Los colmillos del lobo negro.

Empezamos nuestro viaje a la ciudad postal al norte de Millishion, donde Cliff asumirá como obispo, un cargo confiado por su abuelo ya que el actual obispo era un imbecil explusionista y racista, y quien mejor que Cliff un sacerdote casado con una elfa y mestizo humano Hobbit .

Durante el viaje, Paul me dijo que Tallhand nos estará esperando en esa ciudad, donde llegaremos en 5 días, ya le había escrito y nos tenía preparado la Mejor posada del lugar .

Antes de entrar al camino de la espada sagrada , nuestros carruajes pararon en la entrada principal en una colina, la cual nos daba una hermosa vista de Millishion al atardecer desde lo alto. Yo miraba sentado en una roca con Christina en mis brazos.

—Te gusta la vista, Chris? —le pregunté.

—Sí, papi —dijo dándome un abracito.

—Aún recuerdo cuando entramos a esta ciudad hace ya tantos años por este mismo lugar —me dijo Eris de pronto, quien se sentó a mi lado.

—Sí, veníamos con Gesse y Ruidjerd. Han pasado tantas cosas desde entonces, le dije.

—Nunca me imaginé que terminaríamos así Rúdeus —me dijo Eris.

—Te refieres a(…) ¿juntos?

—No, a tu como el. Dios del cauce una potencia mundial, viajando, guerras y con una familia tan grande. Siempre me imaginé nuestra vida algo más humilde.

—En serio? ¿Tú, quien nació en el palacio Boreas de Roa? Jejejeje, entonces, ¿esto es mejor o peor de lo que pensabas Eris ? —pregunté.

—Mucho mejor. Te amo, Rúdeus —me dijo Eris poniendo su cabeza en mi hombro.

—Jeje, y yo te amo a ti, Eris —dije besándola, mientras Christina trataba de separarnos, roja de furia.

—Suelta a mi papá, el es mio, no le des besos a él no le gustan, le decía Chris .

Eris le sonrió, la tomó en brazos y le besó las mejillas, dejando a Christina más enojada aún. Volvimos al carruaje y seguimos el viaje un poco más hasta que paramos a acampar.

Durante esos días, bajábamos a estirar las piernas, a meter los pies al río, o a practicar esgrima y magia con los niños. Siegh, en particular, preguntaba por todo a Roxy, sobre el nombre de los ríos y la historia del Camino de la Espada Sagrada. Siegh admira mucho a Roxy y la llama “la mamá más lista”.

Nana iba con Lucy a su lado mientras leía un libro que Carlise le regaló. Como siempre, Lucy y Nana están juntas, con ella o con Eris con quien le gusta practicar la esgrima .

Lily iba en brazos de Eris mientras armaba su juguete, y Sariel en brazos de Fiel mientra miraban el paisaje .

Estaba en ello, mirando a mi familia, cuando Eris me habló.

—Quiero ir al gran bosque Rúdeus .

— ¿Para qué?

—Quiero ver a Militona y Tercena.

—Amor, debo afianzar la alianza con los enanos, elfos y hobbits. Ya estamos en alianza con los feráles xno es necesario ir con ellos, le dije .

—Pero yo quiero verlas Rúdeus .

—Mmm, no sé, no le avisé a Orsted que iríamos con los feráles, le expliqué .

—Oye Rúdeus, Deberíamos llevar a Ghislaine, me dijo Eris .

—Estás demente, ¿no recuerdas lo que decía Ghis de Ghislaine? Él aún tiene pesadillas con ella.

—Pero ella ha cambiado, Rúdeus. ¿Por qué no la traes?

—Ella se quedó en Asura. Déjala ahí, está entrenando a los soldados Asuranos le dije.

—Ummm, sabes Rúdeus, que Ghislaine esté aquí no es mala idea, tal vez deberías ir por ella —me dijo Ariel.

— ¿Qué?

—Sí, no estaría mal que ella esté aquí. Los niños son traviesos y sé que es seguro, pero con Ghislaine cerca estarían aún más seguros, por si se escapan ella los encontrara de inmediato, me dijo Ariel .

—Maldita sea, bien. Traje un círculo de emergencia que me lleva a casa. Iré. ¡Iré por ella y la traeré! Estamos a un día de un círculo al cual la oficina está conectada. Esperen aquí, llegaré dentro de un día —dije, mientras parábamos los carruajes y armábamos un campamento. Como Cliff asumirá el obispado dentro de dos meses y solo iba a inspeccionar, no había problema, así que dejé a Paul y Alek a cargo del campamento y me transporté a casa y de ahí al palacio de plata, no sin antes hablar con Orsted, el cual me dijo que no había problema y que llevara a Lara conmigo cuando fuera con los feráles .

Una vez en Ars, Luke estaba pálido. Pensó que algo le había pasado a su majestad, pero le expliqué que ella mandó a buscar a Ghislaine ya que íbamos al gran bosque.

Cuando la encontré, ella, Isolte y Alex entrenaban soldados, bajo la vista de Kleene disfrazada de Ariel.

—Su majestad, ¿cómo está? —le dije a Kleene.

—Ni siquiera intentes besarme, Dios de cauce, dijo alejándose de mi .

—Tú fuiste la que me besaste la última vez, Kleene.

—Shhhh, no me digas así. Llámame Su Majestad.

—Bien, Su Majestad… escuche , la Ariel real manda a buscar a Ghislaine —le dije.

—Ya veo, me dijo y rápidamente ordenó a una doncella buscar a la gata la cual llegó rápidamente.

— ¿Qué pasa, Kleene? Le dijo Ghislaine.

—Maldición, Lady Ghislaine… Recuerda que estoy reemplazando a su majestad, por favor llámeme su majestad — le dijo Kleene.

—Oh, lo olvidaba, Kleene. Vaya, Dios del cauce , ¿qué haces aquí? Me dijo la gata.

—Maldición, maestra, solo llámame Rúdeus.

