— Nffff, ¿huelen eso, niños?
— ¿Qué cosa, abuelito? — preguntó Ars.
— El aroma del paraíso. Miren, es como morir y haber ido al cielo, ¿no creen? Está repleto de mujeres hermosas, con sus hermosas colas y orejas, son tan suavecitas . ¿No es lindo aquí?, dijo Paul.
— Sí, es genial, abuelito Paul. Cuando sea adulto me vendré a vivir aquí — dijo Ars.
— Las con orejas de perro son muy lindas y su cola es suave — dijo Edward.
— Jejejeje, así es, Edward. Son muy lindas, pero yo prefiero las con orejas de gato, son más salvajes — dijo Paul, quien miraba a Ghislaine hablando con Rinia y Tona.
— Tú, Sieghart, ¿no te gusta ninguna? — le preguntó Paul.
— Eeeeh, no, no sé de qué hablas, abuelito — dijo Siegh.
— ¡Eres un mentiroso, Siegh! No le has quitado los ojos de encima a Tercena — dijo Edward.
— Ese no es tu problema, y no la estaba mirando. Eeeh, solo le miraba las orejas, dijo Siegh.
— Jaja, eres un mentiroso, hermano. Le estabas mirando sus grandes melones — dijo Ars.
— ¡Cierra la boca, idiota!
— Ya, cálmense los tres — los regañó Paul—. No se pongan a pelear. Hay chicas de sobra aquí, y eso que aún no van a la aldea de los elfos — dijo Paul.
— Si la abuelita Elinalise dice que ella no irá — dijo Sieghart.
— ¿Qué? Pero debemos pasar por ahí para llegar a los laberintos — dijo Paul.
— No lo sé. Ella dijo que nos esperaría en la ciudad postal con Clive.
— Maldición, iré a hablar con ella — dijo Paul, quien bajó de los árboles para hablar con la elfa. Mientras los niños se quedaron ahí mirando a las chicas feráles.
— ¿En serio piensas casarte con una ferál cuando seas adulto, Ars? — le preguntó Edward.
— ¡Claro que sí! Me casaré con Rinia, con Tona, y con Tercena.
— Oye, quebte pasa — le dijo Siegh.
— ¡Solo bromeaba, hermano! Tercena es tuya, pero me casaré con Faria, seré como papá; de hecho, seré más poderoso que él, lo retaré a un duelo y tomaré su puesto entre sus grandes potencias.
— Jajajaja, papá te pateará el culo, maldito pelirrojo engreído — le dijo Edward.
— Tú hablas por envidia. Eres príncipe y no podrás hacer esto, estas atado a tus labores reales , le dijo Ars .
— Uuum, supongo que es mi destino — dijo Edward—. Aunque mamá me dijo que me enviaría a estudiar a Ranoa unos años cuando tenga 15 años, tal vez podríamos salir a estos lugares con papá, chicos.
— Sí, vendremos a conquistar chicas. ¿Tú vendrás con nosotros, Siegh?
— Eeeh, no lo sé.
— Uuuf, deja de ser tan gallina, Siegh. Eres el más fuerte de nosotros. No sé por qué siempre eres tan cobarde, dijo Ars .
— No soy cobarde, simplemente no tengo fantasías idiotas como tu Ars — dijo Siegh.
— Jajaja, mentira. Somos Greyrat, está en nuestra sangre. Y por cómo miras a Tercena, sé que piensas lo mismo, hermano — le dijo Ars.
— No piensen tanto en el futuro, par de tontos. No sabemos qué nos depara de aquí a 10 años. Tal vez las cosas sean muy diferentes. Somos solo niños ahora dijo Sieghart .
— Uuuf, siempre le quitas lo divertido a todo — dijo Ars—. Cuando yo crezca, recorreré el mundo y conquistaré muchas chicas lindas como nos aconsejo el abuelo (….) ¿Por qué se quedaron callados ustedes dos? — dijo Ars, pero cuando se dio vuelta, Rúdeus estaba tras él.
— Quisiera saber de dónde rayos sacas esas ideas, hijo mío — le pregunté.
— Eeeh, el abuelito Paul me estaba contando que cuando era joven soñaba con eso, me dijo Ars asustado.
— No me digas — dije, mirando a papá que hablaba con Ghislaine y Elinalise—. Escucha, Ars, eres muy niño para pensar en eso, y no sabes qué te deparará el destino. Tu abuelo Paul soñaba con ello y terminó de otra manera, aunque feliz. Yo quería recorrer el mundo y ser profesor y terminé como estoy ahora, pero aún así soy feliz. A estas alturas de sus vidas mis hijos, les falta mucho aún para que se preocupen por lo que serán de adultos. Solo dedíquense a divertirse como niños y a crecer sanos — les dije.
— Si, papá, me dijeron mientras yo iba a hablar con Paul.
— ¿Así que quieres derrotar a papá cuando seas adulto y quitarle su título ? —dijo de pronto Lara, que apareció tras ellos.
— ¿Tú que estabas haciendo oculta ahí ? Preguntó Sieghart.
