Justo como estaba previsto, Ronan entró a la habitación de ella, desenvainó su espada y la levantó.
En cuanto la enterró en su pecho, ella abrió sus ojos y estos se conectaron con los de Ronan.
Los ojos azules de ella temblaron vacilantes minutos antes de fallecer.
Luego hubo una luz que traspasó la ropa que ella llevaba. Específicamente en la zona del pecho.
'¿Qué está pasando?'
Ronan se alejó de ella estando estupefacto. La luz brillaba cada vez con mayor intensidad.
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Ella se levantó aterrada cruzando los brazos sobre su pecho. No había nadie en la habitación, pero definitivamente recordó a un hombre alto y fornido con una larga cicatriz que iba de la ceja al ojo.
Y este mismo le clavaba una espada en el corazón.
'¿Realmente morí y he regresado?'
No sería la primera vez que moría y mucho menos la primera que regresaba en el tiempo por eso.
Su vista recorrió la habitación donde estaba.
No era la misma en donde se había desmayado. La anterior era un despacho y esta… parecía una habitación para doncellas.
Alguien la había encontrado desmayada y se había tomado la molestia de llevarla ahí.
Entonces recordó el grito agonizante que había escuchado en el anterior lugar y las pisadas que se dirigían hacia la habitación donde ella se encontraba.
Su cuerpo se estremeció y con sumo cuidado dejó la cama.
La madera crujió bajo su pie descalzo por lo que se apresuró a tomar la lámpara que se encontraba en una mesita y caminó sigilosamente hacia la puerta.
Se colocó a un costado y esperó. Un par de voces se escucharon del otro lado.
"Señor."
"Pueden retirarse. De ahora en adelante yo me encargaré."
"¿Son órdenes del marqués…?"
"¿De quién más sino?"
"Eh…" El chico pareció pensarlo por un largo tiempo. "¡Muy bien! Entonces lo dejamos a su cuidado jaja."
"Oh sí, ya necesitábamos un pequeño descanso."
Lo apoyó otra voz joven. Luego pudo escuchar varías pisadas alejarse.
Clac.
El pestillo de la puerta sonó.
En cuanto se abrió y entró aquel hombre de sus recuerdos, llevó la lámpara hacia él sin piedad.
Swoosh.
A pesar de estar de espaldas, sin un gran esfuerzo, el hombre esquivó el golpe y la lámpara únicamente golpeó el aire.
"¿Es una broma…?"
Se encontraba azorada porque, para empezar, ¿Cómo carajos alguien podía esquivar eso estando en su posición?
No tuvo mucho tiempo para sorprenderse, la espada de él, por impulso, fue hacia ella y antes de que pudiera hacer algo le hizo un corte limpio en la garganta.
¡Foom!
El cuerpo de ella cayó al suelo. Manchando de esta manera con su propia sangre el camisón blanco que portaba.
"¡Mierda!" Exclamó Ronan al darse cuenta de a quién había matado.
"Si ella llegara a despertar espera a que regrese". Recordó las palabras de Azriel demasiado tarde.
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"¡Urgh!"
Esta vez, ella despertó tocando su cuello con la respiración agitada, aún podía sentir la espada cortando su piel.
'No tengo oportunidad alguna de luchar'
Lo más probable es que si lo intentara moriría otra vez.
Entonces tuvo una idea.
Se paró nuevamente detrás de la puerta con la linterna y respiró profundo para calmar sus nervios mientras esperaba.
La puerta se abrió y… swoosh
Una vez más él esquivó el golpe, solo que antes de que la espada pudiera tocarla, ella se agachó rápidamente, y con el corazón golpeándole contra el pecho, se escabulló por la parte baja, corriendo fuera de la habitación.
Ronan la miró con sorpresa.
'¿Lo esquivó?'
Su espada se quedó clavada en la puerta debido a la fuerza.
No tuvo tiempo de sacarla, el cuerpo de ella se alejaba tan rápido que decidió abandonar su espada y correr tras ella.
"Danna me rechazó porque dijo que… espera… ese que pasó ¿No era el comandante?"
"¡Carajo! Creo que sí… ¿Crees que necesite nuestra ayuda?"
Le habría gustado decir que no, pero ¿No serían castigados más tarde si ese no fuera el caso?