—Bien, ¿qué pasó, Rúdeus?

—Ufff, iremos al gran bosque y Ariel te quiere con nosotros, le dije.

— ¿Por qué están con Kalman III, Eris, Paul y tú mismo? No les pasara nada.

—Iremos a la aldea Doldia y Eris quiere que vayas con nosotros.

—No creo que sea buena idea, Rúdeus.

—Lo sé, pero Ariel te quiere con nosotros. Tienes mejores sentidos, como tu olfato y tu audición. Y los niños… bueno, Kalman se la lleva con Aisha, yo estoy en negociaciones, papá es un irresponsable, Eris es una niña, Ariel esta distraída por los paisajes y Roxy, Nana y Silphy aveces la abrumanan 8 niños , y tú eres la más confiable, le dije .

—Ya veo… sí, ¿por qué no? Será bueno volver a cas por algunos días —dijo la gata con una sonrisa.

—Además, nos reuniremos con Tallhand, le dije .

—Vaya, pensé que el pequeño tragaespadas estaba muerto.

—Es un enano, maestra. Viven como 300 años.

—Jaja, bien, vamos.

Cuando regresamos a la Sharia, nos topamos con las furras en la cabaña quienes insistieron en ir, ya que deberían hablar con Ghis respecto a cuál de ellas tomaría el mando. Ya habían decidido que una volvería a la aldea cuando Lara cumpliera 15 años y fuera a su ceremonia.

Cuando nos transportamos a Milis, aparecimos en unas ruinas a un día del campamento.

— Bien ¿Cuál de las dos se hará cargo de la tribu? —les dije a Rinia y Purcena.

—Yo, jefe, a menos que quieras casarte conmigo —me dijo Purcena.

—Jajajaja, ¡ni en un millón de años! —le dije.

—Qué cruel eres, jefe. Había creído que como me besaste tanto en tu cuarto en la universidad, pensé que me amabas —dijo Purcena.

—Muy graciosa, Purcena. Eso fue solo algo de adolescentes, le dije .

—Pues tú eres el macho con el que más cerca he estado de reproducirme, jefe —dijo Purcena.

— ¡Quieres cerrar la boca! —dije mirando a Ghislaine, quien solo se reía.

—Ufff, se nota que eres el hijo de Paul —me dijo la gata.

—Con todo respeto maestra, eso fue muy diferente a lo tuyo con papá, le dije.

—Tú nos perdiste, miau —dijo Rinia—. Hubiésemos tenido hijos muy lindos.

—Si, no lo dudo —dije recordando el sueño de rey demonio Vita, aunque mi hijo con Purcena también era lindo.

— ¿Tú no vas a regresar, Rinia? —le preguntó Ghislaine.

—No, Purcena es más fuerte. Ella entrena con Eris. Purcena barrería el piso con Militona y Tercena, Demás yo prefiero la vida en la ciudad, me siento más cómoda entre humanos .

—Ya veo —dijo Ghislaine.

—Sabes, tía, había muchos rumores sobre ti en la aldea.

—Ah, sí, ¿cuáles?

—Que eras malvada, una bestia sin control.

—Pues, era verdad, hice estragos cuando era niña —dijo Ghislaine.

—Tía, ¿no piensas casarte?

—No, ya no. De hecho, nunca me lo propuse. No habría podido ser madre, dijo la gata .

—Jaja, ¿de qué hablas? Maestra, estuviste muy cerca de ser mi madre —le dije.

La gata solo sonrió.

—Qué lástima. Si hubiésemos sido primos, nos habríamos casado —me dijo Rinia.

— ¿Qué te hace pensar eso? —le dije.

—Pues Eris me dijo que tú y ella son primos, y se casaron, miau.

—Ya cállate. Somos primos cuartos, y deja de decir esas cosas. Nanahoshi y Silphy no lo toman muy bien —le dije.

—Hablando de la elfa —dijo Ghislaine—, me pregunto si su abuela aún vive.

— ¿Qué, la conoces? —pregunté.

—Sí, bueno… de vista. En esa época era una bestia sin control. Todos huían al verme. Recuerdo a una anciana adoldia y a su hija mestiza. Ella tenía una bebé humana, por lo que hablé con Silphy… creo que esa bebe era su madre.

—Será mejor ni hablar con esa mujer. Ella odiaba a mi suegra y la habían hecho vivir como esclava hasta que Laws huyó con ella, dije .

—Sí, pero sabrás de inmediato quién es ella si vas con los adoldia. Ella no tiene cola, me dijo Ghislaine .

—Esa es la abuela de tu esposa alfa, jefe —me dijo Purcena.

—No lo sé, no la conozco y no le digas esposa Alfa a Silphy, las otras chicas lo pueden tomar mal si le dices así —dije.

—Ya veo. Esa mujer estaba casada con uno de los líderes adoldia, tuvo más hijos, pero jamás escuché que tuviera una hija humana.

—Mejor no hablemos de esto. No quiero abrir esa herida en Silphy. Está claro —les dije.

—Claro, jefe —me dijeron las furras.

—Jefe, ¿por qué no nos vamos volando, miau? Así llegamos más rápido —me dijo Rinia.

—Sí, tiene razón —le dije, así que nos elevé con gravedad y avanzamos con magia de viento. Antes del anochecer llegamos al campamento.

—Vaya gatita, ahora sí que el viaje se puso interesante —le dijo Paul al ver a la gata, la cual sacó su espada y la puso en el cuello de papá.

—Podrás ser un rey del norte, Paul, pero aún puedo matarte .

—Siempre tan arisca, ¡qué me gusta! —le dijo Paul—. ¿Recuerdas este lugar? Por aquí cerca conocimos a Zenith, y por aquí cerca está esa laguna —dijo papá, cerrándole un ojo.

Ghislaine solo sonrió, movió la cabeza y le dio un suave golpe en el estómago a Paul.

— ¿Qué me miras, Rúdeus? Me dijo papá

—Nada… pero anotaré esto en mi libreta, para cuando lo necesite, —le dije.

