Interludio V

En el carruaje.

- ¡OH mami despierta! - me dice la niña.

- ¡EH!

Vuelvo en mí.

Le parto el cuello al sujeto mientras al otro le atravieso el pecho.

Que mierda intentaban hacerme.

Desgraciadamente Liara no recuerda el intento de seducción del señor demonio, ya que este borro dicha parte.

¿Acaso ya sabían sobre esto? Me pregunto.

Escucho risas, las cuales provienen de los dos muertos.

- Te estaré esperando- dice el gordo, para luego hincharse y estallar.

El carruaje explota arrojando metal y madera, la cual mata al conductor y esto hace desaparecer sus invocaciones.

Por fortuna salte antes de que la explosión me tocara.

¡Mierda! He sido muy descuidada…

Digo mientras pienso mis opciones y analizo mi estado.

1. Estoy bien, no tengo heridas.

2. Ese sujeto no tenía veneno adentro.

3. Estamos fuera de la ciudad lo que me da a entender de que ¿Cuánto tiempo ha pasado? Me estoy convirtiendo en una inútil.

Me levanto rápidamente y lo único que perdí fue parte de mi vestido, el cual quería mostrárselo a mi cariño.

Los trozos de carne, órganos y huesos de ambos sujetos se encuentran esparcidos por el camino empedrado.

- Maldita sea- exclamo mientras le doy un golpe al suelo.

Perdí toda pista por un error básico y ahora no recuerdo de que estaban hablando.

Algo mareada debido a quien sabe que…

¿Por qué diablos soñé con la niña en aquel instante? Pero fue eso lo que me saco del transe.

¿Quién es esa niña? ¿Qué es esa niña?

Relámpagos empiezan a formar de la nada, al igual que una tétrica neblina, la cual empieza a devorar los restos de los muertos.

- Carajo- exclamo mientras me levanto.

La explosión no fue "una explosión"

Lo que estaba sucediendo realmente era un ritual de invocación de demonios.

El pequeño sector se ve devorado por la tétrica neblina grisácea, plantas, animales e incluso los seres inertes son devorados. Por su puesto yo también seria su presa pero gracias a que repelo esa cosa con mi magia de fuego no me sucede nada.

Bocas, ojos y patas de seres que no creía que existieran se vislumbran entre la neblina grisácea. Devorando la carne regada, el cuerpo del jinete fue devorado por múltiples bocas, las cuales se peleaban entre ellas con el fin de ser las primeras en comer la carne humana, le arrancan parte por parte, mordiscos asquerosos en el rostro, carne o hueso les daba igual desde que pudieran probarla arrancando órganos salvajemente, extremidades por las cuales se peleaban, lamian la sangre dejada por los restos de los otros dos sujetos tal como una jauría de monstruos hambrientos.

- Maassss- comienzan a ladrar esas cosas.

- Queremos mass….

La neblina se va despejando a medida que va revelando horrorosas formas de su interior, cosas salidas de las peores pesadillas inimaginables.

Rostros amorfos, cabezas con cuernos y múltiples ojos reptilianos, algunas alargadas parecidas a las de los herbívoros, otros caminan en dos patas, patas peludas con pezuñas o con tres dedos, mientras de manera asquerosa algunos se arrastran con sus purulentos vientres y otros se mueven a cuatro patas, sin cabezas, pero con bocas en sus vientres buscan más alimento para saciar su hambre. Expelen un olor a mortecino penetrante el cual casi me hace vomitar.

Con sus mórbidas y retorcidas narices empiezan a olfatear, luego con sus retorcidos ojos buscan lo que ellos creen es comida.

- Bruja….

- Huele a bruja…

Todas esas asquerosas cosas me miran con hambre y deseo, creyendo que se pueden divertir conmigo para luego comerme, lo que me causa una fuerte carcajada.

Las personas no cambian tan rápido como se desea, el placer de matar seguía latente en mi corazón, aunque me dijera a mí misma que no lo haría más. Sabía que era una mentira y ahora que tengo la oportunidad de matar demonios no la puedo dejar pasar tan fácil.

- Comida.

- Placer.

- Queremos a la bruja.

Mi faceta cambia a mi "verdadero yo" mirada sádica acompañada por sonrisa amenazante.

- Inténtenlo pedazos de mierda- respondo.

Me envuelvo en mis propias llamas mágicas las cuales se tragan a los demonios que venían por mí.

El verlos calcinarse me llena de alegría.

Cuando se disipan las llamas porto mi llamativa gabardina azulada con bordes naranjas, el cual oculta mis ropas oscuras, botas altas de cuero negro y guantes de la misma tonalidad siempre cubro mi rostro con la máscara de búho.

Me subo la capucha mientras mi mascara de búho la cual utiliza magia para cambiar la voz de su portador le brillan las aberturas en los ojos.

- Que empiece el espectáculo- digo mientras creo una flama en la punta del dedo índice de mi mano derecha, mientras que con la palma de mi mano izquierda creo una esfera de fuego incandescente.