Caminando por la calles de Orario en dirección al gremio.
Jejeje mi tiempo en el calabozo fue bien usado.
Aunque al final tarde un poco más de lo que pensé, logré acostumbrarme perfectamente bien a mis nuevas estadísticas.
Me pregunto cuánto me darán hoy por las piedras mágicas.
La mayoría de mis piedras mágicas son del Piso 12, Orcos, Silverbacks, Imps, etc .
La única excepción es la piedra mágica del minotauro que maté en el Piso 10, esa debería valer mucho más, después de todo pertenece a un monstruo categorizado como nivel 2.
De repente siento la mirada de alguien y giro bruscamente mi cabeza en una dirección.
¿Otra vez?.
Miro alrededor, pero no veo nada, ni puedo captar movimientos sospechosos.
Está mirada se siente exactamente como la de esa chica.
Aiz Wallenstein.
¿Acaso ella me está siguiendo?.
¿Por qué?.
¿Me esta espiando?.
No, espera.
¿Podría ser que cayó perdidamente enamorada de mi y se convirtió en mi acosadora?.
Jajaja, si. Como si esas cosas pasaran, eso es pura...
En ese momento una sensación de escalofríos recorrió mi espalda y mi cuerpo sacude.
¡Alguien esta justo detrás de mi!.
Al voltear hacia atrás veo a la misma chica de cabello dorado y ojos dorados, a tan solo 2 metros de distancia, mirándome con una mirada indescifrable.
Mierda, eso me asusto otra vez.
¿Por qué hace esto?.
¿Acaso le gusta asustarme?.
Mis ojos se encuentran con sus ojos, y ambos hacemos contacto visual.
Pasan 5 segundos.
¿Por qué me está mirando a los ojos?.
¿No va a decir nada?.
Pasan 10 segundos.
¿Esto se está poniendo muy incómodo?.
Pasan 15 segundos.
¿Me estás retando?.
¡Bien, que así sea!.
Pasan 30 segundos.
Un minuto.
Un minuto y medio.
Dos minutos.
Una sonrisa se forma en mi cara.
Vamos Aiz Wallenstein, veamos cuánto puedes resistir, lo creas o no puedo hacer esto todo el día.
Finalmente Aiz Wallenstein desvía la mirada.
Hmph, gané.
Ya que el juego terminó, parpadeó un par de veces y vuelvo a mi mirada habitual.
-Aiz Wallenstein. ¿necesitas algo?.
Aiz Wallenstein voltea y se acomoda el cabello detrás la oreja.
Solo que está vez trató de evitar mi mirada por un segundo antes de mirarme normalmente.
—Tú... ¿Quién eres?.
Otra vez con la misma pregunta.
Como sea, está vez responderé de forma simple para terminar esto rápido.
—Mi nombre es Alejandro Garfos.
Aiz Wallenstein se me queda viendo y ladea la cabeza.
—... Alejandro ... mn... entiendo... .
Ella se lleva un dedo al mentón de forma pensativa.
Parece que aún tiene más preguntas, pero no sabe como expresarlas.
Lo mejor sería responder a todas sus preguntas de una vez por todas, no quiero que siga apareciendo sigilosamente detrás de mí.
—¿Hay otra cosa que quieras saber?.
—... No.
Aiz Wallenstein sacude ligeramente su cabeza negando, da media vuelta y se va caminando tranquilamente en dirección al norte.
Me quedo en el lugar mirando la espalda de esa chica, mientras se va.
¿Qué fue eso?.
¿Solo me detuvo para preguntar mi nombre?.
Estaba seguro de que quería hacerme más preguntas.
¿Por qué se fue?.
¿Cambió de opinión?.
Bueno, ella no cambia mucho sus expresiones, por lo que difícilmente puedo siquiera imaginar lo que piensa.
Pero al menos no creo que tenga malas intenciones conmigo.
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Al llegar al gremio me dirigí directamente a la caja de cambio.
Pero a medio camino me detuve por una cosa rojo intenso que entro en mi campo de visión.
Cuando gire mi cabeza en esa dirección, lo que ví fue impresionante.
Se trataba una empleada del gremio en la recepción.
Una hermosa mujer lobo de largo cabello rojo ondulado, unas tetas enormes y un cuerpo curvilíneo. Exactamente mi tipo.
Mi primer pensamiento fue:
Quiero aparearme con ella.
Sin embargo, mi mente racional me detuvo esta vez.
No puedo ir por ahí diciéndole a todas las mujeres que me gustan, que quiero aparearme con ellas tan pronto como las conozco, ¿Verdad?.
Eso no está bien.
No quiero dejar la imagen de un pervertido como primera impresión.
Y ya que no quiero parecer un pervertido, lo ideal sería iniciar una conversación casual con ella.
Reviso mi ropa, para comprobar si estoy bien vestido.
Pero al bajar la mirada, inmediatamente recuerdo que vengo directo del calabozo.
Bueno, la ropa de aventurero no es tan mala, ¿O si?.
Cambio mi rumbo y me dirijo directamente hacia la mujer lobo pelirroja en la recepción.
Cuando hacemos contacto visual, una sonrisa florece en mi cara, pero al ver mi sonrisa ella frunce ligeramente el ceño claramente disgustada.
¿Eh?, ¿Hice algo mal?.
¿Mi apariencia la incómodo?.
No puede ser eso, ¿Verdad?.
Estoy bastante seguro de que ahora soy un tipo guapo.
—Alejandro.
La voz de Eina me llama.
Por un segundo me distraigo de mi objetivo, volteando a ver a Eina.
¿Qué quiere?.
¿Por qué me está llamando justo a ahora?.
Eina comienza a hacerme señas con su mano para que me acerque a ella.
¿Que?, ¿Quiere que vaya con ella?.
¿Acaso hay algo importante de lo que quiera hablarme?.
Dudo por un momento.
¿Debería con Eina y dejar pasar está oportunidad de acercarme a esa chica?
Volteo a ver a la mujer lobo pelirroja.
En su rostro, el ceño fruncido que tenia cuando me vio hace un momentos fue reemplazado por una mirada fría e indiferente.
Una mirada así, haría sentir mal a cualquiera. ¡Pero no a mí!.
Desde que me está mirando significa que toma en cuenta mi existencia, es decir, me ve como un hombre. Como un hombre al que quiere rechazar, pero a fin de cuentas, como un hombre.
Eso ya es mejor que ser ignorado o ser enviado a friendzone.
Sonrío y agito mi mano en su dirección antes de caminar hacia Eina.
La mujer lobo pelirroja hace un bufido y gira su cabeza en otra dirección aparentemente molesta por mi saludo.
Ese es un gesto bastante lindo.
Seguí mirándola hasta que llegue frente Eina.
—¿Qué pasó Eina?.
Eina no me responde con palabras, en su lugar señala con la mirada en cierta dirección.
¿La sala privada?.
Ya veo.
Quiere hablar en privado.
Entonces debe ser algo realmente importante.
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En la sala privada.
Sentados el uno frente al otro Eina sonríe con picardía.
—Heh, te has vuelto bastante atrevido Alejandro.
—¿Atrevido?.
—Todavía recuerdo como te veías tan nervioso e incómodo la primera vez que llegaste al gremio, y ahora te lanzas directo a coquetear con las mujeres. *Suspiro*. Has cambiado tanto... y no me refiero a tu apariencia.
¿Cambie?...
Supongo que tiene razón. Aunque no creo sea cierto del todo.
Yo siempre he sido así, pero antes me forzaba a retenerme a mi mismo.
Al final lo que en verdad cambio, es que ahora me perciben como soy en realidad.
—Sabes Eina... Todos los días me arrojó luchar en un agujero en el suelo que está lleno de monstruos que quieren matarme, comparado con eso tratar de conquistar mujeres no es nada. Simplemente estoy siendo fiel a mi corazón.
Eina refunfuña y voltea la cara con falso disgusto.
—¡Hmph!. Lo haces sonar genial, pero al final te has convertido en un playboy.
Una sonrisa se forma en mi cara.
—¿Estás celosa?
—Para nada. Solo tengo curiosidad. Esta debería ser la primera vez que la ves, ¿Verdad?. ¿Entonces por qué ella?.
¿Por qué ella?.
Es cierto que si hablamos de recepcionistas hermosas Eina y Misha no sé quedan tan atrás.
Pero después de todo, yo tengo mis propios gustos.
—¿Me creerías si te dijeran que fue amor a primera vista?.
—...
Eina solo me mira inquisitivamente.
—Además, también prefiero a las mujeres de cabello largo.
—Heeeh, ¿Es eso?.
Eina me muestra expresión inusual con una falsa sonrisa sarcástica.
Después de todo, si está celosa.
—¿Entonces que puedes decirme de ella?.
Eina no necesita pensar mucho antes de comenzar a hablar.
—Tanto interés. Bien. Su nombre es Rose Fannett, tiene 28 años y ha trabajado en el gremio desde que tenía 14, además nunca he escuchado tenga algún novio o algo así.
Así que hasta ahora Rose ha sido una mujer soltera y sin experiencia en el amor.
—Ya veo, eso es genial.
Eso me alegra, pero Eina corta mi emoción con una expresión seria.
—Pero deberías rendirte, Rose nunca ha mostrado interés en iniciar una relación, mucho menos con un aventurero.
—¿Por qué?.
Al escuchar mi cuestionamiento, Eina parece dudar un poco sobre como responder, pero finalmente lo hace.
—Bueno, no es como que sea un secreto, de todos modos. Todo empezó... .
En resumen, según lo que dijo Eina.
Hace años, después de que Rose se uniera al gremio en Orario, su hermano y amigo de la infancia también llegaron y se convirtieron en aventureros de una
—Rose siempre nos dice que no nos apeguemos emocionalmente a ningún aventurero, y en cierto modo creo que tiene razón, los aventureros pueden morir en cualquier momento sobretodo los novatos.
—¿Al igual que Bell Cranel?.
Eina se vuelve decaída en el momento que traigo el nombre de Bell Cranel a la conversación.
Aún así se recompone muy rápido y su voz se vuelve seria.
—Si, al igual que Bell-kun. En el calabozo los que tienen la mayor tasa de mortalidad son precisamente los aventureros de
—Si.
—Pero también sabías que la mayoría de los aventureros, sin importar el nivel, no mueren a causa de un monstruo más fuerte que ellos. Porque cuando ven un monstruo fuerte, huyen. En cambio los aventureros mueren a manos de monstruos más débiles, porque se vuelven descuidados y se confían. ¿Lo entiendes Alejandro?.
—Lo sé... mantenerme alerta y jamás bajar la guardia fue una de las primeras cosas que aprendí en el calabozo.
El lugar se llena de un silencio incómodo y depresivo.
Cambio mi expresión para romper este ambiente.
—Cierto, ¿Cuál era la verdadera razón por la que me llamaste?.
—¿Verdadera razón?.
—Si, ¿No me trajiste aquí porque querías preguntarme algo?.
—No realmente, solo te estaba salvando del fulminante rechazo que te iba a dar Rose.
—¿Solo eso?... Esta bien, no necesitas preocuparte por eso. Incluso si me rechaza no daré por vencido tan fácilmente.
Rechazo o no, algún día la conquistare y haré de a luz a mis bebés.
Como dicen por ahí, "El que persevera alcanza".
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Caminando de regreso a la iglesia abandonada.
Al vender las piedras mágicas de hoy, mis ganancias superaron los 300,000 Valis.
¡300,000 Valis!.
¡Eso es lo que ganaría en 5 días en Piso 8!.
La diferencia de ganancias entre el Piso 8 y 12, es enorme.
Aunque esa cantidad también se debe que pase un par de horas más de lo que Hestia me permite.
Por otro lado, mañana tendré mi cita con Hestia...
¡¿Pero a donde se supone que la lleve?!.
Ahora que lo pienso no conozco ningún lugar para pasear.
Todo el tiempo me la pasó yendo al gremio y al calabozo, no conozco para nada Orario.
Debería haberle preguntado sobre eso a Eina, seguro que ella conoce buenos lugares para tener una cita.
En la entrada de la iglesia me topo con Hestia que va de salida.
Veo que ya está usando los listones que le regale.
Sin embargo, hay algo más que noto.
Ella está usando los listones con su mismo peinado de doble coletas traseras a la altura del cuello.
Pensé que se cambiaría el peinado al que vi en el anime, pero no fue así.
Aunque sinceramente la prefiero así, si se cambiará el peinado como el que vi en el anime sería un poco decepcionante.
—Te quedaron bien, te ves preciosa.
—Por supuesto, es tu regalo.
Hestia hace sonrisa tan hermosa que me deja en blanco, como si el mundo a mi alrededor desapareciera y solo quedará ella.
Hestia nota la anormalidad en mi y ladea la cabeza con curiosidad.
—¿Mn?, ¿Qué te pasa?.
—...Nada. Es solo que eres tan hermosa que el mundo a mi alrededor desapareció por un segundo.
—¡Fuwah!.
Hestia se sonroja sostenido sus mejillas, mientras una sonrisa se forma en sus labios.
Al verla así no puedo evitarlo.
Acaricio su mejilla y me agachó ligeramente para besarla, ella entiende mis intenciones de inmediato y se para de puntillas.
Por breve momento intercambiamos un beso amoroso.
Cuando termino el beso Hestia se estira con los ojos cerrados tratando de alcanzar mi boca y continuar con el beso.
Que linda.
—Cierto Hestia, ¿A dónde ibas?.
Al escuchar mi voz Hestia abre los ojos y deja de tratar de besarme.
—¿Eh?... Ah, voy a la zona comercial.
La zona comercial.
Pensando en ello no tengo mucha ropa, debería ir a comparar algo para nuestra cita de mañana.
—Entonces te acompaño, me gust...
El sonrojo se desvanece de la cara de Hestia y casi me grita con expresión grave.
—¡No!. ¡No puedes venir!, ¡Absolutamente no puedes venir!.
—¿Eh?, ¿Por qué?.
—¡Porque no!. Escucha Alejandro-kun, ¡tienes prohibido ir a la zona comercial hasta que yo regrese!. ¡¿Entendido?!.
A pesar de que está tratando de actuar mandona, solo puedo ver lo linda que es.
Ya veo, seguramente ella tiene la misma idea que yo, y quiere ir a comparar ropa nueva.
—Ok, entiendo.
Me quedo parado en el mismo lugar viendo la pequeña figura de Hestia alejarse.
Esperar hasta que ella regrese para ir a comprar mi ropa, no es mucho.
¿Qué tanto podría tardar una mujer comprando ropa?...
¡Oh, por dios!.
¡Eso es mucho tiempo!.
¡Demasiado tiempo!.
¿Tal vez deba buscar otra tienda de ropa fuera de zona comercial?.
Estoy seguro de que Hestia no regresará hasta casi el anochecer cuando las tiendas cierren.
Si, lo mejor sería que vaya ahora mismo a otro lugar a comprar mi ropa.