Cuando llegué al campamento, nos ofrecieron comida. Mamá y Elinalise se acercaron a la gata, la cual les daba una sonrisa.

Mientras tanto yo me senté al lado de Silphy.

—Oye Rúdeus Greyrat , ¿puedo saber por qué trajiste a Rinia y Purcena a nuestras vacaciones familiares? —me dijo Silphy con mala cara.

—Cuando les dije que iríamos al gran bosque, quisieron venir a hablar con Ghis, el jefe de la aldea. Al parecer, Purcena será la que regrese a tomar el puesto de matriarca cuando Lara cumpla quince años, le dije .

—No quiero problemas, Rudy.

—Qué problema, míralas —dije mientras Eris las abrazaba. Pursena le movía la cola, pero Rinia trataba de escapar de su abrazo, tal como lo haría un gato.

—Aún no te agradan, Silphy —le preguntó Ariel.

—No es eso, ellas hablan estupideces delante de los niños, y mira a Ars cómo se pone al verlas, y Christina va por el mismo camino, dijo mientra qlos niños les tocaban la oreja sy Ars hundida su cabeza en las tetas de pursena.

—Sabes, Silphy, creo que es tu sangre feral es l la que te hace sentir así respecto a ellas. En el fondo, también eres competitiva como ellas —le dije.

—Quién sabe. Además, se que te besuqueaste con ellas en la universidad, dijo Cruzandose de brazos .

—Amor, han pasado once años desde eso —le dije.

—Aun así. Por cierto, mi abuelita y tu madre se ven muy cercanas a Ghislaine, Rudy.

—Son amigas desde que tenían catorce años. Fueron aventureras por años, hasta que yo las separé —dije.

—Tú las separaste —me dijo Ariel.

—Claro, cuando quedé pegado en el vientre de mamá, separé a ese grupo, jajaja.

En eso, Ars llegó corriendo al lado de Silphy y saltó en sus brazos.

—Te ves emocionado, hijo —le dijo Silphy.

—Así es, mami blanca. Tía Rinia dice que irá a ver a su familia y que tiene una hermana menor. ¡Oye, papá! ¿Puedes pedirle la mano de esa chica para que se case conmigo? —me dijo.

—Estás demente, niño. Militona y Tercena tienen veinticinco años cada una y tú solo tienes seis.

—Bueno, no importa. ¡Búscame una niña Ferál para que me case!

—Hey, tranquilo, Sáurus Boreas II. Eso será cuando te hagas mayor. Y escucha bien: nada de hacer estupideces con las feráles, nada de abrazarlas o hacer tonterías como tocarles el pecho. Porque te patearán el culo, y no te defenderé si haces eso, ¿entiendes?

—Mami blanca, ¿puedes conseguirme una novia tú? ¿Tú eres mi mami más linda, ya te lo dije?, le dijo Ars en modo lametraseros.

—Tu paoa5 ya dijo que no, Ars, no insistas —dijo acariciando su cabello—. Pero ya vas a crecer y puedes tener una novia Ferál, humana, elfa, demonio, da igual, pero debes estar enamorado, hijo.

—¿Puedo tener muchas esposas como tú, papá?

—Bueno, si las amas y ellas aceptan , sí, hijo —le dije.

—Genial, tendré una esposa adoldia, una dedoldia, una migdett, una de esas con orejas de zorra y otra con esas orejas de koala —dijo mi hijo, el furro, mientras corría donde Lucy y Clive y empezaban a jugar a los espadachines.

Yo me tomé la cabeza .

—Dios mío, mi hijo, el furro —dije para mí mismo.

—Ya deja de quejarte, apuesto a que cuando tenías cinco años eras igual —me dijo Ariel.

—Claro que no —le dije.

—No el solo pensabas en Roxy —me dijo Silphy con la mejilla inflada.

—¿Celosa?

—No, pero cada vez que me escabullía tu habitación, soñabas y nombrabas a Roxy, nunca a mí, o empezabas a hablar en esa lengua rara.

—Celosa —dije besando su cuello.

—Jejeje, por eso me sentí feliz una vez que te llevé ebrio a tu habitación y dijiste "Silphy", jejeje. Estaba tan feliz que me fui cantando a mi habitación.

—A mí me nombras en tus sueños —me preguntó Ariel con una sonrisa.

—Sí, lo hace —dijo Silphy—. El otro día soñaba contigo.

—¿Ah, sí? ¿Y qué decía?

—Decía: "¿Y ahora qué demonios hizo Ariel?".

—Ummmm, pensé que decías algo lindo —dijo Ariel cruzándose de brazos e inflando las mejillas.

En eso, Edward llegó a mi lado y saltó a mis brazos.

—¿Todo bien, hijo?

—Sí, papá. ¿Es cierto que veremos a los elfos, hobbits, enanos y feráles?

—Así es, pero no deberías sorprenderte, ya conoces a todas las razas, hijo.

—Sí, pero es emocionante ver sus ciudades. Ghislaine me contaba que viven en los árboles, ¿es verdad?

—Así es, es por las inundaciones en la temporada de lluvias.

—Tía Eris me dijo que cuando eran niños viajaron por acá. Cuéntame lo que pasó, papá.

—Pues bien, hace años, Eris , Ghislaine y yo estábamos a las afueras de Roa y entonces… —Y así le empecé a contar la historia, de pronto todos los niños estaban alrededor mío mientras contaba nuestra aventura a la cual se unió Eris. Conté todo hasta que volvimos a Roa, salvo, ya saben, mi encamada con Eris y su abandono, porque no les iba a contar sobre eso a los niños .

Cuando terminamos, los niños se veían emocionados, salvo Edward, que se durmió en mis brazos.

—Bien, será mejor llevarlo a dormir —dije, mientras miraba a Lily y Christina, que también se habían dormido, lo mismo que Siegh.

—Esa fue una buena historia, Reidar —me dijo Alek—. Fue una gran aventura.