— Escuchándote detrás del árbol.
— ¿No te dijo mamá azul que es de mala educación escuchar la conversación de los demás? Le dijo Ars.
— Jajaja, sí, pero solo las cosas de los adultos, no de tres niños idiotas —dijo Lara.
— ¿Nos vas a acusar con mamá roja? —preguntó Siegh asustado.
— No, Pero te voy a dar un consejo a ti , Ars. Tú nunca podrás derrotar a papá, y si lo intentas vas a morder el polvo.
— Con entrenamiento sí puedo lograrlo. Mamá roja dice que a mi edad soy más poderoso que él y mamá azul dice que tengo talento en magia de fuego y viento , dijo Ars .
— No lo eres. Papá, a nuestra edad , ya era un santo del agua. Papá es la 7ma potencia, pero perfectamente podría ser el 5to. Si lo desafias vas a morder el polvo, lo mismo que tú, Siegh.
Jajajaja jajaja.
— Odio cuando ríes como una villana —dijo Ars.
— No soy villana, ni ninguno de nosotros, simplemente les digo la verdad, hermanitos. Papá es extremadamente fuerte, ustedes no han visto un ápice de su poder, les dijo Lara.
— Lara tiene razón. Mi maestro dice que la 5ta técnica del Dios del cauce es aterradora. Papá lo derrotó incluso cuando mi maestro tenía a Kajakut, dijo Siegh .
— Yo no pensaba en matar a papá, solo en derrotarlo y tomar el 7mo lugar —dijo Ars.
— Si Como sea, nunca podrás derrotarlo —dijo Lara poniéndose al lado de los chicos.
— ¿Por qué te dicen la elegida, hermana? —le preguntó Edward.
— Mmm, Rinia dice que debo acompañar a la bestia sagrada en un viaje y ayudaré a matar el mal. Ufff, qué aburrido.
— Tú siempre has sabido cosas, Lara —le dijo Siegh .
— Ummm, sí, solo algunas.
— ¿Qué pasará con nosotros? —preguntó Edward.
— Ummm, nada. La verdad, ni siquiera he visto sus futuros, solo sé que son constantes.
— Qué aburrido. Eso significa que Edward será rey, y Siegh y yo tendremos un harém de mujeres feráles—dijo Ars.
— Hey, yo también quiero tener muchas chicas feráles —dijo Edward.
— Jajajaja, ¡pero qué payasos! —dijo Lara, que bajó las escaleras riendo.
— ¿Realmente papá es tan poderoso como Lara dice? —se preguntó Ars.
— Mi maestro dice que sí lo es —dijo Siegh.
— Sí. Dóga, Isolde, Ghislaine y Kalman II dicen que papá es aterrador. Creo que nosotros no lo vemos así porque siempre ha sido bueno con nosotros, nos consiente mucho —dijo Edward.
— Tal vez deberíamos pedirle que nos muestre la 5ta técnica —dijo Ars.
— Sí, pero otro día. Vamos a jugar con esas niñas lindas que nos están saludando —dijo Edward, que saludaba con cara de idiota a unas niñas Doldia que los invitaban a jugar.
Mientras, Rúdeus llegaba con su padre, que hablaba con Ghislaine y Elinalise.
— Oye, viejo, ¿qué mierda le estás enseñando a mis hijos?, le dije.
— No sé de qué hablas Rudy .
— Sí, no te hagas el tonto, estaban haciendo planes de cuántas mujeres tendrían cuando sean adultos y le dijeron que tu les aconsejaste eso, viejo .
— No seas cara dura, Rudy, no me culpes a mí; tú eres su padre y su ejemplo a seguir , me dijo Paul .
— Es diferente, con las chicas estamos juntos por amor, no porque soy un maldito sultán.
— Sí, claro, échame la culpa a mí, me dijo papá .
— Como sea, y ustedes ¿De qué hablan?, espero que no estén planeando orgías, les dije.
— Uuuf, qué buenos tiempos, dijo papá.
— Aaagh, en tus sueños, rata. Solo le estoy diciendo al asqueroso de tu padre que regresaré a la ciudad postal con Clive; los esperaré ahí hasta que regresemos a Millishion , dijo Elinalise.
— ¿Por qué? Pensé que iríamos a los laberintos unos días, le dije.
— Lo siento, debo pasar por tierras élficas y fui expulsada de ese lugar, no tengo buena reputación entre los elfos.
— Por favor, han pasado 400 años; ni siquiera deben acordarse de ti abuelita , le dije.
— Sí, claro; los elfos viven milenios y odian para siempre, son seres rencoroso, dijo Elinalise .
—A Papá, ¿lo perdonaste?, le dije.
— Es diferente, yo no soy rencorosa.
— Sí, claro, dijo Ghislaine.
— Ariel tiene un anillo cambiaformas; usa uno de esos, yo se lo pediré, le dije.
— Uuuf, está bien, está bien, pero me siento rara con ir a ese lugar.
— ¿Te refieres a la aldea de los elfos?, le preguntó papá.
— No, al laberinto; algo me dice que(…) siento algo raro con respecto a eso.
