Capítulo 41

Logramos llegar a la segunda torre, la cual tenía un color negro. De nuevo, tuve que romper la puerta y la barrera mágica con mi poder, para subir las escaleras en forma de espiral hacia la cima de la torre.

Allí, estaba encadenada otra mujer de pelo negro, ella estaba prácticamente desnuda y al igual que Thea, su cuerpo estaba lleno de cicatrices.

—Si has venido a burlarte de mí y violarme de nuevo.....déjame decirte que pierdes el tiempo Zeus.....mi justicia no flaqueará y nunca me someteré ante tí.—Dijo la mujer mientras mantenía los ojos cerrados.

—Tranquila, no soy Zeus, él ya está pagando por sus acciones ahora mismo, en un castigo eterno.

—¿Quién eres?.—Al escuchar mis palabras y mi voz, la mujer abrió los ojos haciendo contacto visual conmigo.

—Mi nombre es Orión Lucifer y he venido a liberarte.—Me acerque a las cadenas y al igual que antes, las rompí, dejando libre de sus ataduras a la mujer.

Antes de que cayera al suelo, la sostuve, pasando mis brazos por debajo de sus grandes pechos y con mucho cuidado la entregué a Bennia.

Luego de eso, saque el Tridente de los mares, y cure todas las heridas que ella pudiera tener. También, use magia de limpieza, dejando así como nueva a la titánide.

—¿Cómo me liberarse y....cómo es que tienes el Tridente de los mares?.—Preguntó la mujer.

—Bueno, como te dije, Zeus y sus hermanos están pagando todo lo que hicieron, el Olimpo ya no está bajo su control. Además, te liberé porque esas cadenas no suponen un problema para mí, y porque tú madre me pidió que lo hiciera.

—!Espera....¿Mi madre?.—Preguntó la mujer mientras me miraba de forma sorprendida.

—Así es, Gea está viva y me pidió que las liberase, ¿Puedo saber cuál es tu nombre?.

—Mi nombre.....me llamo Temis, gracias por liberarme. Dijiste ser Orión Lucifer, ¿No es así?.—Pregunto Temis, a lo que yo asentí como respuesta.—Tienes mi total agradecimiento Orión.

—No tienes que darme las gracias, me basta con que estés bien y que te puedas reencontrar con tu madre.—Dije mientras sonreía.—Bennia, quédate con ella y espera a que lleguen las demás. Delphyne tú y yo iremos a la siguiente torre.

Terminé de hablar y me dirigí a dónde estaba encadenada Temis, cogí la gema de color negro y al igual que en la torre anterior, un rayo de color negro salió de esta.

—Tu madre y tus hermanas estarán aquí pronto, así que descansa, nosotros nos iremos adelantando.—Dije mientras le sonreí a Temis, quien por alguna razón, no despegó los ojos de mí, desde que hicimos contacto visual.

Así Delphyne y yo salimos de camino a la tercera torre la cual se hallaba un poco más lejos que la segunda.

—Es necesario que me tengas que cargar de esta manera.—Comentó Delphyne, ya que la estaba llevando en un bolso de princesa debido a lo accidentado del terreno.

—El terreno es muy accidentado, lo viste cuando tu cola se quedó atascada en las rocas al intentar pasar por ese estrecho lugar.

—Eso lo sé pero dime, ¿E-Es necesario que tus manos toquen mi p-pecho y mi t-trasero?.—Dijo Delphyne mientras apartaba la miraba.

—Sabes que no se puede evitar.—Respondí de forma tranquila.—Lo sé pero....¿No te molesta?....quiero decir, no soy totalmente humana que digamos.—Respondió Delphyne.

—Pues la verdad que no, al contrario, tienes unos bonitos pechos y tú trasero semi escamoso es muy suave.—Puse una sonrisa burlona mientras hablaba, ocasionando que ella me pellizcara la cintura.

—!No tienes que decirlo!....E-Es vergonzoso.—Respondió ella.—Sabes, es la primera vez que dejó ir un chico me toque.—Lo que dijo ella no me sorprendió ya que cuando nos conocimos parecía la típica mujer segura de si misma en combate, pero que no tenía idea del romance.

—¿Eso es así?.—Pregunté, recibiendo un asentimiento de su parte.—Verás, cuando conocí a mi reina y escuché su historia, llegué a odiar a los hombres. Por eso te trate con algo de rudeza cuando nos conocimos pero...

—¿Pero?.