—Sí, así es. ¿Y tú qué hacías en esa época? Le pregunté.

—Estaba en la zona de conflicto explorando laberintos. Mucha gente cayó ahí después del desastre, y no solo eso, podías ver restos de casas, libros, muebles, animales, monstruos… de todo.

—Ya veo —dije.

Mientras los adultos hablábamos un rato antes de irnos a dormir. Los niños hablaban en la tienda.

—Te ves emocionado, hermano —le dijo Lucy a Ars.

—Sí, conoceré niñas feráles, ¡será genial!

—Yo quiero ver a los elfos —dijo Lucy.

—No sé si sea buena idea, Lucy. Mamá dijo que los elfos no son amables, y nosotros somos mestizos, tal vez no nos reciban bien, le digo Clive.

—Les patearé el trasero si les dicen algo —dijo Ars.

—Por favor, casi te cagas en los pantalones cuando casi nos secuestran… —dijo Lara.

—Cállate, Lara —le dijo Ars.

—¿De qué están hablando, Lara, Ars? —les preguntó Lucy.

—Solo está bromeando, no le hagas caso… —dijo Ars mirando seriamente a Lara .

—Y tu hermana ¿estás emocionada? —le dijo Lucy a Lara.

—Sí, Leo me dijo que cuando cumpla quince debo venir a una ceremonia y después emprender un viaje… bla, bla, bla… aburrido.

—¿No estás disfrutando las vacaciones? —le preguntó Lucy.

—No es eso, me gusta viajar. Extraño a la bisabuela Claire, ella me daba dulces… ¡aaah, qué pereza! ¡Ya te dormiste, Siegh! ¿Siegh? ¿Estás dormido? —dijo Lara tirándole de las orejas.

—Deja de hacer eso, Lara —le dijo Siegh.

—¿No te emociona conocer a los elfos?

—Yo no soy un elfo, yo soy como Link, de las historias que cuenta mi papá.

—Jajajaja, el otro día te creías Batman, después Superman, ahora te crees Link. Aunque tal vez encuentres una elfa linda como Zelda en los territorios elfos.

—Zelda no es una elfa —dijo Siegh—. Además, mamá blanca contó que el abuelo Laws no la pasó bien en la aldea elfa al ser un mestizo.

—No te preocupes, papá es el dios del cauce, los elfos no nos harán nada —le dijo Ars—. Aunque debe haber elfas lindas. Creo que cuando sea adulto, Faria se va a ver igual. Creo que le pediré matrimonio ahora para que nadie me la quite hasta que sea adulto.

—Jajaja, ¿qué va a ver Faria en ti payaso? —le dijo Lara.

—¿Cómo me llamaste?

—Payaso.

—¿Quieres pelear, Lara?

—Para qué, siempre te gano —le dijo Lara.

—Ya cierren la maldita boca, van a despertar a Lily, Chris, Sariel y Edward —los regañó Siegh.

—Dios, qué mal carácter tienes —le dijo Lara, que le tiraba de las orejas, para luego abrazarlo y cerrar los ojos. Mientras Leo se acurrucó cerca de ella para cuidarlos.

—En fin, será mejor dormir. Mañana llegaremos a la ciudad norte, donde papá será obispo —dijo Clive.

—Tú quieres ser sacerdote como tu papá?— le preguntó Ars.

—Así es.

—Qué aburrido. Pensé que cuando fuéramos adultos saldríamos a conquistar chicas —dijo Ars.

—Ya deja de hablar idioteces, Ars. Solo tienes seis años —le dijo Lucy—. Ya hazte a un lado, estás sobre mi saco.

—Sí, mejor durmamos —dijo Clive.

—Ve a dormir allá, Clive. ¿Qué haces aquí al lado mío? —le dijo Lucy.

—Oh, lo siento. Olvidé que mi puesto es al lado de Ars, jeje, jeje.

—Sí, hazte el idiota —le dijo Lara, que aún estaba despierta.

Mientras, en la fogata, los adultos hablaban:

—Me gusta tu armadura, gatita —le dijo Elinalise a Ghislaine.

—Sí, gracias.

—Veo que aún no eres la más habladora, querida.

—No hay mucho que decir. Vine a cuidar a Su Majestad.

—Oh, por favor, Ghislaine. Habla con confianza —le dijo Ariel.

—No hay mucho que decir. Este lugar es tranquilo, no hay muchos monstruos, pero abundan los bandidos. Pero no se preocupen, nada pasará, nos dijo la gata .

—Recuerdas cuando éramos aventureras, querida?

—Sí, fueron buenos tiempos, dijo la gata .

—Oye, Ghislaine, hace mucho me dijiste que fuiste abandonada por tu familia en el gran bosque. ¿Crees que es buena idea ir? —le dijo Paul.

—No te preocupes. Los entiendo . Era salvaje, casi maté a varios de mi tribu con mis ataques en esa época incluso a mi hermano. Era normal que trataran de deshacerse de mí.

—No sabía eso, maestra —le dijo Eris.

—Nunca me lo preguntaste, Eris.

—Sí, bueno, pero nada te pasará. ¡Estás conmigo! —dijo Eris, inflando el pecho. La gata solo le sonrió.

—Oye, Paul, dijo Elinalise, por aquí cerca está la laguna… ¿Recuerdas cuándo tú y Ghislaine fueron a nadar desnu…

—Sí, no lo digas, Elinalise —le dijo el papá a la elfa, que decía eso con malicia, mientras Zenith le daba un codazo en las costillas a Paul.

—Aaagh, ¡yo no quiero saber eso, Elinalise! —dijo Norn.

—Lo siento, querida.

—Como sea, mañana llegaremos a la ciudad. Ahí nos espera Tallhand —dijo papá .

—Vaya, hace décadas que no veo a ese enano borracho —dijo la gata.

—Según lo que me contó, tiene una tienda de herrería — dijo Paul.