— Ya cálmate, Alek irá con nosotros, además de Eris y Roxy; estaremos bien, le dije.
— ¿Y tu maestra cómo estaba tu padre , Gustav?, le pregunté.
— Bien; casi le da un infarto cuando me vio, y los ancianos salieron huyendo. Ghis tuvo que explicarle que estaba de visita , así que hablamos toda la tarde .
— Ya veo, ¿y qué te dijo?
— Pues que nunca se imaginó que supiera leer y fuera una reina espada o una caballero Asúra; creo que se sorprendieron.
— Solo necesitabas un buen maestro; tú nunca fuiste tonta, maestra, simplemente necesitabas a alguien que te enseñara, le dije.
— Lo sé, me dijo sonriendo.
Esa tarde salimos a dar un paseo por la aldea Doldia en compañía de Ghislaine, Rinia, Purcena, Militona y Tercena. De más está decir que Eris estaba en las nubes, y Ariel se sentía maravillado con el estilo de vida de los feráles . Mientras caminábamos, todos mostraban un respeto profundo por Lara y Leo, y como siempre, le tocaban el cabello. Además, me di cuenta del respeto que le tienen a las princesas Tercena, Militona, Purcena y Rinia dentro de esta tribu.
Cuando visitábamos a los Adoldia y sus líderes, una anciana llamó mi atención; no tenía cola y orejas Adoldia más pequeñas.
— Oye, Rinia, ¿quién es esa mujer?, pregunté.
— Ooh, ella es una mestiza con humano; miau, no tiene cola; tiene varios hijos, es esposa de uno de los líderes Adoldia Miau.
— ¿Es tu pariente, Purcena? Pregunté.
— No, Nano, es de una jerarquía inferior.
— Ya veo, dije mirándola, y de reojo miré a Silphy que venía tras nosotros riendo con Ariel, Nana y los niños .
— Oye, jefe miau, no me dijiste que Silphy es hija de una mestiza.
— Shhh, no digas nada, dije, mientras miraba a la mestiza Adoldia.
De pronto, la mestiza nos vio, y al ver a Leo, rápidamente ella y las que parecían sus hijas y nietas inclinaron la cabeza ante Leo y Lara.
Mientras mis esposas seguían caminando, yo me quedé atrás con Purcena, que me explicaba que los Adoldia y los Dedoldia viven juntos, pero aún así tienen clanes aparte, pero un jefe tribal común, el que vendría a ser el rey, el cual es Ghis, un Dedoldia. Dedoldias y Adoldias conforman la tribu Doldia.
En eso estábamos hablando con las furras , la mujer anciana pasaba por mi lado.
— Usted, señora, le dije .
— ¿Quién es usted?, me dijo la mujer.
— Más respeto; él es el padre de la elegida, y es el dios del cauce, Miau, unos de los 7 grandes poderes y amigo de mi padre y abuelo miau , dijo Rinia.
— Lo siento, mi señor, dijo la anciana ferál.
— ¿Quién es tu padre?, le pregunté.
— ¿Por qué me pregunta eso, señor?
— Curiosidad, le dije.
— Un noble humano, de Asúra.
— Ya veo, ¿y por qué no estás con ellos ?
— Nunca lo conocí; mi madre fue expulsada cuando se embarazó de mí, y a mi padre lo enviaron lejos para separarlos; mi madre era muy joven en esa época. ¿Por qué quiere saber eso, señor?
— Curiosidad; he visto mestizos en Asúra, pero nunca en las tierras feráles.
— Oh, ya veo; con su permiso, me dijo mientras me daba la espalda .
— ¿Le suena el nombre de Laws Dragonroad?, le dije.
La anciana se detuvo, y creo haber sentido que tembló. Cuando volteo , no tenía buena cara.
— ¿De dónde conoce ese nombre? Me dijo la anciana.
— De mi niñez; era un medio elfo muy amigo de mis padres , vivía cerca de mi casa; tenía una hija medio elfa de cabello verde, su esposa era una humana ferál Le Dije
— ¿Y qué pasó con ellos? Preguntó la anciana.
— Todos murieron; su hija era mi mejor amiga cuando era niño; murieron en el accidente de teletransportación de Fitoa . Recuerdo a la esposa de Laws; era una mujer encantadora; eran pobres, pero eran felices; aún me duele sus muertes, le dije.
La mujer guardó silencio; solo me miró sin expresión en su rostro.
— Pobre mujer; su hija una vez me contó que qué a su mamá su propia madre la quiso vender como una esclava, y Laws la salvó de una vida miserable; por eso odio a los malditos esclavistas.
¿Puede creer que una madre quiera vender a su propia hija? Seguro era una Maldita perra sin corazón, le dije.
La mujer temblaba; era como si quisiera decirme algo, pero ser el dios del cauce y estar acompañado de dos princesas feráles debe ser aterrador para esta mujer.
En fin, solo quería decirle eso, dije. Mientras la mujer se daba vuelta y seguía su camino.