—Cuando escuché que salvaste a la madre de mi reina, que derrotaste a Zeus y a sus hermanos.Y sobre todo, cuando nos ofreciste libertad, te ví de forma algo diferente. Y todo cambió cuando ví como ayudaste a Gea y a mi señora, sin esperar recibir nada a cambio.

Eso es en parte verdad pero también parte mentira, ya que obviamente salgo ganando al ayudarlas. Quiero decir conociendo la lógica anime y sumado a mi rasgo de [Atracción inevitable] se que se enamorarán de mí.

—Fue entonces cuando pensé que quizás.....tú podrías ser diferente a la mayoría de los hombres.—Terminó de hablar Delphyne, sacándome de mis pensamientos.

—Quizas, pero te equivocas si soy diferente. Soy alguien que no dejará ir a una mujer una vez que se entregue a mí, ya que la mantendré conmigo por el resto de la eternidad.—Dije de forma seria mientras miraba al horizonte ya que podía ver la tercera torre.

Sin saberlo, Delphyne vió mi rostro y se sonrojó mientras mis palabras daban vueltas en su cabeza durante el resto del viaje.

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Llegamos a la tercera torre, está era de color blanco. Al igual que las otras dos, no fue problema alguno destruir la puerta y la débil barrera que la resguardaba.

—Vamos.—Le dije a Delphyne. Ambos entramos en la torre y en la parte superior encontramos a otra mujer. Ella estaba en el mismo estado que Temis y Thea.

—Vaya~.....hacía tiempo que no tenía visitas en mi prisión.—Habló la mujer de pelo blanco y ojos azules de forma muy sensual.

—¿Puedo saber el nombre de mis visistantes~?.—Preguntó la mujer.

—Soy Orión Lucifer y ella es Delphyne.—Presente a ambos respondiendo la duda de la mujer.—Estamos aquí para liberarte.

—Fufu~me gusta tu sentido del humor muchacho.

—¿Por qué dices eso?.—Preguntó Delphyne.—Bueno, estás cadenas están malditas, no hay manera de romperlas, lo he intentado durante cientos de años, pero lo único que conseguí fue hacer que las cadenas quemarán mi piel y llegarán a mis huesos.

Al escuchar lo que dijo la mujer, centré mi vista en sus manos. En especial sus muñecas, las cuales tenían las cadenas incrustadas dentro de ellas.

Podía ver el hueso en esa zona y también podía ver que poco a poco su carne se empezó a pudrir. Como si de una infección se tratase.

—Lo ves fufu~, si vuelvo a intentar salir del agarre de las cadenas, estas me cortaran las dos manos.—La mujer en cuestión sonrió de forma seductora y con una sonrisa, pero en su mirada podía ver qué estaba sufriendo a más no poder.

Sin decir nada, me acerqué a su posición y de un solo tirón, rompí las cadenas que la ataban, sorprendiendo a la mujer.

—Tu nombre.—Hablé de forma seria mientras miraba a la mujer.—P-Phoebe...—Respondió ella mientras aún se recuperaba de la conmoción.

—Deja de poner esa sonrisa falsa, eres libre ahora y pronto podrás ver a tu madre y a tus hermanas de nuevo.—Al terminar de decir eso, saque el Tridente de los mares para curarla y luego de eso, apliqué magia de limpieza en ella.

Al ver que su cuerpo se había recuperado por completo, que sus muñecas ha no estaban en tan mal estado y sobre todo, que ya no estaba atada a esas cadenas Phoebe se echó a llorar.

Como buen chico, me acerque a ella y la abrazé, usando mi aura para calmarla.—Parece que no me equivoqué...—Escuche susurrar a Delphyne mientras miraba esta escena un poco alejada.

Al poco rato, Phoebe se calmó y la dejé al cuidado de Delphyne. La titánide no quería separarse de mí, así que use mi [Demon Song] para hacerla dormir.

—Delphyne, quédate con ella, estoy seguro que las demás ya deben de estar con Bennia y Temis, así que estarán aquí pronto.

—Esta bien, ¿Irás a la última torre?.—Pregunto ella mientras sujetaba a Phoebe.

—Sí, solo falta una torre más, y luego de eso tengo que salvar a Rhea.—Respondí mientras me alejaba de ella.

—Entonces corre, ve y salva a las demás.

—Tenlo por hecho.—Dije mientras cogía la gema de color blanco que estaba en la pared, causando que saliera un rayo de color blanco de la cima de la torre.

—Bien, entonces me voy.—Con eso dicho, estiré mis alas y volé en dirección a la última torre de las cuatro que se necesitaban para encontrar la cuidad de Argos.