"Haah, supongo que no habrá descanso…"
Entonces dos personas más se unieron al maratón.
En todo el pasillo, podía escucharse su pie descalzo adherirse al suelo mientras corría. Seguido de varias pisadas por detrás.
Luego de un tiempo de correr la distancia entre Ronan y ella se había reducido un poco, pero no sucedió más.
Ni siquiera cuando ella encontró las escaleras y se detuvo algunos segundos pudo alcanzarla.
Ronan era el comandante de los caballeros y por ende su entrenamiento era bastante estricto y riguroso.
Alcanzarla no debería ser una tarea particularmente difícil, pero entonces ¿Por qué no podía hacerlo? Fue algo frustrante.
El cuerpo de ella iba con tanta ligereza que Ronan apenas podía distinguir sus pies moverse por debajo del camisón.
'¡Ahí está!'
Una sonrisa se formó en el rostro de ella cuando por fin pudo ver la puerta que la llevaría fuera. Saltó los últimos cuatro escalones y dio todo de sí para llegar.
Al estar tan cerca de la libertad, finalmente se permitió echar un vistazo hacia atrás.
Había tres personas persiguiéndola, pero nadie lo suficientemente cerca para pillarla.
"¡Ja!"
¡Pam!
Fue entonces que Ronan disminuyó su velocidad hasta dejar de correr y se pasó la mano sobre el rostro al presenciar aquella escena.
Justo cuando ella pensó que era un alivio, la puerta de la entrada había sido abierta.
Entonces terminó chocando con la persona responsable de ello, causando que ambos cayeran fuera de la mansión, a escasos centímetros de la puerta.
"Urgh"
Azriel tocó su cabeza. Había sido golpeada contra el pavimento de la entrada al caer al suelo.
"¿Qué …?"
En el momento en el que él levantó la vista, sus palabras quedaron flotando en el aire.
Se trataba de la bruja.
Los ojos de ella temblaron al conectar con los de él. Parecía un animal asustado.
Ella al darse cuenta del fastidio en su mirada, rápidamente intentó apartarse de encima de él, pero hubo un intenso dolor proveniente de su pie.
Así que lo único que logró fue moverse a un lado.
Azriel que se había enojado de primera al ser golpeado, trató de mantener la calma, su vista había ido al anexo por unos momentos, lo cual le recordó que estaban en un lugar donde muchos ojos podrían ser puestos fácilmente sobre ellos.
'Lo mejor será entrar'
"¿Puede levantarse?"
" … "
Los labios de ella se convirtieron en una fina línea mientras desviaba la mirada.
Azriel siguió el rumbo de su mirada hasta llegar a Ronan.
Mirándolo desde abajo, un metro con 90 era demasiado amedrentador. No, incluso verlo de frente debía ser intimidante para cualquiera, sobre todo con ese aspecto duro que tenía. Sin mencionar que él había tratado de matarla…
'Vete'.
Cuando Ronan descifró lo que quería decir con aquel gesto, su boca se abrió en una 'O' mientras sus cejas se elevaron ligeramente.
"¿Por qué siguen aquí? ¡Regresen a su descanso!" Les gritó Ronan a los dos caballeros detrás de él.
Los caballeros que nunca imaginaron que serían reprendidos por no descansar, intercambiaron miradas entre ellos como si lo lamentaran.
Sus piernas se movían a la salida, pero su vista se mantenía fija en el marqués y aquella chica.
Como si no quisieran abandonar el lugar del crimen.
En realidad, tenían curiosidad sobre si ella recibiría un castigo por agredir a un noble o no, y si fuera el caso, ¿Qué tan severo sería el castigo que su maestro le impondría?
"Si no se van a la de tres, su descanso se suspende y darán 50 vueltas al campo. UNO…"
Tsk
De esta forma la curiosidad se esfumó, al igual que lo hicieron los caballeros por un pasillo…
Al quedarse los tres solos Ronan se rascó la nuca. Sentía la constante presión de la mirada de Azriel en él.
"Ahora yo…eh… iré a la cocina por si alguien me necesita."
Señalando un camino contrario al de los caballeros, la figura de Ronan se hizo más pequeña conforme se alejaba.
'Es como un circo'
Pensó Azriel que se encontraba irritado, creía que su mansión de alguna manera se había convertido en un circo por el espectáculo que estaban dando.
"¿Puede levantarse?"
" … "
"Le hice una pregunta."
El ceño de Azriel estaba fruncido con molestia.
"Entonces he de asumir que todo está bien y puede volver por su propia cuenta a dentro."
Fueron esas palabras las que finalmente la obligaron a hablar.
"Mi pie… me duele al moverlo."
Azriel que ya se había dado la vuelta mientras se ponía de pie, fue detenido por una débil y ronca voz. Entonces respiró hondo antes de girarse nuevamente.
Cuando se acercó a ella. Casi de inmediato y de manera instintiva, el cuerpo de ella retrocedió.
Tal vez fue la mirada fastidiada que Azriel le dirigió lo que hizo que ella estremeciera.
Así que esta vez, tratándola como un animal asustado, se acercó nuevamente pero ahora de manera lenta y con cuidado para evitar alterarla.
Entonces tomó su pie, apenas lo movió un poco cuando ella gimió de dolor.
Azriel cerró los ojos expresando su molestia.
"No hay manera de que pueda caminar así."
No había nada qué hacer.
Azriel pasó su mano izquierda por debajo de las piernas de ella mientras que con la derecha sostenía su espalda. Luego la cargó.
Fue un movimiento apresurado pero firme. Ante el repentino acercamiento de este, el cuerpo de ella se volvió tenso. Estaba algo ansiosa.
Pero no se resistió, sabía que estaba herida y no podría llegar muy lejos.
Al reconocerlo, fue como si aceptara su destino y dejó de luchar. De cualquier forma, si moría solo podrían suceder una cosa.
Regresar en el tiempo.
"La llevaré a una nueva habitación y pronto enviaré a unas sirvientas para que la vista adecuadamente y podamos hablar."
Ella que se mostraba reacia con sus palabras se mantuvo en silencio. Él no parecía tener la actitud de una persona que aceptaba un no por respuesta.
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Tres de las cuatro sirvientas que habían sido enviadas miraron atónitas a la chica.
"¡Váyanse!" Gritó esta desesperada con el rostro enrojecido mientras se aferraba a la tela del camisón que sostenía para cubrir su pecho.
Hasta hace poco no hubo ningún problema con lo que estaban realizando.
Hicieron su trabajo con normalidad e inclusive ella no pareció tener ningún problema con ello, hasta que le quitaron el camisón…
Una de las sirvientas se le había acercado desde enfrente para ayudarla y justo cuando el camisón estaba fuera exclamó un "¡oh dios mío!" Mientras se llevaba las manos a la boca horrorizada al ver el área de su pecho.
Las demás no pudieron verlo pues estaban detrás, así que no supieron el por qué de su reacción.
Bianca, la líder de aquel pequeño grupo de sirvientas miró a su compañera con avergüenza debido a sus acciones, así que trató desesperadamente en disculparse con la dama, pero esta solo reaccionó de mala manera.
"Dije ¡Largo!"
Las sirvientas vacilaron un poco antes de marcharse.
"...Estaremos fuera. Si necesita algo por favor no dude en llamarnos."
Cuando finalmente quedó sola, ella dejó escapar el aire que sin darse cuenta estaba conteniendo.
Luego dejó caer el camisón mientras miraba el círculo mágico de su pecho.
Sabía lo que significaba portar uno porque había leído la novela. Sin embargo, ya que solo podía ver un círculo, llegó a una conclusión ligeramente equivocada.
"¿Una maldición…?"
Una sensación de inquietud se adueñó de su pecho. Mientras más lo miraba, el miedo y la ansiedad incrementaban.
Ya había pasado algún tiempo consciente y mientras más lo pensaba, no reconocía nada de esta persona. No parecía ser alguien mencionado en la novela.
Por varias vidas solo había poseído personajes cuyo destino ella ya conocía, ya fuera la protagonista, la villana o un personaje secundario. Estaba tan cómoda con ello que imaginó siempre sería de esa forma.
Así que no fue hasta ese momento que se dio cuenta lo aterrador que era no conocer a una persona.
Sobre todo, si esa persona ahora se trataba de ella. Creyó que aquella sería una sensación que nunca más volvería a tener. Estaba equivocada.
'Tengo que leer otro libro'
De esta manera la creciente sensación de ansiedad que le decía que podría morir en cualquiera momento desaparecería y para llegar a eso primero tenía que enfrentar a aquel chico de aura tan imponente.
Al terminar de lavarse sola, miró la puerta del baño con indecisión.
No quería que las sirvientas vieran el círculo mágico en su pecho, pero considerando que las había echado, era probable que aquella sirvienta pusiera al corriente a las demás.
Entonces no tenía caso sufrir de esa manera.
Necesitaba ayuda para salir de la bañera y arreglarse, ya que, gracias a la herida en su pie, apenas pudo lavarse sola.
"Haah… entren."
Esta vez entraron dos sirvientas, y justo como supuso, ninguna pareció inmutarse al verla.
Como si ya lo hubieran esperado. Solo que sin que ella lo supiera, las sirvientas ahora se habían percatado de un segundo tatuaje en la espalda que antes no habían visto.
Aun así, ambas trabajaron de manera tranquila, porque eso fue lo que el marqués había ordenado luego de que Josie corriera por su ayuda:
"Trabajen con normalidad y si tienen problemas habrá guardias fuera de la habitación. Esperaré en mi despacho". Fueron sus palabras.
Para las sirvientas fue un poco difícil sacarla de la bañera y vestirla con el pie herido, pero no imposible. Ahora solo faltaba peinarla y terminar de arreglarla.
"Dile al marqués que estará lista en al menos unos 20 minutos "ordenó una criada de cabello oscuro a otra. Mientras tomaba un cepillo.
Había escuchado que su nombre era Bianca.
La otra sirvienta asintió y salió rápidamente. Era la que había visto horrorizada el círculo en su pecho.
'Fue un buen trabajo'
Pensó al mirarse en el espejo del tocador, el vestido de casa que prepararon era fresco y además de cubrir su cuello, se apegaba a su apariencia sencilla.
Luego miró su rostro, le gustó lo que vio.
Piel clara y bien cuidada al igual que su cabello largo y negro. Rostro en forma de diamante, ojos color azul eléctrico y… entonces frunció el ceño. Parpadeó varias veces como si su vista la engañara.
"¿Sucede algo?"
"Mis orejas…"
Aturdida, apartó las manos de Bianca que le estaba desenredando su cabello, ya que, al parecer, después de la ducha se había esponjado. Aun así, podía verse algo asomándose a la altura de las orejas.
Al apartarlo, no solo ella, sino también el rostro de Bianca se llenó de sorpresa y algo de vergüenza.
¿Por qué eran tan grandes? No era un tamaño exagerado, pero definitivamente eran más grandes de lo normal y un poco raras.
"¿Quiere que las oculte?"
Bianca preguntó de manera cautelosa como si temiera que se ofendiese y actuara nuevamente como en el baño.
Ella estuvo de acuerdo, definitivamente era algo que no quería mostrar al mundo. ¿Por qué se sentía tan incómoda al verlas?
"Te lo encargo."
Bianca asintió a sus palabras y se dirigió a la sirvienta detrás de ella. Alguien que no recordaba que la hubiese atendido desde el comienzo.
"Jane, trae las ligas y los pasadores."
Bianca, al darse cuenta de a quién le había dado la orden se arrepintió de inmediato, pero no tuvo tiempo de retirar sus palabras.
Jane, la sirvienta de cabello marrón, corrió entusiasmada con una caja en la mano hasta que ¡Foom!
Se tropezó con sus propios pies y cayó al suelo, regando todo el contenido sobre él.
Bianca suspiró llevándose la mano a la cabeza y debido a la petición silenciosa que le hizo con los ojos a otra sirvienta que estaba preparando el maquillaje, esta tuvo que acercarse para ayudar a recogerlos .
Y tal vez fue su imaginación, pero gracias al reflejo del espejo, pudo ver la mirada llena de desprecio que aquella sirvienta le dirigió a Jane.
'¿Qué pasa? ¿Es algo sucede a menudo?'
Por su reacción parecía que sí.
Quizá era esa la razón por la que no recordaba haber sido atendida por ella en el baño, ni al ponerse el vestido. Debió ser excluida a propósito.