— Rudy, amor, ¿qué haces aquí? Te quedaste atrás , me dijo de pronto Silphy, que venía con Lucy y Siegh de la mano. La mujer miró a Silphy y abrió los ojos; luego miró a Lucy y Siegh.
— ¿Quién es esta señora, Rudy?, me preguntó Silphy.
— No es nadie, amor; alguien sin importancia, dije, mientras la tomaba de la mano y seguía caminando con ella.
— ¿Quién es esa elfa, majestad ?, preguntó la anciana mestiza a Rinia .
— Oh, ella es Silphy Greyrat, miau; es la esposa del dios del cauce; es una reina de agua; es muy poderosa, miau.
— Si nos vemos, anciana, nano, le dijo Purcena, las cuales siguieron a Rúdeus, quien alcanzó a su familia en el recorrido de la aldea.
—¿Greyrat? No puede ser , murmuró la anciana para si misma.
—Estas bien madre, que quería ese Dragonfolk y la princesas contigo, dijo una de las hijas de la mujer.
—Nada, no se preocupen, regresemos a la aldea dijo la anciana.
Mientras tanto llegaba con mis esposas.
— ¿Que hablaban tanto ustedes? — nos regañó Eris.
— Nada, solo hablábamos de las tribus — dije, mientras paseabamos por la aldea. La verdad, fueron unos días muy divertidos. Acompañamos a los Dedoldia a cazar, incluida Ghislaine, y trajimos varias presas. La vida de los feráles se asemeja mucho a las tribus amazónicas de mi mundo anterior, salvo que son una sociedad un poco más avanzada en cuanto a construcción; pero su modo de vida, en comparación a los hobbits y enanos, es más apegado a la naturaleza. Todas sus mujeres son hermosas y todos son ágiles por naturaleza.
También estuvimos en los territorios de otras tribus feráles, y cuando conocí la aldea de Goriade me di cuenta de que no todas las mujeres feráles son lindas.
— Ars estaba vuelto loco cuando vio mujeres feráles con orejas de zorro o esas con orejas de oso —. Mi hijo, el "furro", estaba en el cielo, y debo decir que Christina va por el mismo camino. Mientras Edward y Siegh, si bien no son tan efusivos como Ars, sí me di cuenta de que la sangre Boreas que les heredé por parte de mi abuela sí tiene efectos en ellos, ya que miraban a las chicas con grandes sonrisas; y de hecho, todos mis hijos lo hacían, incluso Lara les acariciaba las orejas.
Uno de esos días, Estábamos una tarde comiendo en compañía de mi familia, junto con Ghis y las princesas feráles, cuando de pronto alguien llegó en caballo, encapuchado en una capa verde, con arco y flechas en su espalda.
— ¿Tú quién eres? — preguntó un guerrero Adoldia.
— Tranquilo, Ferál. Soy Karanthir, traigo un mensaje de mi señor Eskoll, líder de los elfos para el Dios del Cauce .
— Déjalo — dijo Ghis, quien bajó al piso.
— Mi señor — dijo el elfo poniéndose de rodillas —, he escuchado que el Dios del Cauce está con usted.
— Así es, es mi invitado, dijo Ghis .
— Tengo un mensaje para él.
— ¿Qué quieres conmigo? — dije, saltando desde las cabañas y amortiguando mi caída con gravedad. El elfo me miró algo asustado cuando hice eso.
— Soy el General Rudeus Greyrat, Dios del Cauce, comandante en jefe de los ejércitos del Dios Drsfon — le dije mostrándole mi rostro.
— Mi señor — dijo el tipo arrodillándose ante mí.
— No es necesario que te arrodilles, no soy un rey ni el papá. ¿Qué deseas? — dije.
El tipo se puso de pie y se sacó la capucha, mostrando a un elfo rubio de cabello largo y ojos verdes.
— Mi señor Eskoll le envía saludos y lo invita cordialmente al asentamiento elfo.
— Sí, bueno, ya le había enviado una carta. ¿Por qué ha enviado a un emisario? — pregunté.
— Bueno, eeeh… ¿cómo decirlo con suavidad? — pensó el elfo. — Mi señor Eskoll dice que se enteró que Elinalise Dragonroad está con ustedes, mi señor.
— Sí, ¿y eso qué? Le dije.
— Ella tiene prohibido la entrada a la aldea de los elfos.
— Ella no ha estado ahí hace 400 años. ¿Aún está proscrita?
— Sí, mi señor.
— Ya veo. Aun así, pasaremos por ahí rumbo a los laberintos enanos.
— Sí, como sea, esa mujer no puede pasar, lo siento mi señor .
— Ya veo — dije, aunque no dije nada. Elinalise ya me lo había advertido y, de todos modos, pasaría disfrazada.
— Bien, supongo que está bien — le dije.
— Gracias por entender mi señor, solo queremos evitar problemas con las mujeres de nuestra eldea — dijo, mirando tras de mí y viendo a Silphy, quien había bajado con Eris y mis otras esposas, además de mis hijos. Obviamente, su atención se fue a Silphy, Lucy, Sieghart y Clive.
— ¿Quiénes son los elfos? — preguntó Karanthir.
— Ese no es tu problema emisario — le dije.
— Perdón, no quise ser mal educado, es que no los conozco, dijo el elfo .
— Es una de mis esposas y 3 de mis hijos. Y los elfos existen en todo el mundo, no solo en el Gran Bosque, ni deberías sorprenderte, — le dije.
— Sí, lo siento, mi señor. No quise ofenderlo.
— Y yo no soy un elfo — dijo Siegh —, soy un humano, así como Link.
— ¿Como quién? — dijo el elfo confundido .
— Siegh, ¡no es momento para hablar de héroes! — le dije.
— No le haga caso — le dije al elfo. — Mi suegra era media elfa, y mi esposa y mis hijos salieron con orejas élficas.
— Ya veo, fascinante. Su ancestro elfo debe tener una sangre muy fuerte.
— Así es — dije, pensando en Elinalise. — Estaremos en unos días por la aldea de los elfos. Dígale a su líder que no se preocupe.
— Muchas gracias, mi señor — dijo el elfo, subiéndose a su caballo y partiendo a toda velocidad.
— Uuuf, pero qué imbécil — dijo Silphy.
— Sí, tal como los describían las leyendas nórdica y tu abuela , aunque más lameculos — dije.
Cuando regresamos a la cena, les expliqué lo que había pasado.
— Uuuf, es mala idea que vaya, Rúdeus. Ya viste que vinieron solo por eso, dijo Elianlise.
— Ya, tranquila. Solo estaremos un día con los elfos; nuestro destino son los laberintos.
— ¿Por qué no quieren que vayas, mamá?, preguntó Clive.
— Bueno, cariño, hace muchos siglos tu madre estuvo casada con un elfo de ese lugar. Cuando el Dios del Norte y Perugius me rescataron de un cristal en un laberinto… y bueno, eeeh… causé estragos después de que mi primer marido fue asesinado ahí, cariño.
— ¿Qué estragos, mamá?
— ¡Que me bueno Golpee a muchas elfas! , dijo Elinalise.
Obviamente eso es una mentira. Lo que pasó es que Elinalise se cogio a casi todos los elfos, y las elfas celosas la expulsaron. De hecho, los elfos hombres no la odian; son las elfas las que no la dejan entrar.
— ¿Cuál es la diferencia entre alto elfo y elfos normales, abuelita?, preguntó Silphy.
— Bueno, los altos elfos somos semi-inmortales podemos vivir para siempre siempre y cuando no nos maten , y los elfos viven unos 2000 años.
— ¿Eso quiere decir que Law pudo vivir unos mil años?, preguntó Ghis.
— No, querido. Law era hijo de un humano; él habría vivido unos 400 años. A pesar de que yo soy semi-inmortal, y Silphy… bueno, cariño, tú vivirás entre 160 a 200 años, querida.
— No quiero hablar de eso, dijo Silphy. Mientra hubo un incómodo silencio.
— Hablando de eso, Orsted dice que tú, Ghis, Ghislaine, Purcena y Tercena descienden del último Dios Bestia. ¿Es eso cierto? Les pregunté
— Jaja, así es. Bueno, sin contar al Dios Bestia del mito, el último Dios Bestia peleó en la segunda guerra humano-demonio contra Kishirika, y descendemos de él, dijo Ghis.
— Con razón ustedes son más fuertes de lo común, dije.
— Por eso el liderazgo seguirá en una de ellas, dijo Ghis.
— Por cierto, ¿dónde están Alek y Aisha? No los veo desde la mañana, dije.
— Tu hermana y el Dios del Norte están en una cabaña alejados de aquí. Han estado todo el día reproduciéndose, y les asigné una cabaña alejada, me dijo Ghis, poniendo muy incómodo a mi, mi papá y Lilia.
— Gracias por compartirlo, Ghis, dije. Gracias a Dios mis hijos no hablan de Dios Bestia, dije.
— Lo siento, olvidé que los humanos son mojigatos al hablar de reproducción.
— Sí, como sea, dije.
Esa noche, cuando ya todos dormían, salí de la cabaña donde solo estaba con mis esposas y me puse a mirar el cielo entre los árboles.
— ¿Qué miras, papá?, me dijo de pronto Lara.
— ¿Tú qué haces aquí, no deberías estar durmiendo?, le dije.
— Sabía que estarías aquí y a esta hora. ¿Qué ves?, me dijo Lara.
— Nada, el cielo, amor.
— Qué aburrido… las estrellas se ven diferentes.
— Es que estamos en el hemisferio sur, amor. Salvo algunas constelaciones y los planetas, se ven otras estrellas.
— Ya veo, dijo Lara sentándose a mi lado.
— ¿Qué hacen ustedes dos ahí? Nos dijeron de pronto
— Oh, mami Ariel, dijo Lara.
— Jejeje, ¿qué hacen?
— Nada, solo miramos las estrellas, dije. Y tú, Lara, no llames “mamá” a Ariel; dile “Su Majestad”.
— Pero ella está contigo, papi.
— Ya te dije que es diferente. Nadie sabe que estamos juntos, y no le digas “mami” a Ariel; dile “mami Kleene”.
— Ya deja de regañarla, Rudy, dijo Ariel acariciando el cabello de Lara y sentándose a mi lado. Estos meses han sido geniales. La he pasado muy bien, y es genial estar como una persona común sin que nadie me reconozca.
— Ya queda poco; pronto volveremos a nuestras vidas, le dije.
— Aún así, me encantó estar aquí con toda tu… nuestra familia, dijo Ariel apoyando su cabeza en mi hombro.
— ¿Qué haces, Lara?, dije mirando a mi hija que le estaba acariciando el vientre de Ariel.
— Nada, papi. Creo que a mamá Kleene le duele la panza.
— Jejejeje, no te preocupes, solo fue mi estómago gruñendo, dijo Ariel.
— ¿Tienes hambre?, le pregunté.
— Sí, de leche, me dijo Ariel.
— Puedo ir a hacerte un vaso. Traje leche en polvo para los niños, dije.
— Jaja, no, tonto. Otro día, dijo Ariel con una sonrisa.
— Uuuf, después de esto debo ir al Santuario de la Espada. Tal vez llevemos a Isolte, le dije.
— Sí, no hay problema, dijo Ariel. Lady Isolte me comentó antes de venir que Lady Nina dio a luz a una niña.
— Una niña… qué raro, dije.
— ¿Por qué dices eso, Rudy?
— Bueno, ¿recuerdas a los alternos?
— Sí, ¿qué hay con ellos?
— Bueno, la Eris alterna me contó que Nina era madre de un niño. Tal vez Isolte se equivocó, o bien Nina se equivocó y confundió niño con niña al escribir , dije.
— Sí, tal vez. Lo verás cuando estés ahí, Rudy. Por cierto, ¿cuándo Lady Aisha será madre?
— No lo sé. Así como van, creo que pronto, dije.
— Falta mucho aún, dijo Lara.
— ¿Tú cómo sabes eso?, pregunté.
— Solo lo sé, papá, dijo Lara acariciando la barriga de Ariel.
— Deja de hacer eso, la regañe .
— Tranquilo, Rudy. No me molesta, dijo Ariel acariciando el cabello de Lara.
— Yo no conocí a tu papá cuando era niño, Lara, pero Silphy me dice que tú le recuerdas mucho a él, le dijo Ariel.
— Sí, mamá Roja me dice lo mismo, pero me parezco a mamá Azul. Sigh si es idéntico a papá cuando era niño, bueno, salvo por su cabello y sus orejas, dijo Lara.
En fin Mejor me voy. Mamá Nana está por llegar y me va a regañar si me ve aquí, dijo Lara poniéndose de pie y corriendo a su cabaña a donde duerme con los niños.
Apenas ella se metió en la cabaña, alguien nos habló.
— ¿Ustedes qué hacen aquí solas?, dijo Nana inflando las mejillas.
— Nada, solo estábamos hablando, dije. ¿Por qué celosa?, le dijo Ariel.
— ¿De ti? Uuuf, claro que no, dijo Nana sentándose a mi lado y besándome. Me levanté porque habría jurado que escuché a Lara hablando.
— De hecho, estaba aquí conmigo antes que llegaran ustedes dos, le dije.
— Esa niña… le dije que no saliera a deambular de noche. Es peligroso, dijo Nana.
— Ya tranquila, chinita, nada malo va a pasar.
— No me digas "chinita" (...) "sudaca".
— Wow, Wow ¿de dónde salió eso, mi pequeña racista de ojos rasgados ?
— Tú empezaste tonto —dijo inflando sus mejillas.
— No te pongas así, amor, ven conmigo, ¡te daré un beso atómico! —le dije.
— Ya, ves que te pones idiota con tus bromas, maldito coge llamas —me dijo.
— Hey, que te pasa yo no era boliviano —le dije.
— No entiendo qué demonios se están diciendo ustedes dos —nos dijo Ariel confundida.
— Nada, cosas de nuestro mundo —dije agarrando a Nana del culo y sentándola en mi regazo para darle un dulce beso. En eso, cuando nos separábamos y Nana me miraba con una sonrisa, Ariel le tomó la cara a Nana y le dio otro beso.
— ¡Puaj! ¿Qué demonios crees que haces Ariel ? —le dijo Nana muy enojada .
— Nada, es que me dio envidia al verlos —dijo Ariel.
— Odio que me beses a Ariel.
— No dijiste eso la otra noche.
— Ya cállate, no lo vuelvas a hacer.
— Ya dejen de pelear ustedes dos, van a despertar a todos los feráles —les dije.
— umm a todo esto ¿Qué haces despierto, Rudy?, me pregunto mi chinita.
— Nada, miraba las estrellas, ya te dije, en este hemisferio se ven otras estrellas.
— ¿Estás nervioso por lo de los elfos, cierto? —me dijo Nana.
— No, estoy nervioso por Silphy, Lucy, Siegh y Clive; si les dicen algo, voy a patear sus engreídos culos.
— Los elfos del continente central se comportan muy diferente —dijo Ariel.
