—¿Cómo te atreves a atacar a tus aliados? —gritó Castor mientras su nivel de cultivo de la etapa sólida explotaba.
—¡Los Demonios deben haber corrompido su mente! —agregó Rebecca mientras su poder también llenaba el ambiente.
—Ocupémonos de él antes de que los Demonios nos sobrepasen —ordenó Melissa mientras apuntaba sus manos hacia Noah.
—No pensé que habría traidores entre nuestro ejército —espetó Robert, el cuarto cultivador en etapa sólida.
Noah ni siquiera miró a los cuatro expertos. Su figura desapareció antes de que pudieran lanzar ataques. Se teletransportó entre los tiburones, y su rugido hizo que esas criaturas temblaran de miedo.
—Ustedes me pertenecen —gruñó Noah mientras su orgullo se esparcía por el cielo.
El ejército de tiburones había sufrido incontables derrotas contra el lado humano, pero algunos de los especímenes de nivel superior aún mantenían su posición. El rugido de Noah les hizo sentir miedo, pero no renunciarían a su libertad tan fácilmente.