

- Te echaré de menos mi niña. No te preocupes por mí. Cuídate mucho. - susurró la anciana, esmerada por su querida nieta.

Lou sólo pudo observar como Mey se despedía de su abuela. Por alguna extraña razón, él tuvo la sensación de hacer lo mismo pero se detuvo, ignorando lo que su cerebro le emitía.

Mey soltó delicadamente a su abuela.

Los tres se dirigieron a la puerta principal. Walter se limitó a decirle algo a su abuela. Todavía sentía molestia porque Lou lo agarró de su muñeca con mucha fuerza. Era increíble que ese hombre los detuviera con mucha precisión.

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El automóvil de Walter estaba justo en la entrada del gran portón.

Él entró y Mey junto a Lou entraron. Sin más preámbulo, el portón se abrió y el automóvil salió a toda prisa.

En el trayecto Mey no dijo nada ya que percibió la mala vibra de su hermano. Tampoco no cruzó palabras con Lou ni siquiera hizo contacto visual con él. Se sentía apenada por toda la situación que se desarrolló por su causa.

Finalmente, llegaron al Bosque Darkness. El automóvil se detuvo y sin decir nada, Walter suspiró.

- Ya puedes irte.

- Walter, acompañame. - pidió Mey, ignorando lo que dijo él.

Ella tuvo la intención de limpiar la cara de su hermano, ya que todavía se notaban esos rastros de sangre seca en su mentón. Aparte tenía en su mejilla izquierda un moretón y el ojo apenas se le estaba hinchado.

- No es necesario. Ve a casa. - espetó Walter, despreocupado. Sin mostrar indicios de dolor sobre su rostro. Miro a su hermana por el retrovisor.

- No pongas esa cara. Estaré bien. - agregó Walter al ver que Mey se puso triste. Ella bajó del auto sin insistirle a su hermano. Lou ya se encontraba a fuera del automóvil.

Antes que Walter se fuera, ella se quedó entre la portezuela.

- Hermano, lamento lo de hoy. Si no fuera ido, nada de esto hubi---

- No es tu culpa. Nada de esto es tu culpa. Así que deja de pensar que eres la culpable. - interrumpió Walter al escuchar que Mey se lamentaba.

Para él, los únicos culpables eran su hermana Wendy, Isaac y su mismo padre Franco.

- Hm. Me voy. Cuidate mucho y estamos en contacto por cualquier cosa. Adiós. - se despidió Walter y Mey cerró la portezuela sin decir nada más.

El automóvil arrancó y Mey sólo pudo ver afligida como el auto desaparecía de su vista.

- L-Lou...cometí un error. - musito ella, abrazandose a sí misma por la brisa fría del aire.

Lou sólo la escucho lamentarse. No comprendía por qué Mey se puso más afligida.