— Pues están acostumbrados a vivir como humanos y muchos son medio elfos como Faria, les dije.
— O tal vez no se involucran con otras razas porque nosotros morimos primero —dijo Ariel.
— Puede ser, pero estos elfos del Gran Bosque me parecen unos puntos nazis —dije.
— ¿Qué es un nazi? —me preguntó Ariel, así que estuve explicándole esa historia de mi mundo.
— Vaya, eso es horrible —me dijo Ariel.
— Es naturaleza humana. Romanos, mongoles, chinos, japoneses, ingleses, alemanes, rusos comunistas, gringos, franceses, incluso los mismos israelíes han cometido genocidio en nuestro mundo, y acá no van muy lejos, considerando que no hay solo humanos —dije.
— Y se viene una gran guerra donde muchos morirán —me dijo Ariel.
— Por lo mismo hago esto, para evitar tantas bajas. Queremos matar a Laplace lo más rápido posible, sin que tantos demonios y humanos mueran. Solo lamento que no estaré aquí para matar a Hitogami —dije.
— No hables de eso, Rudy odio cuando hablas de que moriremos —me dijo Ariel.
— Pero va a pasar.
— Solo sé que si alguna vez regreso a Japón, ya no seré la misma persona —dijo Nana.
— Serás más sabia, amor —le dije.
— Desearía poder llegar antes y evitar que corras hacia mí, y que vivamos juntos en nuestro mundo, Rudy.
— No se puede, eso generaría una paradoja en el tiempo; además, evitaría que llegue a este mundo, amor.
— Me gustaría que tú también regresaras, amor, y viviéramos todos juntos en Japón —me dijo Nana.
— Lo dudo, no me gusta el sushi, le dije.
— Jaja, cállate, idiota —dijo abrazándome.
— Silphy tiene razón, ustedes tienen un vínculo que solo ustedes entienden —nos dijo Ariel.
— No te pongas celosa, mi rubia debilidad —dije, agarrando del culito a Ariel y sentándola en mi regazo mientras nos besábamos.
— Bien, será mejor dormir —dije.
— Oye, Rudy, tengo una mejor idea: hagamos un trío —nos dijo Ariel.
— Las chicas están durmiendo —dije.
— Vamos a otra cabaña, solo los tres —dijo.
— ¿Qué dices, Nana? —le dije.
— Uuuf... de todos modos ya no podía dormir, pero no me beses —le dijo a Ariel, así que partimos a una cabaña alejada.
Estuvimos cerca de una semana en la aldea Doldia, donde Ghislaine recorrió su viejo hogar; sin embargo, no vi tristeza en ella cuando debimos irnos. Los más tristes eran Paul y mis hijos, en especial Ars, quien le propuso matrimonio a casi todas las chicas que vio. Rinia se despidió de su padre y le prometió que la próxima vez regresaría con hijos, y Pursena dijo que regresaría a tomar el matriarcado cuando viniera con Lara. Así nos despedimos de los de Doldia y partimos rumbo a las tierras élficas.
— Mientras íbamos en los carruajes, fui con Elinalise y Clive.
— Bien, Elinalise, te ves como Kleene; dudo que los elfos te reconozcan, a menos que recuerden tu voz —le dije mientra ella se ponía el anillo cambia formas .
— No, no tienen tan buena memoria, los desgraciados —dijo.
— Bien, Clive, desde ahora eres mi hijo y Silphy es tu mamá, ¿entiendes? —le dije.
— Claro, maestro.
— No me llames "maestro", debes llamarme "papá", y llama "Kleene" a Elinalise, ¿está claro?
— Claro, maestro.
— Uuuf... eeh, bien, mantente cerca de Lucy, Siegh y los niños, y deja que ellos hablen por ti.
— Sí, maestro... digo, padre.
— Bien, así. Y no se preocupen, nadie les dirá nada —les dije guiñándoles un ojo.
— Sí, tranquilo. ¿Y quién se supone que soy yo? ¿Tu esposa? Me dijo Elianalise.
— No, claro que no eres... ¡demonios!, no pensé en eso... eeh, diremos que eres... eeh... ¡maldita sea!, diremos que eres... la esposa de papá.
— ¡Vete al demonio!, no diré eso, dijo Elinalise .
— Carajo, ¿qué decimos, Ariel? —dije a mi rubia que venía con nosotros .
— Tranquilo, solo diremos que eres una sirvienta —dijo Ariel.
— Uuuf, sí, es buena idea. Esos idiotas no me hablarán al pensar que soy una sirvienta, pero te aclaro una cosa, Rudeus: no me des órdenes.
— Claro que no —le dije.
Después de unos días, entramos a territorios de los elfos. Dejamos los carruajes en unas caballerizas en un pueblo y partimos rumbo a la aldea élfica donde reside el líder Eskoll, el padre del niño idiota que estudiaba en la clase especial de Ranoa. Por cierto, ese elfo regresó cuando se graduó... ¡mierda!, él reconocerá a Ariel, pensé en vos alta .
— Tranquilo, Rudy —me dijo Norn—. Ese idiota entro a la universidad después de que Su Majestad se fue.
