Capítulo 39

El descanso no me duró mucho, ya que Delphyne, la fórcide que nos trajo a este lugar me vino a buscar para llevarme frente a Equidna.

—Gracias por traerlo Delphyne.

—No hay problema mi señora.—Delphyne hizo una reverencia y salió de la habitación, dejándonos a Equidna, a Gea y a mí en la habitación.

—Gracias por traer a mi madre de regreso a mi lado.—Habló Equidna.

Yo simplemente negué con la cabeza.—Se puede decir que la encontré por casualidad y al intentar rescatarla también pude haberla matado.—Respondí mientras miraba a Gea.

—Si lo sé, me lo contó mi madre. Pero aún así, gracias por rescatarla.—Equidna giró a verme y pude ver el agradecimiento en sus ojos.

—Yo también.....quiero agradecerte.—Con una voz algo débil Gea fue la que habló.—Gracias por liberarme.....al fin pude salir de ese lugar.

—No me dés las gracias, como dije hace unos instantes, fue casualidad el que yo haya bajado a ese lugar.—Respondí mientras me encogía de hombros. Ya que no sabía que Gea estaba encarcelada allí abajo.

—Estaba buscando algo que llamó mi atención y pensé que dentro de esa fosa podría encontrar alguna pista sobre dicho objeto.—Hablé con total sinceridad ya que el dúo madre-hija no daban la sensación de ser seres malignos.

—¿Puedo saber que es lo que estabas buscando?, quizás te pueda ayudar, siempre y cuando esté dentro de mis capacidades. Es lo mínimo que puedo hacer por traer de regreso a mi madre.—Habló Equidna.

—Bueno, quizás conozcas. Estoy buscando un arma, una espada. Una espada Anti mundial, Tifón.

Equidna se tensó al escuchar el nombre de la espada que buscaba, pude ver cómo su cuerpo empezó a temblar notablemente, preocupando a Gea.

—Veras, en mi estadía en el Olimpo, leí de los documentos de Zeus y sus hermanos información sobre la espada.—Hablé mientras empezaba a caminar por la habitación.

—Según los informes, cuando el último titán, Tiphón, fue derrotado, Zeus convirtió su cuerpo muerto en una espada. Dicha espada contenía un enorme poder, así que la selló aquí, en el Tártaro.

Pude ver que mis palabras sorprendieron a Equidna, supongo que captó mi mensaje.—Espera.....quieres que tú....—Otra vuelta la belleza de piel blanca se quedó muda sin palabras.

—Asi es, yo entré en el Tártaro, por voluntad propia recientemente y así como entre, también puedo salir.—Respondi como si fuera lo más normal del mundo.

—!Eso es imposible! nadie puede abrir las puertas del Tártaro. Ni siquiera Chronos pudo hacerlo.—Equidna respondió mientras me miraba de forma incrédula.

—Pero es cierto, ya que la chica que me acompaña, es una Grim Reaper.—Equidna se acordó de la pequeña chica que me acompañaba y de inmediato mando a llamar a Delphyne para que traiga a Bennia.

—¿Es cierto que él abrió las puertas del Tártaro?.—Preguntó Equidna a la temerosa Bennia que de escondía detrás mío.

—S-Si, el uso fuerza bruta para abrir ambas puertas.—Respondió Bennia mientras abrazaba a Cleo.

Sus palabras sorprendieron a la capitana de las fórcides, Delphyne, quien tuvo la misma reacción que Equidna.

—!Pero eso es imposible, los dioses que gobiernan el Olimpo hubieran impedido eso!.—Gritó Delphyne al salir de su conmoción.

—B-Bueno acerca de eso...ya no estamos bajo el gobierno de Zeus y sus hermanos.—Otra vez las palabras de Bennia dejaron en shock a las dos mujeres. Menos a Gea, ya que no tenía ni idea de lo que estábamos hablando.

—¿Q-Que dijiste?.....C-Creo que no escuché bien.—Equidna parpadeó repetidas veces de forma muy cómica, haciéndose la que no escuchó lo que dijo Bennia.

—D-Dije que ya no estamos bajo el gobierno de Zeus.....Orión se encargó de él y de sus hermanos.

Esta vez, Equidna y Delphyne giraron a verme como si de dos robots se tratasen. Fue divertido ver sus expresiones.

—¿Es...cierto?.—Asentí firmemente a la pregunta de Equidna e hice aparecer una pantalla en la habitación.

Allí se empezó a producir la imagen de Zeus siendo follado a gusto y placer por mis creaciones. Pero, Equidna y Delphyne no pudieron soportar dicha imagen y empezaron a tener arcadas.

Incluso Cleo y Gea se sintieron disgustadas con la escena que se reproducía en la pantalla.

No queriendo que las mujeres tengan pesadillas desagradables, hice desaparecer la pantalla y procedí a mirarlas.

—Ese es el estado actual de Zeus y sus hermanos, así que no tienes que preocuparte, ya no hay más Olímpicos que los odien.

—Ugh, no sé cómo sentirme, creo que siento algo de pena por él.—Habló Equidna mientras se masajeaba la frente al igual que Delphyne.

—Dime una cosa Equidna, ¿Te gustaría a tí y a tu gente salir de este lugar?.—Pregunte de forma tranquila mientras miraba a la hermosa reina.

—¿Qué?.—Equidna respondió de forma incrédula ocasionando que el silencio se instale en la habitación.

—Dije que si tú y tu gente quieren salir de aquí. Digo, debe ser cansado vivir en nada más que arena.—Hable tratando de romper la atmósfera de silencio.

—Salir....de aquí.—Esta vez fue Delphyne, quien habló de forma entrecortada.

—Asi es, no les gustaría ser libres, poder ver lo verde de los campos, o lo brillante de los mares.

Mis palabras resonaron en la mente de Equidna y de Delphyne, pero a la vez pude ver que Gea me miraba con una sonrisa.

—Por eso les pregunto si quieren venir conmigo y salir de aquí.—Terminé de hablar para ver qué Equidna tenía una cara pensativa mientras me miraba.

—Acepta hija mía...puedo ver que no miente.....y tampoco tiene malos deseos hacia tí y tu gente.—Gea habló sorprendiendo a Equidna, pero sus palabras fueron más que suficientes para convencer a Equidna.

—Esta bien, si mi madre confía en tí, supongo que yo también lo haré. De inmediato, Equidna le ordenó a Delphyne que llamara a todas las fórcides a reunirse en el salón del palacio.

Ella obedeció la orden de Equidna y salió rápidamente con una sonrisa en rostro. Supongo que está feliz de al fin salir de aquí.

Después de eso, Equidna nos pidió que saliéramos de la habitación y que la esperemos en la sala, ya que, quería darle ropa que ponerse a su madre.

Cuando dijo eso, Gea recién pareció darse cuenta que estaba desnuda, así que cuando me vió, se sonrojo de una manera muy linda.

Al ver esto Bennia me sacó de la habitación mientras me jalaba del brazo y para ayudar, Cleo empezó a tirar de mi pantalón.

Al salir de allí, hicimos lo que Equidna nos dijo y fuimos a la sala del palacio. Allí poco a poco las fórcides empezaron a llegar.

Hermosas mujeres con grandes pechos y esbelta figura. Al igual que Delphyne, todas tenían la mitad inferior similar a la de una serpiente.

Poco a poco la sala se llenó por completo. Pude contar 150 fórcides en total, todas y cada una de ellas muy hermosa.

Algunas que hicieron contacto conmigo se lamieron los labios de forma seductora, otras enfatizaron su activos tratando de cautivarme y otras actuaban de forma tímida mientras se sonrojaban.

Fue entonces que Equidna entró a la sala con Gea, quien vestía un hermoso vestido de color blanco. Todas las fórcides al ver a Equidna se formaron de forma ordenada y esperaron a que su reina hable.

Equidna me empezó presentando a mí y a Bennia, también presento a su madre y dijo que gracias a mí, estaba reunida con ella de nuevo.

También les dijo sobre lo de al fin salir del Tártaro, Equidna contó que yo era capaz de abrir las Puertas del Tártaro y que al fin podrían salir de aquí.

Todo eso dejo en shock a las hermosas mujeres que tenía frente a mí. Así que aprovechando la ocasión, empezé a marcar a cada una de ellas con mi [Esclavización del Vacío]

Cuando las fórcides se recuperaron de toda la información que recibieron por parte de su reina, preguntaron sobre Zeus y los Olímpicos. Ya que dijeron que ellos no los dejarían salir.

Pero de nuevo, Equidna las sorprendió al decir que yo me había encargado de los tres hermanos, y que ahora el Olimpo ya no era gobernado por ellos.

Esta vez la reacción de las fórcides fue diferente, ante las palabras de su reina, cada una de ellas empezó a mover sus colas de forma frenética generando fuertes siseos.

Pero a diferencia del siseo agresivo que emitió Delphyne cuando nos conocimos, este parecía ser distinto. Bueno de hecho lo era, ya que todas tenían una mirada lujuriosa en sus rostros.

Equidna se dió cuenta de esto y se empezó a asustar un poco, ya que, sus queridas hermanas no habían tenido un hombre fuerte con el cual procrear por mucho, pero mucho tiempo.

—Equidna, sé que esto se saldrá de control si no hago algo, así que te haré la misma pregunta que le hize a tu madre. ¿Estás dispuesta a confiar en mí?.

Hablé de forma seria, lo cual género una sonrisa en el rostro de Gaia, y su expresión era como si ya hubiese confirmado o decidido algo.

—Si madre confío en tí y pudo ser salvada, entonces yo también lo haré.—Al escuchar la respuesta de Equidna, rápidamente guarde a las 150 fórcides en mi inventario, cada vez tenía más mujeres almacenas dentro.