—Pensé que la maldita cucaracha había muerto en una sana con el mango de su hacha a metida en el culo —dijo Elinalise.

—Oye, Liz, ¡tu boca, por favor! Su Majestad está aquí, le dijo Cliff .

—Oh, no se preocupe, Obispo Grimoire. Yo también tengo una boca sucia —dijo Ariel, abrazando a Rúdeus .

—Sí, ya veo… Uuf, solo falta Geese y estaríamos todos, dijo La gata .

—No hables de ese hijo de puta frente a mí —le dijo Paul.

Eso dejó algo tenso el ambiente. Nadie esperaba esa reacción de Paul.

—Aun así, Paul… Tallhand era el mejor amigo de Geese. ¿Le dirás que lo mataste? Le dijo Elinalise.

—No me arrepiento. Trató de matar a mi hijo y casi hace que entremos en guerra con Milis. Bien muerto está el bastardo .

—Sé que estás dolido, Paul, pero Geese, en el tiempo que estuvimos en el grupo, era un buen amigo.

—Si tú lo dices, Ghislaine dijo Paul Cruzandose de brazos .

—Por cierto, ¿dónde lo sepultaste, Rúdeus? —preguntó la gata.

—Está en un cementerio al este de la ciudad —respondí.

—Iré a verlo cuando regresemos. A propósito, ¿no has ido al Santuario de la Espada, Eris?

—No, maestra. Planeamos ir después de estas vacaciones.

—¿No le has escrito a Nina que Gal Farion está muerto?

—No, llevaré sus cenizas la próxima vez que vayamos.

—Preferiría que no fueras, Eris —dije—. Nina puede tomarlo a mal que mataste a su padre.

—No lo hará —dijo Ghislaine—. Gal Farion buscó la pelea y murió en combate noble.

—Ya no era el mismo. Creo que perder el título de Dios del Filo lo afectó —dijo Eris.

—Siempre fue orgulloso. Eso debió dolerle —dijo Ghislaine.

—No sé por qué lo aprecian tanto. ¡El maldito me atacó como un cobarde! Estaba Disfrazado y me cortó un brazo por sorpresa y cuando lo tuve a mi merced, le pateé el culo. Si no fuera por cierto soquete que le salvó la vida a ese tipo, y me atacaron los dos juntos como cobardes dije mirando a Alek.

—Oh, vamos, Rudeus. Ya han pasado años. Ya te dije, no fue con mala intención —me dijo Alek.

—¿No fue con mala intención? … ¡Mala intención voy a hacer pateando tus nalgas !— dije, poniéndome de pie.

—¡Ya basta, ustedes dos! —nos dijo Aisha—. Alek ya no piensa así.

—Gracias, amor —le dijo Alek.

—Aunque sí te comportaste como un idiota —le dijo mi hermana.

—Gal Farion siempre me regañó por no llevarte la santuario de la espada . Él… quería conocerte —me dijo Ghislaine.

—¿Estás bromeando cierto ?

—Es cierto. Tenía curiosidad por ti. Quería entrenarte para que tú y Eris mataran a Orsted. ¡Aún no puedo creer que casi lo matas a golpes! —dijo Ghislaine—. Él siempre me golpeaba cuando me encontró abandonada y yo trataba de atacarlo. Era tan salvaje que Gal Farion me ataba del cuello como un animal y me llevaba a cazar monstruos al Gran Bosque. Por meses fue así, hasta que me enseñó a usar una espada… ¡Y tú haces parecer muy fácil cómo lo derrotas te! Me dijo.

—No lo derroté. Me derrotaron entre los dos y me tiraron al abismo —dije.

—¿Y por qué no usaste la quinta técnica? —preguntó Ghislaine.

—Porque no podía con Alek y Gal Farion juntos. No me habría dado tiempo para concentrar el maná. Pero cuando estuve solo con él, sí lo derroté, le di una patada y lo lance a unos árboles, mientra slo golpeaba Le volé los dientes y lo estaba matando a puñetazos.

—Eso suena tan sexy —dijo Ariel, besándome el cuello.

Acto seguido, me llegó un zapato de Zenith, que lo lanzó con la precisión de una francotiradora, justo en el ojo.

—Jajaja, ¡no se enoje, suegra! —dijo Ariel, sonriendo mientras Silphy me lanzaba magia de curación en el ojo.

—Jejeje, vamos, Zenith, Deja al chico tranquilo. Él no es un Milis —le dijo Ghislaine.

—Por cierto, linda armadura, gatita, pero me gustaba más tu traje anterior —dijo papá, guiñando un ojo.

—¡Vete a la mierda, Paul!

—Bien, será mejor dormir. Yo haré la primera guardia —dije.

—No te preocupes, yo cuidare —dijo Alek—. Puedo estar sin dormir por varios días. Dormiré mañana en el carruaje.

—Si tú lo dices —dije, cuando entrábamos a la tienda, los mire, el se quedó con Aisha, abrazados frente a la fogata.

Esa noche, Ghislaine y las furras se quedaron con los niños; papá, mamá y Lilia en un carruaje; y Elinalise y Cliff en otro. Yo dormí en una tienda con todas las chicas.

—¿Estabas muy callada, Roxy? ¿Pasó algo? —le pregunté.

—No, nada. Es que hablaron de esa batalla en la que no estuve.

—Hay, amor, tú fuiste muy importante. Me trajiste mis espadas y las armaduras, le dije .

—Sí, pero me equivoqué. Estaba nerviosa.

—Dejen de pensar en eso, nos dijo Ariel. Tengo una idea: ¡tengamos sexo los seis!

—¡Estás loca! —le dijo Nana—. Nos van a escuchar y los niños están cerca.

—Además, las furras van a olernos—dije.

—Mmm, la verdad, yo también tengo ganas —dijo Eris.

—Uuuf, yo también, pero hagámoslo en la posada. ¿Qué les parece? Les dije.

—Está bien, pero pidamos toda la posada para que los niños y tus padres se queden alejados de nosotros —dijo Silphy.

