Hora del Cuento

—Mamá... maaaamááá... mamiiii... —Effie acarició la cabeza del Pequeño Ling y sonrió.

—¿Qué quieres, dumpling? —Ella estaba sentada en una cómoda silla de madera, mirando el techo de madera distraídamente. El pequeño chico se acurrucó cómodamente en su regazo, abrazándola como un pequeño mono. Miró hacia arriba con sus ojos brillantes y sonrió tontamente.

—¡Historia! —Effie se rió.

—¿Historia? ¿Qué historia? —El Pequeño Ling de repente se puso muy pensativo. Permaneció en silencio por un rato, con una expresión cómicamente concentrada en su rostro, y luego sonrió ampliamente.

—¡Mami derrotando al gigante! —Ella lo abrazó y se acomodó ligeramente, luego dijo con una voz profunda: