Me lo encuentro mirando perdido las estrellas incrédulo a lo que le había sucedido.
- ¿Cómo me veo? - le pregunto mientras doy una vuelta.
Me había puesto un vestido largo con buen escote y encajes de color azul, hacia juego con mi collar dorado y moño rojo.
Entonces señalo mi vestido.
- Un color que te gusta.
Luego toco mi moño.
- Y uno que me gusta a mí- de las pocas veces que muestro una verdadera sonrisa.
Me acerco lo suficiente para que nuestros labios casi se toquen el hacerlo lo hace sonrojar más de lo que estaba.
Entonces vuelvo a preguntarle.
- ¿Cómo me veo? -Pregunto nuevamente.
- Mm.-mu..muy bien, te ves demasiado bien- responde sin desviar la mirada.
- ¿Eso crees? - me levanto lo suficiente la falda para que se alcance a ver algo 😉- ¿quieres ver de qué color es mi ropa interior?
- N..no digas esas cosas aquí- exclama desviando la mirada.
Tomo su rostro con mis manos.
- Recuerdo que habíamos quedado en algo sobre mirarnos siempre a los ojos.
- Si, lo recuerdo, pero no dijimos nada de ser exhibicionistas, o sobrepasarme a mirarte de forma poco elegante- entonces vuelve a mirarme a los ojos, esos expresivos ojos dorados son un mar de emociones, tristeza, agonía, miseria fueron remplazados por alegría, felicidad y esperanza. La falsa sonrisa ahora es real. Cuanto más tiempo paso con él, más me gusta esta vida.
- Eres un caballero, ¿o es que solo me quieres para ti? Pregunto en burla.
- N.no.nn.o no es eso.
Me burlo y saco la lengua.
- Se que eres un caballero y por eso seré yo quien te invite a una cita.
Entonces lo jalo y me lo llevo a una cita.
Algunas veces las personas no eligen de quien enamorarse, solo pasa y ya.
Ninguno de los dos estaba destinado a hacerlo, solo ocurrió por mera casualidad en un momento incierto un hombre deprimido que intenta salir adelante por sus hijas cuyo destino es incierto se topa por casualidad con mujer sumida en viejos odios que la llevan a hacer actos horribles solo por conseguir algo que le fue arrebatado.
Nada se podía esperar de esto, pero sucedió.
El hombre solo había amado a una sola mujer en su corta vida.
La mujer no sabía que era el amor, de lo único que conocía era de la guerra y la muerte.
Pero una cosa llevo a la otra.
El odio se transformó en curiosidad, la curiosidad en esperanza.
La esperanza en amor.
Algunas veces solo necesitas algo y ese algo es amor.
Porque lo único que necesitas en la vida es amor.
Aunque el amor se transforma en odio.
Eso le sucedió al sujeto que Liara rechazaba desde hace 10 años, a ella nunca le intereso, pero el sujeto era insistente, desde siempre había creído que todas las personas caían ante él, pero ella no lo hacía, solo hacia lo que quería y ya o en la mayoría de los casos simplemente lo ignoraba, a Liara nadie le daba órdenes. Siempre estaba sola u ocasionalmente con el tipo imposible de identificar. La invito una, dos, tres hasta llegar a 300 veces y todas las rechazaba, el tenía poder, dinero y belleza eterna, aun así, ella no le tomaba interés. Pero el comportamiento de ella con el humano era distinto, ese miserable humano de ojos dorados le había robado el corazón a ella y ella le había robado el corazón al humano. Enamorarse de un campesino que trabajaba en un restaurante era patético y aun así ese campesino que era un jodido humano sin magia se había besado con ella varias veces, Liara quien jamás mostraba sus sentimientos ahora lo hacía, un mugriento humano sin nada especial le gano. Ella no aceptaba sus ninguno de sus regalos, fueran flores, gemas o ropas caras Liara siempre las quemaba e incluso el anillo lo arrojo al caño. Pero tomo con cariño una flor que se encontraba en las montañas y unos chocolates caseros, esos simples regalos les habían ganado a sus lujosos regalos.
