1627. Sorpresa

Noah y el Rey Elbas habían guardado sus ases bajo la manga. Su batalla solo era un amistoso concurso destinado a establecer cuán fuertes se habían vuelto.

Aquellos que habían visto las batallas de Noah y el Rey Elbas sabían que no mostraban ni un cuarto de su verdadero poder. Aún así, la lucha había sido un espectáculo capaz de inspirar a muchas tropas más débiles.

Ese era el significado oculto detrás del torneo. La misión al otro lado del plano probablemente duraría milenios enteros, y la Legión carecería de una parte central de su poder durante ese período.

Los subordinados tenían que mejorar para asegurar la estabilidad de su organización, e inspirarlos era la mejor manera de acelerar ese proceso.

—¿Quién crees que ganaría si lucháramos en serio? —susurró Noah mientras ambos expertos inspeccionaban sus lesiones.