'Mmm no durará mucho tiempo por aquí'
Había tenido sirvientes así y se había visto obligada a despedirlos.
Por supuesto fue difícil hacerlo ya que generalmente no eran malas personas, pero hacían perder tiempo y dinero con sus errores. Lo había aprendido a la mala.
Era tan amargo recordar los problemas en los que se vio metida gracias a una persona así que gruñó sin darse cuenta.
"¿No le gusta…?"
"¿El qué?"
"El peinado…"
"Ah…"
Se había perdido tanto en sus pensamientos que no había caído en cuenta que ya habían terminado de arreglarla.
Sus ojos se abrieron azorados al verse. No quedaba nada de aquella chica desalineada.
Bianca le había hecho un medio chongo, el cabello lacio restante caía por sus hombros con gracia.
La clase de vibra que ella misma sintió que desprendía era de alguien tan pura y femenina que estaba sin palabras.
No era la belleza elegante y noble de las mujeres aristócratas.
Tenía un rostro afable y parecía tan genuina y encantadora como una adolescente en su primavera. Entonces sintió curiosidad.
'Iris… ¿Qué tipo de persona eras? '
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Al cumplirse los 20 minutos que dijo la sirvienta, Azriel entró en la habitación y se acercó tranquilamente hacia ella.
"Hablaremos en otra habitación."
Parecía que la llevaría en brazos una vez más, así que se preparó mentalmente para ello.
Acertó.
"Quiero que traigan algunos aperitivos y que solo sean dos personas."
Azriel se dirigió a Bianca antes de marcharse por la puerta.
Era obvio que la primera en la lista para ir era ella, pero la segunda…
Todas a excepción de Bianca miraron maliciosamente a Jane. Finalmente, la oportunidad que esperaban se había presentado.
"Jane no ayudó en nada como siempre... Yo pienso que debería ser ella la que fuera."
"Josie tiene razón, Bianca. Todas estamos exhaustas… a excepción de ella. Que vaya."
"¿...Exhaustas?"
Era una pobre excusa. No había sido un trabajo difícil. ¿De qué estarían tan cansadas?
"Iré."
Entonces los sentidos de alerta de Bianca se dispararon.
"Oh, no. No tienes que hacerlo."
"Claro que debo, como dicen, al menos debería de aportar con esto."
"No, de verdad…"
"¿Qué haces ahí parada? Vamos."
No sabía si considerar su actitud como valiente o como estúpida.
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Azriel siguió su camino hacia una de las habitaciones de descanso de la planta baja. Llegando ahí, la bajó lentamente sobre el sofá.
Estando una vez sobre él, ella pasó su mano ligeramente sobre este, era bastante suave.
Su vista recorrió el lugar, la habitación era amplia y ostentosa con una bella vista a los coloridos tulipanes del jardín.
Dentro de la misma habitación, había algunos trofeos, medallas, estantes de libros, mesas con esculturas o jarrones llenos de lavandas, pero fue el gran y majestuoso cuadro en la pared lo que se llevó su atención y la hizo endurecer su rostro.
Había una mujer de cabello rubio claro que poseía una expresión soberbia en el rostro. Estaba abrazando dulcemente a un niño, cuyo color de cabello era del mismo color.
Este la miraba con las mejillas sonrojadas, y al lado de la mujer, se encontraba de pie un hombre joven de cabello blanco y ojos esmeralda, quien no les prestaba atención y únicamente miraba al frente con una expresión severa en su rostro.
Era un retrato familiar.
Su corazón latía aceleradamente con tanta fuerza que no podía escuchar ningún otro ruido a su alrededor.
boom, boom, boom.
Su boca se secó.
Ella que había leído el libro de ese mundo, conocía mejor que nadie el cuadro y al niño de ahí.
"¿...Azriel Kavanagh?" Trató de guardar la calma pero su voz se doblegó.
La persona sentada con aquel aire tan digno frente a ella la miró con una expresión Adusta en el rostro.
Aquellos ojos esmeralda de pronto se sintieron tan peligrosos que le resultaba difícil respirar.
"¿Ahora no lo recuerda?"
Se trataba de su personaje favorito, Azriel Kavanagh, el villano de la novela…