Capítulo 40

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Simplemente ignoré el comentario de System y me centré en Equidna y en Delphyne, quienes tenían una expresión sorprendida al ver que todas las fórcides habían desaparecido sin dejar rastro.

—No se preocupen, ellas están en un lugar seguro, confíen en mí, más adelante las podrán ver sanas y salvas.

Hablé antes de que Equidna y Delphyne tuvieran una idea equivocada sobre la desaparición de sus hermanas/súbditos.

—Esta bien, confío en tí, ¿Entonces, ahora que?.—Pregunto Equidna.

—Bueno, como te dije, vine aquí a buscar la espada Tifón, así que....¿Les parece si me acompañan en mi búsqueda?.—Pregunte mientras miraba a Equidna, Delphyne y Gea.

—Lo haremos.—La primera en responder fue Gea.—!¿Madre?!.—Gritó Equidna al escuchar lo que su madre dijo.

—Esta bien hija.....siento que cosas muy interesantes ocurrirán si estoy con él.—Gea se volvió a sonrojar al decir eso, dejando sin palabras a su hija.

—Ha.....está bien, si mi madre va yo también voy.—Respondio Equidna.

—Ya también voy, es mi deber proteger a mi reina.—Hablo Delphyne en un tono bastante solemne.

Con eso dicho, Equidna y Delphyne alistaron las pertenencias que tenían (claro que al final yo terminé guardando todo en La Puerta de Babilonia) y proseguimos con nuestro viaje a través del Tártaro.

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POV OTRA DIMENSIÓN:

—Fufu~asi que Gaia cayó en la garras de mi cariño~. Bueno era de esperarse después todo ambas....—Habló una exhuberante mujer mientras una de las cinco cartas que tenía en sus manos empezaba a brillar.

—Me pregunto si las otras cuatro caerán al igual que Gea~.—Habló la mujer para hacer desparecer la cartas, ya que estaba en medio del campo de batalla. Y sus enemigos no le dejaban tiempo para descansar.

FIN POV OTRA DIMENSIÓN

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—O-Orión, ¿Sabes hacia dónde vamos?.—Pregunto Bennia, ya que estábamos caminando por el desierto del Tártaro ya por un largo tiempo (largo de verdad).

—Pues no tengo la menor idea.—Respondí de forma cansada, ya que parecía que estábamos caminando en círculos.

—No lo puedo culpar, después de todo, yo tampoco sé dónde Zeus mató y escondió a mi patético hermano.—Respondió Equidna con algo de odio en su voz. Pero al segundo ese odio despareció debido a Gea.

—aaah~....no toques allí....Orión.—Gimió Gea al sentir que mis manos apretaban su redondo trasero.

El motivo. Yo la estaba cargando debido a que en su estado algo debilitado aún no podía caminar del todo bien, así que como buen chico me ofrecí a llevarla.

—Por favor, puedes dejar de apretar el trasero de mi madre. Es raro escucharla gemir.—Las palabras de Equidna hicieron que Gea se sonrojara y evitara hacer contacto visual con todos los que estábamos en el grupo.

—Bueno, no puedo evitarlo, no soy un adulto, así que mis manos se resbalan de vez en cuando.—Me excusé de forma rápida, aunque la verdad era que lo hacía a propósito.

Al parecer Delphyne vió a través de mi excusa y simplemente suspiró mientras negaba con la cabeza.

Así seguimos vagando por el desierto hasta que pudimos divisar a lo lejos, una enorme torre de color amarillo.

Al ver dicha edificación, rápidamente subimos el ritmo de la caminata y tomamos rumbo a su ubicación.

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—¿Que crees que sea?—Le pregunté a Equidna mientras mirábamos la entrada de la enorme torre de color dorado.

—Pues la verdad que no sé, pero, hay una poderosa barrera mágica protegiendo la entrada.—Respondió Equidna mientras inspeccionaba la entrada de la torre.

—Entonces tendremos que entrar, Delphyne, ¿Puedes sostener a Gea?.—Hablé mientras bajaba lentamente a Gea, quien hizo un puchero al entregarla a Delphyne.

Me acerqué a la puerta de la torre y condense mi [Vacío desintegrador] en una esfera. Al tenerla ya formada desintegre con ella la barrera y la puerta misma.

—Bien, es momento de entrar.—Las mujeres que me acompañaban asintieron en respuesta y así entramos a otro lugar extraño.

Bueno, no tan extraño que digamos, ya que solo era una escalera con forma de caracol que llevaba a lo mas alto de la torre.

En lo más alto de esta había una celda. Sí, otra maldita prisión, lo bueno es que no había trampas o una criatura con una fuerza ridícula como guardián.

Pero dentro de esa celda, había una mujer totalmente encadenada. Su estado era deplorable, el olor era mundano, y sobre todo todo su cuerpo estaba cubierto de demasiada suciedad.

