- Así que un demonio superior- comento mientras el vórtice termina de tragarse a los últimos demonios.
El vórtice se cierra y empieza a vibrar mientras extremidades se van formando sobre este.
Primero unas piernas con pezuñas al final, brazos alargados con garras y finalmente la.
Una alabarda luminiscente desciende del cielo cae sobre el demonio apenas en formación desintegrándolo sin dificultad.
Yo conocía esa arma…
Sabía quién era su dueño.
Si existía algo o a alguien a quien le tuviera miedo era a ese bastardo.
Recuerdo claramente cuando me humillo, me dejo entre la vida y la muerte.
Pero ahora es distinto.
La alabarda empieza a moverse tal como un ser vivo, el arma vibra para luego levitar y dirigirse a los brazos de su amo.
- Demonios, criaturas asquerosas- comenta el inquisidor mientras hace girar su alabarda- detesto los demonios.
Me pongo a la defensiva.
- Pero lo que más odio son a las brujas- exclama con asco.
Bastardo.
Se dice que el inquisidor es uno de los mejores magos del imperio, antiguo miembro de la iglesia, nadie sabe realmente la razón por la cual cambio de bando. Sirve al imperio desde hace unos 200 años. Su edad es indeterminada ya que es un elfo, por obvias razones las brujas primordiales lo odian, aunque ese odio es mutuo.
El inquisidor es un elfo de cabello largo y rubio ojos rojizos arrogantes, mide 1.80, viste un uniforme blanco de botones dorados, capa roja que ondea con el viento de la noche, botas negras largas, boina militar blanca y pantalón blanco con una correa de cuero negra.
El inquisidor desaparece de mi vista, para luego reaparecer detrás de mí, esquivo por poco su ataque. La alabarda se clava con fuerza, intento calcinarlo con una marea de fuego, pero esta rebota contra un escudo invisible creado por ese bastardo.
- ¿Esperabas algo distinto bruja? -Pregunta en burla el inquisidor mientras saca su arma, abre la palma de su mano y dispara una poderosa onda magia de luz.
Utilizo mi magia para crear una pared de fuego lo sufrientemente fuerte para desviar su magia de luz.
¿Acaso cree soy una?
No puedo terminar mi pensamiento ya que el inquisidor atraviesa mi pared de fuego dispuesto a empalarme con su alabarda, por pocos centímetros alcanzo a esquivar su ataque, pero el sujeto realiza un movimiento rápido y golpea mi costado derecho con su arma rompiéndome una costilla.
Me alejo lo suficiente para no recibir otro impacto.
- Veo que no eres la gran cosa- dice mientras limpia la parte de su arma que me toco- ¿o acaso estas jugando?
¿Jugando? ¿Yo? ¿Quién mierdas cree que es?
Debe ser la impresión de lo que me sucedió la primera vez, pero ahora será distinto.
- No soy la misma de hace años bastardo- respondo.
- ¿De hace años? Dudo que te conozca, ya que yo nunca dejaría una bruja viva- el inquisidor hace girar su alabarda y lanza un haz de luz.
No voy a descansar hasta matar a este hijo de puta.
Lo siento cariño dudo que nos podamos ver este fin de semana.