Nos dividimos en equipos y entonces empezamos a jugar.
Mientras jugamos la señorita de las flores me anima constantemente mientras levanta su mano saludándome o enviándome besos.
En uno de esos momentos me quedo atontado mirándola y respondiéndole el saludo, cuando el balón golpea con fuerza mi rostro reventándome la nariz.
La señorita de las flores se coloca una mano en su boca mientras hace una mueca de sentir dolor misma mueca que hacen mis compañeros de juego.
Enrs se me acerca.
- Deberías estar más pendiente al juego Augusto, casi te dejo sin nariz- comenta el mientras aplica un poco de fuerza para acomodármela.
Un hilo de sangre sale de mi nariz.
- Solo me distraje, no es nada- respondo.
- Si claro, te distraen desde las gradas ¿cierto? - comenta Enrs en burla mientras me da una palmada en el hombro.
- Buubbuenoo ess…
- Se cómo te pones con ella, ve a lavarte la cara y descansa un rato- recomienda mi amigo.
Tera suspira
Bast estaba muy molesta, pero al mismo tiempo celosa, así como van las cosas era seguro que perdería.
Es solo que aparezca esa mujer y Augusto se desconectaba. Bueno, aunque con ella le estaba pasando lo mismo, eso la alegraba, por lo menos se había abierto últimamente respecto a sus sentimientos, eso ya era un logro, pero como le decía Tera "si quería ganárselo, lo mejor sería que se ganara primero a sus hijas"
Me dirijo a lavarme la cara y limpiar la sangre.
Ese golpe me dejo un poco mareado. Gracias al cielo no se me torció la nariz.
- ¿Te encuentras bien? Pregunta Bast.
- Si un poco mejor- miro a Bast - ¿Por qué lamiste mi cara Bast?
Un poco avergonzada Bast se rasca su mejilla con un dedo mientras juega con sus pies – no quería que ella se quedara solo contigo.
- ¿A qué te refieres? Pregunto confundido.
- No es nada, pero quiero que juguemos un uno a uno tu y yo Augusto, si me ganas te lo contare, pero si yo gano harás lo que yo diga por un día ¿te parece?
- No me parece justo que solo me digas el porqué, entonces mejor el que gane hace lo que le diga el otro todo un día.
- Me parece bien- responde Bast confiada.
Los dos nos damos la mano.
Estoy confiado en ganar ya que llevo un tiempo practicando con el jefe y la propia Bast, así que es fijo que gane.
Mientras me doy la vuelta para terminar de lavarme la cara.
Bast se me acerca por atrás y me da un beso en la mejilla.
- ¿ppp.poorque?
- Ella también te dio un beso de buena suerte, entonces este es el mío ¿Vamos a la cancha otra vez? - Me pregunta muy tranquila como si nada hubiera pasado.
- Bueno.
Ella me detiene.
- Pero primero descansa.
Entonces me quedo reposando un rato cerca de la fuente.
Pensando porque Bast y la señorita de las flores se han estado comportando así. aun me duele la nariz, eso me pasa por distraerme mirando a la señorita de las flores, pero es difícil no mirarla, sé que sigue siendo la misma de antes, pero prefiero engañarme a mí mismo y pensar que le agrado a pensar que debe estar jugando conmigo. Después de todo un lujoso carruaje la ha estado recogiendo cada 3 o 4 días, algunas veces le dejan arreglos florares de gran calidad o regalos finos.
Soy tan patético.
Es imposible que le guste a alguna de ellas dos.
Me deprimo como siempre y me voy a las gradas mientras me deja de doler la nariz.
Alpha se me acerca - ¿amo está bien? Siento que sus emociones se fueron para el piso- dice preocupada.
- No es nada Alpha, solo que.. no es nada.- Respondo.
- Amo sabe bien que no puede esconderme eso a mí, pero debido a mi pacto con usted no puedo preguntarle más.
- Lo siento Alpha, pero…
Una delicada mano se posa en mi hombro.
- ¿Puedo? Pregunta la señorita de las flores al verme deprimido.
Alpha suspira.
- Adelante- responde ella con cierto descontento
- < Gracias por cuidar de mi Alpha y dile eso también a Tera>
Ella me sonríe y se va derecho a contarle a Tera quien me lanza un beso, lo que me saca una sonrisa.
- Por mi culpa te reventaron la nariz- dice apenada la señorita de las flores.
- Tranquila, fue mi culpa por distraerme.
- ¿Entonces te distraigo? - Finge tristeza.
Intento sonreír un poco.
- ¿Por qué siempre te ves deprimido señor cocinero? - Me pregunta la señorita de las flores, la miro a los ojos y parece que es una pregunta sincera.
- No sé si contarte. - Digo
- Si es algo que te pueda recordar cosas malas, entonces es mejor que no, pero si quieres intentar olvidar eso y seguir adelante entonces ve haciéndolo a su debido tiempo, recuerda siempre puedes hablar conmigo- me dice mientras me sonríe.
