Capitulo XXIX-6

Esas cosas se lanzan con carne de cañón, solo son movidos por deseo carnal.

Patéticos, simplemente patéticos.

Toma a una de esas mierdas de la cabeza y le estallo el cráneo, sus sesos ensucian mi guante, lo que me produce asco, arrojo el cadáver contra sus amigos para luego lanzarles una marea de fuego calcinándolos.

Me encanta matar, me fascina siento que mi cuerpo….

No….

Sii..

Nooo.

Siiiii.

El dilema moral cala en la mente de Liara.

Asesinar es algo que ha hecho desde hace mucho, es lo único que conocía que la hacia feliz, pero ahora es diferente.

Por un momento pienso que esto no me hace feliz…

Lo que me hace feliz es estar con el…

Pero luego vuelvo a la realidad, doy un salto cubro mis piernas con magia de fuego y me dejo caer como una bomba, el calor producido por mi magia es tan alto que deja carbonizados a los demonios.

Los demonios empiezan a temerme, entonces retroceden.

- ¡Que pasa pedazos de mierda, a donde van! Grito loca de la emoción, creo 5 flamas de diferentes colores en los dedos de mi mano izquierda, mientras disparo ráfagas de fuego con mi mano derecha.

¡MAS!!MASS! ¡MAASSS! ¡QUIERO MAS! Es tan satisfactorio.

Tomarlos con mis propias manos y sacarles los órganos, calcinarlos desde adentro

Mientras masacro a los demonios con mis ráfagas de fuego voy soltado las flamas de una en una, se mueven lento apropósito, pero cuando se pegan a su objetivo crean una mini explosión volando en pedazos a sus víctimas.

Que débiles… esas basuras son extremadamente débiles.

- ¡Vamos eso es todo! Exclamo molesta.

- No… no lo es- responde una voz gutural.

Rápidamente todos los demonios sobrevivientes son atraídos por un vórtice, algunos se resisten, pero hagan lo que hagan igual son tragados por el vórtice los comprime hasta dejar una masa de carne.

Minutos antes.

En una de las zonas cercadas por la policía un solo hombre acaba con todos los miembros del culto, mientras cabalga un unicornio blanco el cual usa su cuerno para atravesar a sus enemigos.

El hombre porta una alabarda y viste un uniforme blanco con bordes dorados en el cuello, algunas medallas en su pecho, dicho hombre es un elfo de ojos color carmesí, cabello amarillo platinado y mirada fría, tan fría como su alabarda imbuida con magia de luz, mueve su poderosa arma la cual crea ondas mágicas que rebanan a sus rivales.

- Por la diosa- dice uno de los policías que observa la masacre que hace el guardia imperial y su "montura" – no sabía que alguien podía luchar así.

- Mi padre me contaba anécdotas del inquisidor imperial durante la guerra contra las tres repúblicas- comenta uno de sus compañeros policías, este prosigue con su historia mientras informa por medio de enlace mágico a su superior sobre la presencia del inquisidor, quien se adentra al edificio enemigo solo- me dijo que el solo eliminaba escuadrones de elite de las tres repúblicas y eso no es tarea sencilla. Hasta el momento solo el emperador, la general Velvet o la almirante Momo podían hacer esa gracia.

- Impresionante, pero ¡hey! Nosotros hacemos nuestra parte- comenta el otro riendo.

- Si tienes razón.

Desde el edificio salen chillidos de terror.

Luego se siente un temblor de pequeña magnitud, alertando a todos los presentes.

En especial al inquisidor quien tenía una misión aparte… y esa era enfrentar a la calamidad.

El inquisidor imperial acaba rápidamente con sus enemigos, salta desde una ventana y cae sobre su fiel montura. Los dos salen disparados hacia su misión y así como vino se fue.

Esquivando obstáculos el inquisidor se dirige a su misión.