4-Respueta

P.V. Alexander

—Mortal, dime... ¿cuál es mi nombre más conocido? —preguntó Neton, con voz solemne.

En cuanto escuché su pregunta, mi mente empezó a trabajar a toda velocidad.

"¡Maldición, nunca estudié sobre dioses en serio!"

Todo lo que sé... proviene de películas, anime, videojuegos y alguna que otra novela.

Ni siquiera estoy seguro de si este dios es de nuestro mundo.

Mientras mis pensamientos se perdían en suposiciones sin sentido, una corriente fría me recorrió el cuerpo. Venía del collar.

—¿Esta divinidad...? —Neton frunció el ceño, desconcertado—.

—¡Imposible...! ¡Había otra divinidad en ese collar!

Sin prestar atención a sus palabras, sentí algo extraño.

Información comenzó a surgir en mi cabeza.

No lo pensé. No lo razoné.

Mi cuerpo... no, mi boca se movió por sí sola.

—El dios solar de la guerra, adorado tanto por íberos como celtas, es conocido como Neton.

—Pero ese nombre le fue dado por los íberos.

—Este dios, que representa tanto el Sol como la Guerra, también aparece en la mitología romana... aunque allí recibe el nombre de un cuerpo celeste.

—Marte. Pero incluso ese no es su nombre original.

—Después de que Roma adoptara las creencias griegas, los dioses comenzaron a compartir características... y nombres.

Respiré profundo y continué:

—Entre los dioses olímpicos, el único que representa tanto el sol como la guerra... es Ares.

—Sí... —asentí con firmeza—.

—Tu nombre más famoso y antiguo... es Ares, dios de la guerra.

Dije la respuesta en voz alta, gritando casi sin darme cuenta.

Y entonces... el silencio.

No me atreví a mirar el collar.

Pasó un segundo. Luego otro. Luego lo que pareció una eternidad...

Una suave luz verde iluminó el medallón.

—...Acerté. —susurré.

Mis rodillas temblaban.

"¡Gané... ¡le gané a un dios!"

—Mortal... dime. —dijo Neton, mirándome con asombro—.

—¿Cómo es posible que hayas podido responder? Estoy seguro... de que no poseías ese conocimiento.

—Yo tampoco lo sé... —murmuré.

—Tu rostro me lo confirma. —Neton sonrió con ironía—.

—No sabes qué fue lo que ocurrió.

—Jajajajajajaja... —empezó a reír con fuerza—.

—¡Mortal, me has vencido!

—Y como lo prometí... cumpliré el pacto. Te daré...

Pero antes de que pudiera terminar su frase, el collar brilló intensamente.

¡CLACK!

Unas cadenas doradas emergieron de él, rodeando a Neton y atrapándolo.

—¡Imposible! ¡Está arrebatándome mi divinidad! —gritó Neton, luchando por soltarse.

Una luz dorada recorrió las cadenas y empezó a envolverme a mí.

Fue entonces cuando escuché una voz distinta. Una voz que parecía venir del interior del collar... y de mí mismo al mismo tiempo.

—No me sorprende que no sepas lo que ocurre. —dijo con calma la voz. Era él... Ares.

—Dime, Alexander.

—Cuando te dije que si me vencías te daría mi poder... ¿qué pensaste?

—Pensé... que me convertirías en un dios. —respondí, sin pensar.

—Pero chico, debes saber que... crear un dios de la nada es imposible, incluso para mí. —rió con suavidad—

—La única forma de crear un dios, es teniendo un hijo con otra divinidad.

—Solo los Dioses Primordiales, los que tienen el título de "Padre" o "Madre de todo", pueden crear nuevos dioses desde el vacío.

—Mi plan, en el altamente improbable caso de que ganases...

—Era simplemente darte una bendición.

—Pero al vencer, la divinidad de Sancus intervino.

—Y tomó tu interpretación del trato como una verdad absoluta.

—A pesar de que Sancus tampoco puede crear dioses, utilizó el contrato para adaptar la divinidad... y dártela.

—Ahora el pacto está quitándome fragmentos de mi divinidad...

—Y al mismo tiempo, está modificando tu cuerpo para que pueda soportarla.

—Alexander... te convertirás en un ser con cuerpo y poder de dios... pero sin ser realmente uno.