La mujer llevaba los ojos cubiertos con una especie de tela, la cual estaba cubierta de sangre, además, había rastros de sangre seca en el suelo. Al parecer la habían torturado de una forma brutal.

—Quien.....viene a mi prisión.—Habló la mujer con una voz demasiado débil, diría que incluso Gea estaba en mejor estado cuando la encontré que ésta mujer.

—No puede ser....—Gea salto del agarre de Delphyne y corrió hacia la mujer mientras las lágrimas salían de sus ojos.

También podía ver qué Equidna estaba sin palabras y lentamente su sed de sangre empezó a filtrarse a un gran nivel asustando a Bennia e incluso a Delphyne.

—!Hija mía!.—Gea llegó dónde estaba encadenada la mujer, pero, al tocar las cadenas estás quemaron su piel causándole algo de dolor.

—Maldito seas Zeus, !¿Cómo osas hacerle esto a mi hermana?!.—Un horrible grito salió de la boca de Equidna. Quien debido a la ira liberó una enorme onda de poder.

—!Orión por favor.....ayuda a mi hija.....por favor!.—Gea me vio con los ojos llorosos mientras me suplicaba ayuda.

No queriendo ver más esta escena, me acerque a la mujer encadenada y revistiendo mis manos con mi energía del vacío rompí las cadenas liberando a la mujer.

Después de eso, saque el Tridente de los mares ante la sorpresa de todas las mujeres en el lugar y use mi habilidad para curar a la mujer que acababa de liberar.

—[Sacred Water].—Al igual que con Anfitrite, las cicatrices de la mujer empezaron a desparecer de su cuerpo y poco a poco su piel empezó a ganar algo más de color.

Al terminar de curarla, use magia de limpieza en ella, dejando a la vista una hermosa mujer de pelo plateado, con grandes pechos.

La mujer en cuestión, giró la cabeza y pese a estar son la tela en los ojos sentí como si me estuviera mirando directamente.—Gracias....—Me dijo ella en con su tono aún débil.

—No te preocupes, no podía dejar a una belleza en ese estado, además no me gusta ver a una mujer llorar.—Dije mientras me acercaba a Gea y le limpiaba las lágrimas con mis manos.

Esta acción género que sus orejas y mejillas se pusieran coloradas. Y mientras hacia esto, Delphyne logro calmar a una muy molesta Equidna.

—Y bien, ¿Me dirás quien es ella Gea?.—Le pregunte a la sonrojada mujer.

—Ella es mi hija Thea.—Respondió mientras acariciaba el cabello de su hija.

—!Hermana!.....¿Que te hizo Zeus?.—Equidna se acercó corriendo hacia nosotros y de inmediato se arrodilló frente a su hermana.

—Zeus.....el fue el culpable de todo, pensó que yo era una espía de Chronos. Así que luego de dar a luz me torturó y me encerró en este lugar.—Dijo Thea.

—Ese bastardo—Gruño con ira Equidna.

—Pero ya viste dónde está Zeus ahora, así que de nada sirve preocuparse por él.—Dije mientras miraba a Equidna.

—Tienes razón. Dime hermana, sabes algo de las demás.

—Sí, ellas están en torres similares a la mía, pero Rhea está encerrada en la cuidad de Argos...necesitas activar las gemas de las cuatro torres para romper la barrera que rodea la cuidad.

Al escuchar lo que dijo Thea, me levanté a mirar la pared donde estaba encadenada y allí, pude ver una gema de color dorada.

Al momento de tomar la gema ésta empezó a brillar y de la cima de la torre un rayo del mismo color que la gema salió disparado.

La dirección del rayo llevo a una zona aún más profunda en el Tártaro.—Veo que activaste la gema.—Dijo Thea.

—Si, sabes a dónde lleva.—Pregunté.

—Creo que a la segunda torre.....allí debe de estar otra de mis hermanas.—Respondió Thea.

—Orión, por favor.....salva a mis hijas.—Gea fue la que habló mientras las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.—Sé que te estoy pidiendo demasiado....y sé que ya hiciste demasiado.....y aunque no tenga nada para darte.....por favor ayúdalas.

Al ver el estado tan indefenso de Gea, sin dudar acepté su pedido, diciéndole que confíe en mí, ya que la reuniría con sus hijas de nuevo.

—Tienes que darte prisa, esas cadenas extraen nuestra energía vital. Mis hermanas deben de estar en igual o peor estado que yo.—Las palabras de Thea alarmaron a Gea y a Equidna.

Felizmente logré convencerlas de que se quedaran con Thea y cuando esta mejore, poder darme alcance en las demás torres.

—Cleo, quédate aqui con ellas y protegerlas. Delphyne, Bennia, nosotros nos adelantaremos a las demás torres.—Dije con voz de mando, generando que Cleo diera un lindo ladrido y que Bennia y Delphyne asintieran sin dudar.