Fue la primera vez que ese sujeto sentía celos, la primera vez que alguien se le escapaba de las manos y no podía hacer nada ¿o quizás sí? Pensó el sujeto, entonces les ordena a sus súbditos traer a es humano. Mas tarde esos celos se transformarían en odio e ira.
- ¿A dónde vamos? -Me pregunta el señor cocinero.
Íbamos tomados de la mano, bueno yo lo estaba jalando.
Escuche un chisme sobre que el señor cocinero había salido con la gatita, no me importa lo que haya hecho con ella. Solo me importa lo que hagamos hoy.
Me detengo y recapacito un momento.
- No lo he pensado- respondo.
- Allí hay un buen restaurante- propone el señor cocinero, pero niego.
- No me gusta nada lujoso, de hecho, lo detesto, y puesto que soy quien te invito a la cita hoy es hacer cosas sencillas.
Y así los dos salieron a hacer cosas sencillas, como comer helado mientras Liara lo lamia de manera sugestiva o se metía alimentos en la boca de igual forma mientras se burlaba de Augusto.
Jugar en los columpios del parque como niños.
Ver algunos espectáculos callejeros.
Tomarse de la mano.
Saltar a sus brazos.
Besos ocasionales entre los dos, ambos eran felices.
Los dos se dirigen a un salón de baile.
Mientras Augusto se levanta a comprar unas bebidas dos sujetos se le acercan a Liara.
- Señorita porque no nos acompaña y deja al cocinero del restaurante.
Los miro con desdén.
- ¿Por qué debería hacerlo?
- Bueno señorita, ¿Por qué elegir un sujeto sin futuro? En lugar de elegir dos tipos acaudalados del reino de Liare.
- Ya me lo imaginaba- respondo- ¿los señores acaudalados de Liare saben hablar 4 idiomas?
Ambos tipos se ponen serios y escuchan.
- ¿Saben hacer platos excepcionales? ¿saben las diferencias de las flores? ¿hacen 2 turnos de trabajo y aun así tienen tiempo para hacer otras cosas? ¿se han esforzado tanto hasta el punto de aprender a coser solo para hacerles regalos a sus hijas?
Silencio, un silencio incomodo.
- Entonces no me interesa ir con ustedes- solo giro para no verlos más.
Me había dado cuenta de algo. Uno no se enamora de la belleza exterior, de lo que uno se enamora es de interior. Eso fue lo que me llevo a querer al señor cocinero.
Los dos tipos se van mientras el señor cocinero llega con dos bebidas, los dos sujetos lo miran con odio y el responde con una sonrisa.
Existían pocas cosas que yo no pudiera hacer y una de esas era bailar ya que jamás me intereso.
He escuchado que el señor cocinero baila muy bien.
Augusto se levanta y le ofrece la mano a Liara.
- Liara. T.t.e.te gustaría bailar.
- No se bailar muy bien- respondo haciéndome la inocente.
- E.e.entoces yo te enseñare mientras b.bailamos.
Coloco una de mis manos en el pecho, acepto su invitación y salimos a la pista.
Él me explica lo que debo hacer, no le prestó atención ya que solo lo quería tener junto a mí. ocasionalmente lo piso sin intensión, pero él no se molesta de hecho dice que eso pasa normalmente, tan serio cuando se trata de explicarme cosas, parece otra persona cuando se pone a explicar. Me pregunto ¿Por qué no es así siempre? Cuando se concentra nada lo detiene, me encantaría que fuera así siempre… aunque… naaa me encanta como es.
Me pego lo más posible a él.
- ¿Quieres intentar un vals? Pregunta animado.
- ¿Aunque te pise?
El señor cocinero sonríe.
- Lo importante es que estamos los dos juntos.
Le doy un suave empujón, para luego agarrarlo de la corbata y besarlo.
- Tonto… eres un tonto…
Ante eso el solo se burla de mí.
Entonces ambos vamos a la pista de baile.
Me gusta manosearlo mientras le guiño el ojo, giramos mientras casi me caigo lo que me hace reír al ver lo mala que soy en eso.