Ella siempre me hace sonrojar o que se me enrede la lengua, pero es muy sincera conmigo. Me da miedo decirle esas palabras.
- Gracias por entenderme.
Liara le lanza una mirada picara entonces abraza por atrás a Augusto.
La asesina profesional también ha cambiado demasiado.
- Creí que me ibas a decir otra cosa, pero acepto ese gracias- exclama mientras no me suelta- quiero que vayas a mi casa esta noche – me susurra mientras me muerde la oreja izquierda.
- Pp..ppe.
Ella me suelta y luego mira molesta hacia la calle.
Había parado un fino carruaje.
- Quizá no se pueda hoy- dice ella molesta.
La señorita de las flores me da la canasta.
- Guárdamela, con eso tienes una razón para ir a mi casa- me guiñe el ojo.
- Si..si.si
Entonces la señorita de las flores hace algo que jamás me hubiera esperado.
- Cierra los ojos- me dice.
- ¿p—por?
- Solo hazlo.
Entonces cierro los ojos.
Me sostiene el rostro y me da un beso en los labios.
- Gracias por el poema y la flor- dice la señorita de las flores mientras me sostiene el rostro y coloca su frente contra la mía, siento su cálida respiración.
Entonces me vuelve a besar.
Las cosas suceden tan rápido que nadie excepto nosotros dos se da cuenta. Mi corazón late demasiado rápido, nuestros sentimientos se entrecruzan, aun siento el aliento fresco de Liara, sus suaves labios contra los míos, me hace sentir algo que pensé que había olvidado.
Cuando está a punto de irse la agarro con suavidad de la mano.
No quiero soltarla, no quiero que se vaya, ella no se resiste, de hecho, nos quedamos mirando unos segundos.
Quiero decírselo, pero las palabras no salen de mi boca.
Tengo miedo de que me rechace como siempre me ha pasado.
Soy un cobarde, ¡vamos díselo! No es difícil, solo dile esas palabras.
No puedo… las palabras no salen.
Pero ella desvía su mirada con su otra mano retira mi mano delicadamente.
Ella se va sin decirme nada.
¿Qué quiero realmente? ¿Qué quiere ella conmigo?
Bajo la mirada mientras ella se pierde entre los transeúntes.
Cuando aparece ese carruaje su actitud cambia.
No quiero preguntarle.
Ella me gusta mucho, pero no puedo decírselo.
Soy un maldito cobarde. Siempre ha sido así.
¿Cuánto tiempo llevo conociéndola? ¿casi dos meses creo? Sería estúpido pensar que me gusta, pero aun así….
- ¡Augusto como sigues! Me grita Enrs sacándome de mi fantasía.
- Mejor.
Enrs sube las gradas y me susurra algo.
- Que bien amigo mío, porque yo me desaparezco y por cierto necesito la casa por unos digamos 30 minutos- exclama descaradamente.
- ¿Qué vas a hacer? Le pregunto confuso.
- Veras es que….
- ¿Es que...?
- Voyyyy…. Aaaaaa
- Vass ¿aaaa?
- Connnnnnn tu je.....
- ¡Espera un momento, es enserio! Le digo.
- No me juzgues, deberías saber cómo soy- dice Enrs con una sonrisa.
- No te juzgo, lo sabes bien.
- Lo sé.
- No digas más, solo espero que no desordenes todo.
Y así Enrs se va.
Entonces me dirijo a la cancha.
Al momento desaparece Vish.
Ese Enrs.
Victoria me entrega el balón.
- Me voy a ir al bar con Alpha y Tera- dice ella ya aburrida.
- Está bien.
Al momento se despiden de mí, mis dos pactos.
- Nos vemos en la noche- dice Alpha luego me susurra algo -disfruto esos besos amo.
- ¡Como!
- Ya le dije que no me puede esconder nada- Alpha me da una suave cachetada en las mejillas.
- Dejo algunas plantas por toda la cancha para que lo protejan, de igual forma la mocosa puede aparecer en su sombra en menos de 5 segundos, así que lo tenemos resguardado.
- Gracias, chicas, enserio les debo mucho a las dos.
- Sabe creo que debería pagarnos usted sabe cómo maestro- dice Tera.
- Ustedes nunca cambian.
Las dos me dan un beso en cada mejilla y se van.
Entonces quedamos solo Bast y yo.
- ¿Listo para perder Augusto? Pregunta confiada.
- Veamos que tanto he mejorado.
Como era obvio perdí, físicamente es casi imposible para un humano ganarle a un semihumano.
Me dejo caer en el suelo de la cancha.
- ¿Qué debo hacer Bast?
- Hoy vas a salir conmigo- comenta Bast- solo los dos y yo decidiré el lugar.