—Lo haré, amor —dije, besándola mientras nos dormíamos esa hermosa noche de Milis.

Mientras seguíamos el viaje, finalmente divisamos la ciudad postal. Quedaba cerca del gran bosque y se podía ver el vasto gran bosque y la montañas enanas a medida que llegábamos a una especie de colina pedregosa. Se podía apreciar la majestuosidad del gran bosque, todo cubierto de árboles salvo por la línea amarilla que era la carretera de la Espada Sagrada.

—Mami, ¿cómo hicieron eso? —preguntó Siegh a Roxy .

—Pues dicen que San Milis hizo la carretera con un ataque de su espada.

—Así es —dijo Ghislaine—. De hecho, aún puedo ver el mana de Milis en el camino. El tipo debió ser muy poderoso —dijo la gata, que miraba con su ojo demoníaco.

—Él… ¿era el Dios del Cauce? —preguntó Siegh.

—No, hijo. En esa época no existían las siete grandes potencias, pero Milis debió ser alguien con el poder de una de las grandes potencias —dije.

—Tío Orsted es el más poderoso?

—Así es —le dije.

—Pero él es el segundo, ¿cómo puede ser más poderoso que el Dios de las Técnicas?

—Eso no tiene nada que ver, hijo. Tu tío Alek es más fuerte que Randolph, y él no está entre los siete, pero Alek no quiere derrotarlo, lo mismo que Orsted no quiere derrotar al Dios de las Técnicas. Además, nadie sabe dónde está, ni siquiera Orsted —le dije.

—Él es un Dragón folks , ¿cierto? —me dijo Paul, que conocía la historia.

—Pues Perugius dice que sí lo es, pero vaga por el mundo y rara vez se ve. De hecho, él solo lo vio una vez —le dije.

—Ya veo.

—Bien, vamos a la ciudad —dije.

—Esperen, niños —dijo Silphy de pronto, cuando Edward, Lara, Ars y Lucy subían cerca del acantilado. Nana los atrapó; sin embargo, Leo y Lara subieron por unas rocas y llegaron al lado del acantilado, donde se tenía una buena vista del gran bosque.

—Hija, ven acá —le dijo Silphy.

—Tranquila, mamá. Es solo que Leo está mirando su hogar —le dijo Lara.

Miré a Silphy y la tranquilice , subí hasta donde estaba Lara y me senté a su lado.

—¿Te gusta la vista, amor? Le dije.

—Es lindo, papá, pero extraño a la Abueluta Claire. Cuando sea grande, quiero vivir en Millis.

—¿Te gusta la religión, mi niña?

—Claro que no, es por los dulces. Abuelita Claire me daba muchos.

—Ya veo —dije acariciando su cabello, pero ella se arregló su hermoso pelo azul.

—¿Leo tiene nostalgia? ¿Él quiere regresar? Pregunté.

—No, solo estaba mirando y recordando su vida aquí, pero es feliz con nosotros. Él dice que es su destino.

—Ya veo —dije acariciando el pelaje de Leo.

—Oye, amor, iremos a ver a unas personas al gran bosque, y cuando cumplas quince años deberás venir aquí con Purcena.

—¿Cuál, la perra de mamá roja?

—Te he dicho que no la llames así. Dile tía Purcena, ella es una persona, no una perra.

—Pero mami blanca la llama esa maldita perra que se besuqueó con mi Rudy.

—Lara, amor, no debes escuchar las conversaciones de los adultos.

—Jeje, ¿está bien? ¿Vendrás conmigo cuando tenga quince años a esta ceremonia?

—No me lo perdería, mi amor —le dije.

—Bien, regresemos —dije, y Lara saltó a mis brazos.

—¿Qué te pasa? ¿A ti que no te gusta que te sostenga, mi niña?

—Quiero que me mimes, papá.

—Claro que sí, mi amor —dije haciéndole cosquillas, y Lara reía.

Mientras entrábamos a la ciudad, nos dimos cuenta de que era muy cosmopolita: había muchos enanos, hobbit y gente bestia, y ahora entendía porque el papá nombró a Cliff obispo, el a ser mestizo y tener un hijo mestizo, era la mejor opción para aplacar la molestia de las otras razas con el actual obispo .

Al ver a Leo, nos rodearon y costó llegar a la posada hasta que Rinia y Purcena bajaron y espantaron a los idiotas. Ellas aún son temidas en los alrededores.

En la posada estaba esperándonos Tallhand, y agendamos la posada solo para nosotros. Después de guardar las cosas y de que los hombres bestia y niños bestia vieran a Leo, el cual al parecer les dijo que Lara era la elegida, muchos trataban de tocarla, pero Rinia y Purcena los alejaron. Los mayores, al ver bajar a Ghislaine, literalmente salieron huyendo cuando la olfatearon .

—¿Qué demonios fue eso, maestra? —pregunté.

—Mm, golpeé a muchos de ellos cuando era niña —dijo la gata, que de pronto vio al enano Tallhand y sonrió —. Pequeño alcohólico, ¿cómo estás?

—Jaja, bien, gatita. Han pasado años. El dorado te viene bien.

—Sí, soy una caballero dorado de Su Majestad.

—Sí, no sabía que vendrías con el imbécil y la ramera —dijo el enano mirando a Elinalise , quien sujetaba a Cliff, quien quería golpear a Tallhand.

—Jaja, no la llames así. Ese sacerdote es su esposo, le dijo Ghislaine .

—En serio se casó. Pobre muchacho, de seguro lo cazó con alguna maldición —dijo el enano.

—Tallhand, maldita cucaracha, pensé que estarías muerto en algún agujero con el mango de tu hacha metido en el culo, le dijo la elfa.

—Muy graciosa, maldita meretriz. ¿Quieres un trago?

—Claro que sí —dijo la elfa tomando la botella del enano y bebiendo.

—¿Qué demonios pasa con ese idiota. ? —decía Cliff, pero lo detuve.