Pasamos un rato bailando lo piso en varias ocasiones sin querer, otras le agarro el trasero 😉
- Gracias por la clase improvisada de baile- le digo sudando.
- Gracias por la cita- exclama el señor cocinero.
Le doy un golpe suave en su pecho mientras le guiño un ojo.
Y así nuestra primera cita termina, el me acompaña hasta mi casa, quería aprovechar un poco más. Pero era mejor no hacerlo, aun no….
Como si un sueño se hubiera cumplido ante mí, de como una persona que ha hecho tantas atrocidades puede disfrutar una noche como una chica normal con el hombre que le gusta.
Liara olvido completamente su cometido de hacer sufrir al humano. Ahora solo quiere ser feliz con ese humano.
- ¿Quieres quedarte? Quizá podamos hacer cositas – pregunto mientras guiño el ojo, luego levanto un pliegue de mi falda dejando ver una parte de mi ropa interior- ¿te gusta?
El señor cocinero se sonroja.
- Augusto pervertido, te espero mañana- digo en burla, le doy un último beso y me despido.
Mientras Augusto se dirige a casa atontado por lo que le acaba de ocurrirle, dos sujetos lo siguen desde los tejados. Esperando la oportunidad para matarlo, de hecho, quería secuestrarlo, para luego torturarlo, pero no esperaban lo que les iba a pasar.
- Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí?
Los tipos dan un salto distanciándose de quien los sorprende por detrás.
Era una jovencita con pequeños cuernos y con dicroma, quien los mira con curiosidad.
Los tipos le lanzan magia concentrada a la desconocida, quien la esquiva con facilidad.
- ¡Hey porque la agresividad! - apunta ella, luego golpea la palma de su mano derecha con su puño izquierdo tal como si fuera un mazo- ¡cierto! Su expresión animada cambia- planean matar a mi amo.
Su rostro se oscurece.
Uno de los sujetos crea un arma mágica, específicamente una daga, la cual lanza e impacta contra su objetivo dándole en la cabeza.
La joven desconocida recibe el impacto de lleno, pero no muere, aunque salga una cantidad exagerada de sangre de la herida allí sigue ella, con una mirada perdida. la joven toma la daga y la arranca con fuerza.
- Magos de mierda, los voy a matar- exclama molesta la joven.
El otro sujeto le lanza un rayo de magia concentrado, el cual la joven esquiva, pero recibe el impacto de 3 dagas en el pecho. Ese descuido es aprovechado por el otro sujeto para lanzarle un haz de magia de fuego el cual atraviesa el corazón de la joven.
Aun así, la joven no cae, de hecho, se molesta más, pero molestarse y ganar son cosas distintas. Prácticamente no se les puede arrimar.
No es lo mismo enfrentar animales que a dos asesinos. Los dos sujetos le están dando una paliza, si no fuera porque se regenera ya estaría muerta hace mucho.
Entre más avanza el combate mejor es el ritmo de los dos asesinos, prácticamente la tienen controlada y ella no ha hecho nada, es tanta la confianza de uno de los asesinos se va a cumplir su misión mientras el otro se entretiene con la joven demonio.
Sin que los sujetos se dieran cuenta 2 espinas golpean sus cuerpos, inmediatamente escupen sangre y caen.
- Mocosa me das lastima- dice Tera mientras aparece al frente de su compañera.
La joven demonio decepcionada de sí misma cae de rodillas.
- No puedo hacer nada, soy una debilucha- Alpha golpea el tejado donde estaban, lagrimas recorren sus mejillas. Ella estaba molesta, molesta consigo misma.
- Si eso lo sé- responde Tera- viendo tus pésimos resultados frente a esos sujetos es necesario que te entrene, ya que "se supone que eres la principal guardiana del maestro"- exclama con molestia Tera, mira con superioridad a la demonio y le dice- Te daría una cachetada por inepta, pero esos sujetos lo hicieron por mí.
Alpha chasquea la lengua.
- ¿Cuándo iniciamos?
Tera empieza a limarse las uñas con tranquilidad.
- Ahora.