Lluvia se paralizó, temerosa de moverse.
Allí, debajo de ella, lejos, algo se movía en la oscuridad. La luz solar no llegaba tan profundo al cañón, pero ella aún lograba discernir una forma vaga y aterradora.
La criatura era inmensa y encorvada, con innumerables brazos que sobresalían como un bosque fibroso de su enorme joroba. Creyó ver una mano garra intentando agarrar las rocas desgastadas, y en el siguiente momento, un sonido de resonancia de piedras rodantes se elevó desde el cañón.
Todo el cuerpo de Lluvia se tensó.
El Tirano Despierto con el que habían luchado antes de caer al río parecía estar vivo. Peor aún, estaba aquí ahora, ya fuera por coincidencia o porque había seguido su olor.
Por un momento, su corazón se inundó de miedo.
Ella había luchado y asesinado a muchas Criaturas de la Pesadilla. La mayoría de ellas estaban dormidas, mientras que algunas estaban Despiertas. La más fuerte de todas había sido el Cazador... y apenas sobrevivió a esa pelea.