—No espere que ese portal nos trajera aquí.—Hablé mientras miraba la ciudad en ruinas rodeada de arena en la cual nos encontrábamos.
Al buscar una salida donde encontramos a la mujer que ahora tengo en brazos, vimos un extraño portal. Dicho portal se activó al entrar en el, y nos trajo a este lugar.
Una ciudad que estaba en ruinas, podía decir que era la <
—¿D-Dónde crees que estamos Orión?.—Pregunto Bennia, quien miraba de forma curiosa (al igual que Cleo) dicha cuidad.
—Pues la verdad que no lo sé, pero será mejor buscar un lugar donde descansar. Respondí mientras empezaba a caminar por las calles de la abandonada ciudad.
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POV EQUIDNA:
—Fufu~.....parece que tenemos visitas hermanas mías.—Hablé con interés mientras miraba a un pequeño grupo de personas caminar por las calles de mi ciudad.
—¿Cuáles son sus órdenes mi reina?.—Respondió una de mis leales guardias y a la vez hermana mía.
—Lleva al escuadrón de fórcides contigo Delphyne, tráelos ante mí, en especial al chico, tiene algo que me intriga.
—Como usted ordene mi reina Equidna.
Con eso dicho la capitana de mi guardia personal salió de mi habitación mientras miraba con gran interés a aquel chico de pelo blanco. Ya que es la primera vez que un hombre me hace sentir de esta forma.
—Fufu~me divertiré mucho contigo chico~.
FIN POV EQUIDNA
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Llegamos a lo que parecía ser una plaza, en el centro había una fuente de piedra que estaba destruida y delante de ella había una lápida lisa que tenía escrito lo siguiente:
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La lápida estaba algo fracturada, pero aún se podía ver lo que estaba escrito en ella. Bennia se acercó a mí con la intención de preguntar qué era lo que decía pero en ese momento sentí múltiples presencias acercándose a nuestra posición.
—¿Q-Qué sucede?.—Pregunto Bennia al ver que giraba a ver a nuestro alrededor.
—Se acercan.—Fue lo único que pude decir, ya que a los pocos segundos, múltiples mujeres nos empezaron a rodear.
Dichas mujeres eran muy hermosas y con rasgos muy finos, pero había un pequeño problema. Todas estaban desnudas mostrando sus enormes pechos, algunas con areolas y pezones rosados y otras con areolas y pezones de color marrón.
Pero a la vez todas ellas no tenían piernas, más bien, su parte inferior era igual a la de una de una serpiente. Y todas llevaban algunos adornos de oro lo cual las hacía ver más sexys.
Pero de todas, una se nos acercó a nosotros totalmente armada.—Nuestra reina nos ha ordenado que los llevemos ante ella, sean obedientes y no nos hagan usar la fuerza.—La mujer levanto su arma y nos apuntó mientras nos miraba de forma seria.
Yo giré a ver a Bennia y asentí con la cabeza, dándole a entender que estaba de acuerdo con seguirla.
—Esta bien, las seguiremos, pero cometes un error si piensas que eres más fuerte que nosotros.
—¿Es eso una amenaza chico?.—La cola de la mujer empezó a sisear mientras soltaba algo de su sed de sangre.
—Tómalo como quieras, pero ahora no tengo ganas de pelear.—Respondí mientras me encogía de hombros sin mostrarme perturbado por su sed de sangre. Pero no podía decir lo mismo de Bennia ya que podía ver claramente lo asustaba que ella estaba.
La mujer al ver que no me inmutaba, bajó su espada y chasqueo su lengua con enojo.—!Bien, el trabajo está hecho, vámonos!.
Con la orden dada todas las mujeres que nos rodeaban empezaron a moverse, algunas se pusieron detrás nuestro, mientras otras lideraban el grupo.
Sin otra opción y como tenía a una mujer en brazos y otra acompañándome, empezamos a caminar. La caminata fue algo larga, pero al final llegamos a lo que parecía ser un palacio que, a diferencia de la ciudad, estaba en perfectas condiciones.
—Es un placer conocerlos, mis queridos invitados, déjenme presentarme, Soy Equidna, hija de Gea y reina de las fórcides.—Una hermosa mujer de piel blanca apareció delante de nosotros.
La mujer tenía una impresionante figura pero en lugar de cabello, tenía muchas serpientes saliendo de su cabeza.
—Es un placer conocerla, señorita Equidna, mi nombre es Orión Lucifer, antes de seguir hablando me gustaría si fuera tan amable de brindarme un lugar para que descanse la mujer que tengo en brazos.
Hablé de forma respetuosa priorizando a la inconsciente mujer que tenía en brazos. Pero Equidna no respondió, al contrario, ella empezó a temblar.
—I-Imposible.....¿M-Madre?.—La antes hermosa mujer tenía una expresión incrédula en su rostro. Ella se acercó lentamente frente a mí, mas específicamente frente a la mujer que tenía en brazos.
Allí mismo, frente a todos los presentes en el lugar, Equidna se arrodilló frente a la mujer que reconoció como su madre y empezó a derramar muchas lágrimas.
—M-Madre.....ha pasado tanto tiempo.....al fin puedo volver a ver tu rostro.....!Delphyne, prepara una habitación, ahora!.—Ordenó Equidna.
Entonces la mujer que nos trajo a este lugar asintió y rápidamente entró al palacio.
—¿Dónde la encontraste, como terminó así?.—Me preguntó Equidna mientras sus serpientes cubrían sus ojos.
—La encontramos en lo profundo de una fosa, aquí en el Tártaro, estaba en lo que parecía ser una prisión, ya que el lugar estaba lleno de trampas, barreras mágicas y una criatura muy peligrosa.
Respondí mientras miraba a Cleo, quien dió un tierno ladrido como si corroborara mis palabras.
—Ella estaba dentro del tronco de un árbol, su energía estaba siendo drenada y al sacarla de ese lugar, terminó inconsciente debido a toda la magia que perdió.—Termine de responder su pregunta y fue entonces que Delphyne regreso.
—Mi señora la habitación está preparada.—Equidna se levantó y me quitó a su madre de mis brazos, para luego entrar con ella al palacio.
—Delphyne, prepara también una habitación para cada uno de ellos, asegúrate que no salgan hasta que yo lo diga.
—Sí.—Con eso dicho, Delphyne nos llevó a una habitación por orden de Equidna.—Te quedarás aquí, tu amiga estará en la habitación de al lado, recuerda lo que dijo mi señora, no se te ocurra salir.
Equidna cerró la puerta de mi habitación y yo simplemente me acosté en la cama.—Asi que su hija eh....quién diría que me encontraría con la madre tierra y ex-esposa de Urano. Gea.
Hablé para mí mismo mientras recordaba a la mujer que tenía en brazos hasta hace unos segundos. Decidí no darle más vueltas al asunto y me dispuse a descansar. Cleo estaba con Bennia y yo al fin disfrutaba de la comodidad de una cama.
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POV EQUIDNA:
Estaba en la habitación que preparó Delphyne para mi madre. Si lo que dijo el chico es cierto, entonces el bastardo de Urano encerró allí a mí madre.
Felizmente el bastardo fue asesinado por sus propios hijos. Pero ahora mi preocupación era mi madre, después de todo, ella se hallaba en un estado casi debilitado.
—Mi querida madre.....—Las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos, ya que recordaba la época pasada, cuando era una niña.
Mi madre siempre fue amable, buena y cariñosa con todos sus hijos, siempre cuidaba de nosotros e incluso nos cantaba para dormir.
Pero uno de esos días de tranquilidad, una poderosa criatura apareció en el mundo, mi madre y Urano fueron a derrotarla, pero solo él regreso.
Desde entonces empezó a matar a mis hermanos, uno a uno, lo único que podía hacer era correr deseando que mi querida madre me salvara, pero nunca la encontré.
Luego de eso, mi hermano menor, Chronos, mató a Urano y cuando creía que al fin podría estar en paz, él también enloqueció.
Rea, su esposa y mi hermana quedó embarazada, pero Chronos no dejó que los niños vivieran ya que ni bien nacían se los comía uno a uno.
Mi hermana en su desesperación, oculto a su último hijo y espero a que éste creciera.
Zeus.....otro bastardo igual que su padre y su abuelo. Cuando fue mayor de edad, con nuestra ayuda destronó a su padre, liberó a sus hermanos y se quedó con el control del Olimpo.
Pero, sin motivo alguno, él cogió un enorme odio a todos nosotros y nos desterró, fue entonces que mi hermano, Tiphón, me obligó a iniciar una rebelión.
Él me dijo que lo ayudara en su estúpida cruzada, ya que si lo hacía, él me diría donde se hallaba mi madre. Él me dijo que vió como Urano encerró a mi madre, pero si no lo ayudaba no me diría nada sobre ella.
En el momento no lo pensé y acepté, ya que tenía la esperanza de ver a mi querida madre de nuevo. Cuánto me arrepiento de eso.
Me obligó a acostarme con él, a dar a luz a sus hijos y ver cómo al final era derrotado y castigado por Zeus, y como mis hijos eran asesinados por los bastardos que dejaba tirados Zeus.
Al final mi historia se resume en que me terminaron desterrando aquí, al Tártaro, dónde me convertí en reina de las fórcides que habitaban la ciudad de Áramos.
Ellas se convirtieron en mi nueva familia y yo me dediqué a protegerlas, pero siempre me atormentó el no poder ver a mi querida madre de nuevo.
—Mi querida Equidna.....tan llorona como siempre.—Salí de mis pensamientos cuando escuché una tierna y débil voz.
Al subir la mirada me encontré con el sonriente rostro de mi madre. Ella levanto su brazo y me empezó a secar las lágrimas que caían de mis ojos.
—M-Mamá....—Mi tono se quebró, no podía hablar con normalidad, estaba feliz y contenta de al fin poder escuchar su voz de nuevo.
—Cuanto tiempo ha pasado...mi pequeña.
Sin poder contenerme más, abracé a mi madre y me puse a llorar como si fuera una niña pequeña de nuevo.