Entonces sucede lo improbable.
Una ráfaga de rocas puntiagudas atraviesa a los tres demonios estampándolos contra el suelo.
Los tres guardias imperiales desvían la mirada rápidamente para ver a quien lanzo dicho ataque mágico de tal potencia.
- Por las doncellas…- exclama impresionado Z´dass. Ese pequeño instante lo aprovecha para sacar a su compañera del peligro y llevarla al escudo.
- No sé si tenemos buena suerte o mala suerte- comenta Victoria atónita- capitana ¿también lo está viendo?
- Si… ¿Quién no vería eso? Y que bueno que no estas muerta- responde Lilinca entrecortada.
- ¿Capitana está llorando?
- ¡Noo!
Allí saliendo de la tormenta nevada, con su pelaje cubierto de nieve, estaba el señor del bosque. Da una rápida mirada a sus presas con sus ojos inyectados en sangre, la sed de sangre que emana del señor del es espeluznante.
El poderoso ser mágico espera a que sus "rivales" se levanten, luego resopla probando a sus enemigos.
Aunque una gran cantidad de estacas mágicas golpean el cuerpo de los demonios, estas no parecen causarles daño. De hecho, los demonios con sus múltiples ojos reaccionan lo necesario para dispararle al señor del bosque. Lo que no esperaba era que su magia reboto contra un escudo semitransparente que rodea al señor del bosque.
- ¿Está jugando con esos demonios? - pregunta Z´dass.
- ¡Hizo un jodido escudo anti magia sin mayor esfuerzo!… y lo peor es que reboto sus ataques mágicos- exclama Lilinca decepcionada de sí misma. No es muy recomendable compararse con un ser mágico tal como lo son los señores de los bosques.
- ¿Esperaban algo más? ¡es una maldita bestia mágica! ¡la puta bestia mágica que cuida los bosques de esta región! - recalca Victoria.
El señor del bosque sigue disparando las estacas mágicas mientras avanza lentamente hacia sus presas, las cuales siguen lanzando magia desesperadamente.
- Jefa refuerce los escudos- vuelve a decir Z´dass.
- Y no llore por nosotros- se burla Victoria.
- ¡Cállate! ¡no se lo digan a nadie!
Se escuchan burlas de sus compañeros. El morfo debe ayudar a sus dos amos, Victoria con las piernas rotas y Z´dass quien no se puede levantar debido al uso excesivo de su mana.
Los tres demonios envalentonados rodean al señor del bosque, quien no parece preocupado. Ya que simplemente golpea el piso con una de sus patas delanteras creando lanzas de roca solida debajo de sus rivales, las cuales los empalan. Los demonios desesperados disparan su magia oscura contra el señor del bosque, pero ni el ataque combinado de los tres demonios traspasa el escudo del ser mágico.
- ¡Que hijo de perra, solo está jugando con esas cosas! - comenta Lilinca.
- Hizo nuestro trabajo, no me voy a quejar- responde Z´dass.
- Yo apoyo eso, me importan más las vidas de los ciudadanos que el "combate" de esas cosas- añade Victoria- además en nuestro estado no podemos hacer nada.
Con cada intento que hacían los demonios de regenerarse el señor del bosque los volvía a empalar, simplemente los estaba haciendo perder mana, mientras que este no perdía casi nada de su mana. Simplemente lanzaba conjuros sencillos los cuales destrozaban a sus rivales.
Mientras el señor del bosque se divertía con sus presas, los guardias imperiales guiaban a los civiles hacia un refugio seguro. Desgraciadamente apenas un policía abre el refugio un demonio salta para intentar devorarlo.
- Que mierda- comenta Victoria, tomando su arma y disparándole a un demonio.
- Esas cosas se colaron en el refugio. O quizá siempre estuvieron allí esperando- exclama Z´dass.
Los tres guardias imperiales escuchan un comunicado.
- ¿Ya terminaron? - pregunta Enrs desde el otro lado.
- ¡Están vivos! – responde Victoria.
- Que graciosa- responde Dimitri- acabamos con todos los demonios del lugar y con un jefe del culto, ¿y qué tal ustedes?
- Casi nos matan 3 demonios superiores, pero el señor del bosque esta haciéndolos mierda- responde Z´dass.
- Vaya, ¿pero todos están vivos? - pregunta Dimitri.
- Algo así, me partieron las piernas y Z´dass no puede moverse porque uso casi todo su mana, pero. Antes de que se vayan adivinen quien lloro.
Lilinca corta la conexión.
- Eres una desgraciada Victoria.