—Déjala, son amigos desde antes que nacieras. Son como hermanos, ellos se tratan así , no te metas —le dije.

—Pero los niños pueden escuchar.

—Ya entraron a la posada. Fueron con Nana y Ariel. Relájate —le dije.

—Tu sacerdote… ¿eres ciego que te casaste con esta mujer y tienes un hijo? —le preguntó el enano a Cliff.

—No, no me hechizo , y más respeto enano soy el nuevo obispo, le dijo Cliff muy molesto .

—Ah, sí ya era hora que cambiaran el obispo , el que ya estaba es un imbécil. Supongo que tú no lo eres, dado que llegaste con esta degenerada y la gata —dijo el enano.

Cliff estaba rojo de ira.

—Gusto en verte, Tallhand —dije.

—Vaya, el hijo de Paul. Qué grande estás. Esa niña de pelo azul que entró con Roxy, ¿es su hija?

—Así es, Tallhand. De hecho, tenemos dos niñas.

—Felicitaciones. Pero, ¿dónde está Zenith y el maldito bastardo? —dijo Tallhand.

—Aquí estoy, traga sables —dijo Paul, que bajó del carruaje del brazo de mamá y Lilia.

—Zenith —dijo el enano corriendo hacia ella con una sonrisa , pero no vio reacción.

—Ya veo. Jamás se mejoró —dijo el enano con tristeza; sin embargo, mamá le acarició la barba y le dio una ligera sonrisa.

—Ella nos recuerda, pero no puede hablar, amigo —le dijo Paul.

—Ya veo. Lady Lilia, gusto en verte —le dijo el enano.

—Sí, a mí también, lord Tallhand.

—En fin, entremos. Tenemos mucho que hablar —dijo el enano.

— Una vez dentro le presenté el enano a mis esposas. Él ya conocía a Eris y Roxy, pero no conocía ni a Nana, ni a Silphy, ni a Ariel, a quien le presenté como Kleene Greyrat. También les presentamos a mis hermanas y a las furras, y se vio algo asustado cuando le presentamos a Kalman III.

Aunque fue incómodo cuando le presentamos a los niños y no por Tallhand, Ars empezó a hablar tonteras .

— Es un gusto —dijo Tallhand.

— Usted es Tallhand —le dijo Ars.

— Así es, niño. Te pareces mucho a tu padre, pero con el cabello de tu madre.

— Mi abuelito habla mucho de usted ¿sabe? .

— ¡Ah, sí! ¿Y qué dice?

— Que usted es un gran guerrero mago y conquistó varios laberintos, le dijo Lara .

— ¡Oh, ya veo! —dijo el enano con una sonrisa.

— Y también dice que usted es terrible "muerde almohadas", aunque no sé qué quiere decir con eso, señor, le dijo Ars.

— Cof cof cof, creo que escuchaste mal, Ars —le dijo papá.

— Pero abuelito, ¡te escuché cuando hablabas con abuelita Liz cuando venían para acá y dijiste que el señor es terrible "muerde almohadas"!

— Jeje, el niño debe estar confundido —dijo Paul, rojo de vergüenza.

— Sí, claro que está confundido —dijo el enano—. Escucha, niño, no le hagas caso al inepto de tu abuelo —le dijo Tallhand con una sonrisa.

— Sí, mamá también habla de usted —dijo Clive.

— Vaya, un elfo de pelo oscuro, pero eres bajito para ser un elfo.

— Soy mestizo, señor. Tengo sangre hobbit y humana.

— ¡Oh, ya veo! Eres muy educado para ser hijo de tu madre.

— Es que papá me regaña, le dijo Clive .

— Y debes hacerle caso, él es el obispo. ¿Qué decía tu madre de mí?

— Bueno, mamá dijo que a usted le gustan los embutidos, señor.

— ¿Ah, sí?

— Así es. Que le gustaba una buena salchicha de hombre y que ojalá estuviera muerto en una sanja.

— Clive, escuchaste mal, cariño —le dijo Elinalise.

— San Milis dijo que está mal mentir, mamá.

— Eeeeh, vayan a comer, niños —dijo Elinalise mientra los niños fueron a una mesa.

— Tallhand, disculpa a mis hijos —dijo Roxy roja de vergüenza —. Ellos no saben lo que dicen.

— Jaja, no te preocupes, Roxy. Ya tengo muchos años y me da igual que me digan algo así,, ademas era algo obvio si venían con estos dos con ustedes —dijo mirando a Paul y Elinalise.

—Elinalise, disculpate con el señor Tallhand le dijo Cliff.

—Claro que no, no me disculpate por decir la verdad, dijo la elfa Cruzandose de brazos.

Después de cenar, los niños fueron a dormir en compañía de Leo y Norm, quien decidió quedarse con ellos ya que odia cuando estamos juntos y Ghislaine empieza a recordar sus aventuras con papá.

— Así que, "muerde almohadas" y consumidor de salchichas, ¡malditos idiotas!

, les dijo Tallhand a papá y la elfa.

— Pff, como si fuera mentira —dijo Paul.

— Aún no entiendo cómo Zenith y Lilia se fijaron en ti imbecil, le dijo Tallhand al viejo .

— Oorque soy Soy guapo —dijo Paul, mientras Lilia y mamá le daban un coscorrón al mismo tiempo.

— Uuuf, ¿y usted, señor obispo, cómo se involucró con esta tipa? Le dijo Tallhand a Cliff.

— No le diga así, y era el destino —dijo Cliff.

— ¿Pero y tu maldición? Le dijo a la elfa.

— Ooh, Cliff creó un dispositivo que me permite aguantar varios meses, así que le soy fiel —dijo mostrando su collar.

— ¡Vaya, eso es increíble! ¿Y tu gatita, qué es de ti?

— Pues, soy un caballero dorado de Asúra ya te lo dije .

— Ya veo. Tu discípulo me habló de algo así, pero no le creí. ¿Es cierto que eres maga y sabes leer ahora?

— Sí magia de fuego , y matemáticas básicas. De hecho, Rúdeus fue mi maestro en magia y profesor.

— No lo tomes a mal, querida, pero siempre pensé que morirías con la cabeza hueca qué eras le dijo el enano .

— Yo también te extrañé, Tallhand —le dijo la gata bebiendo su cerveza.

— ¿Y estas chicas son tus hijas? —dijo mirando a las furras.

— No, son mis sobrinas. Vienen de visita, trabajan en la compañía de Rúdeus.

— Ya veo. Me alegra ver que te vaya bien, muchacho. Nunca pensé que volvería a ver con ustedes después dle laberinto, Solo falta Geese. Por cierto, ¿dónde está el cara de mono? —dijo el enano.

Todos guardamos silencio, y Elinalise y yo desviamos la mirada.

— ¿Qué sucede? —preguntó Tallhand.

— Está muerto —dijo Paul secamente.

— ¿Qué? ¿Qué le pasó?

— Lo asesine —dijo Paul muy seriamente.

— Jajaja, ya deja de bromear, Paul. ¿Dónde está?

— Él está muerto, Tallhand. Paul lo asesinó —le dijo Ghislaine muy seria.

— ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Le pregunto a Paul mirándolo perplejo.

— Él trató de asesinarnos, a mi, a mi familia y a mis hijos —le dije.

— ¿Él? ¿Están bromeando, cierto? Es Geese, es un cobarde, él jamás podría hacer algo así. Estaba quebrado, sin dinero , de hecho había hecho un guante con los cristales de la hidra para absorber mana y se lo regalé ya que no tenía ni para el pasaje en barco, nos dijo Tallhand .

— El guante de Randolph —me dijo Roxy.

— Te lo explicaré todo —le dije.

Y le conté toda la historia: desde que rescatamos a mamá y cómo Geese sabía de ello gracias al Hombre Dios, cómo ese ser trató de matar a Roxy en el laberinto, cómo reclutó a Geese y cómo este era un apóstol, cómo secuestró a mamá, cómo nos declaró la guerra y la batalla que tuvimos, todo. El enano se quedó ahí guardando silencio varios minutos mientras bebía dos jarras de cerveza.

— Uuuf, maldito idiota —dijo finalmente.

— Lo siento, Tallhand —le dije—. Sé que era tu amigo.

— Un amigo no trata de dañar a otro amigo, menos a Zenith, quien siempre fue buena con él cuando éramos aventureros, y lo defendía de los milis cuando trataban de atacarlo por ser un demonio —dijo mirando a mi madre, quien bebía de su jarra.

— Está enterrado en la Sharia. Si algún día vas allá, puedes visitar su tumba, le dijo Elinalise .

— No, prefiero quedarme con el recuerdo. Bueno, al menos tú, la rata de tu padre, la zorra, la gatita y Zenith están bien —dijo Tallhand.

— ¡Oiga, deje de decirle así a mi esposa! —le dijo Cliff.

— Lo siento, señor obispo.

— Así que eres el dios del cauce muchacho. Sabes, no me sorprende, niño. Cruzaste el Continente Demoníaco con 10 años y ya eras un Santo del Norte a los 13 años y Santo del Agua a los 5. No sé qué demonios tienes en tu sangre, Paul.

— Je, Aisha es una Santa del Norte y Norn, la que se fue a dormir con los niños, es una Santa del Cauce, dijo papá inflando el pecho.

— Sí, y se casó con un superd, y ella está con el señor Kalman —dijo el enano, intimidado por Alek.

— Dígame, Alek, señor enano, estamos de incógnito —le dijo Alek, quien estaba con Aisha sentada en su regazo.

— Sí, tranquilos ni diré nada . Además, me pidieron ver al Dios Metal, iremos pronto, pero primero iremos a las termas para que se relajen unos días —nos dijo el enano.

— Por cierto, Rudeus, dicen que ayudaste a poner a la reina de Asúra en el trono. ¿Es eso cierto?

— Así es, señor enano —le dijo Ariel que hablo por mi, mientras nos hacíamos los tontos.

— Ya veo. Así que usted es una caballero de Su Majestad.

— Así es —le decía Ariel con una sonrisa.

— Dicen que la mujer es hermosa.

— Jaja, ¿y desde cuándo te interesa la belleza femenina, tragasables? —le dijo Paul.

— Cálmate, insecto. Aplaudo la belleza de quien sea, dijo el enano .

— Sí, claro —le dijo Paul sarcásticamente.

— ¿Cómo es que Zenith te permitió tener cinco esposas? —me preguntó Tallhand.

— No preguntes eso por favor —le dije—. No ponga de mal humor a mamá.

— Jaja, sí, será mejor que no. Ah, recuerdo cómo golpeaba a Paul cuando éramos aventureros. Por cierto, ¿por qué quieren ver al Dios Metal?

— Pues, para integrarlo en la alianza contra Laplace y que nos haga unas armas. Quiero un sable nuevo y que pueda reforjar mi espada mágica y la de Eris, que quedaron destruidas en la batalla con Badigadi, ademas Alek quiere una espada nueva.

— Mm, ya veo. Las espadas de Julián Jalisco. Él podrá hacerlo, y ese metal, jovencito, es algo espléndido —dijo el enano mirándo el metal que cree con magia de tierra .

— Sí, necesitamos unas armas creadas con esta cosa. Solo un enano es capaz de hacerlo —le dije.

— Ya veo.

— Pero es para hacer armas, no un dildo —le dijo Paul.

— ¡Púdrete, rata infeliz! —le dijo el enano.

Estuvimos conversando hasta la madrugada hasta que nos fuimos a acostar. Esa noche me quedé en la habitación más grande de la posada, con una cama gigante donde dormí con mis esposas. Lo hicimos toda la noche, fue algo genial. Nos dormimos casi al amanecer. Estaríamos unos días en esta ciudad mientras Cliff ordenaba la iglesia, y luego iríamos a las termas.