— Uuuf, es un alivio —dije.
Mientras caminábamos, me di cuenta de que éramos observados con curiosidad por los elfos. No es que no pasara nadie por aquí, pero éramos una comitiva muy grande, pero más que nada miraban a Silphy y a los niños. Y de vez en cuando, algunas elfas me miraban a mí o a Aleksander; de hecho, un par de elfas me guiñaron el ojo, poniendo de pésimo humor a Silphy.
— No dijiste que los elfos son unos idiotas a los que no les gusta mezclarse con otras razas, abue... digo, Kleene —dijo Silphy—. Mira a esas orejonas vagabundas cómo le guiñan el ojo a Rudy.
— Sí, bueno, a las elfas les gustan los humanos, querida, y tu esposo es guapo. Además, deben pensar que es un mestizo Dragonfolk.
— Grrr, ¡nada de mirar a estas tipas!, ¡está claro, Rudy!
— Oye, ¿por qué haría eso? Tú eres la elfa más hermosa del mundo —le dije a Silphy, quien me abrazaba del brazo muy fuerte.
— Estábamos caminando mientras varias elfas saludaban a papá y a Alek. Alek se hizo el tonto mientras Aisha lo tomaba de la mano y se la apretaba .
— En tus viajes de aventurero viniste mucho aquí, ¿cierto, Alek? —le dijo Aisha molesta.
— Bueno, sí, pero… pero iba directo a los laberintos, amor, jejeje.
— Ummmm… ¿y nunca te diste cuenta de las intenciones de estas tipas?
— Aisha, amor, tú eres la única —le dijo Alek.
— Creo que me mientes, y se que tenías varias admiradoras.
— Bueno, sí, pero en esa época no las tomaba en cuenta porque estaba obsesionado con ser un héroe más grande que mi padre, amor.
— Espero que no hayas compartido la cama con alguna de estas orejonas Aleksander Ryback.
— Te lo juro, Aisha, tú has sido la única, amor.
Mientras los tórtolos discutían, Paul iba saludando a las elfas como si fuera una rock star, bueno, hasta que mamá le dio una tremenda bofetada y Norn lo regañó.
— No crees que está muy viejo para estas chicas, padre —le dijo Norn.
— ¿De qué hablas? Ellas son mayores que to ¡hija, son elfas! ¡Auch! Está bien, Zenith, ya entendí. No las saludaré, pero es de mala educación no hacerlo —dijo papá.
Mientras Edward y Ars estaban maravillados:
— ¡Dios, hermano, estoy en el cielo! —dijo Edward.
— Sí, son lindas, pero no se comparan con Rinia y Tona —dijo Ars.
— ¿De qué hablas? ¡Míralas, son hermosas! Dijo Edward.
— Creen que soy linda, chicos —dijo Lucy con una sonrisa.
— Puuuf, claro que no, tú eres una marimacho, Lucy, le dijo Ars .
— ¿Qué dijiste, imbécil?
— Yo sí creo que eres linda, Lucy —dijo Clive.
— Oooh, gracias, pero ustedes dos son mis hermanos, deberían decir que yo soy más linda.
— Con todo respeto, hermana, somos tus hermanos, no podemos encontrarte bonita —le dijo Sieghart.
— Oh, ya cállate, furro —le dijo Lucy de mala gana.
Mientras caminaba con Silphy de la mano tras nosotros, Elinalise venía disfrazada de Kleene con la cabeza gacha, sin decir nada mientras miraba nerviosa. En eso estábamos cuando pasamos cerca de unas elfas que venían con frutas en una canasta. Cuando pasaron a mi lado, me tiraron unos besos y se fueron corriendo y sonriendo. Silphy estaba roja de furia, lo mismo que Nana y, de hecho, todas mis esposas. La verdad, no esperábamos un recibimiento así de las elfas , ya que los elfos varones no le hacían ningún gesto a mis esposas o mis hermanas, aunque sí miraban con curiosidad a Sieghart.
— Finalmente nos hicieron pasar donde el líder elfo, Eskoll. El tipo parecía amable. La aldea de los elfos era muy hermosa, estaba construída sobre los árboles, para citar la gran inundación de la temporada de lluvias; sin embargo, sus casas eran magníficas, fabricadas de madera con hermosas molduras. Algo así de fino en madera, ni siquiera en Asúra lo había visto. Hasta Ariel quedó maravillado , y eso que ella nació en cuna de oro, literalmente. No me di cuenta cuando llegamos a La residencia del líder elfo.
— Gusto en conocerlo, majestad —dije haciendo una venia noble.
— Oh, no hagas eso, Dios del Cauce —me dijo—. Déjeme presentarle a mi familia —dijo, presentándome a su hermosa esposa elfa y a su hijo, que no era otro que Raifold, el elfo de la clase especial.
— Así que regresaste —le dije al joven elfo.
— Jeje, gusto en verlo, general… digo, Dios del Cauce.
— ¿Ya se conocían? —preguntó Eskoll.
— Sí, padre. Estudié con él y con Aisha Greyrat en la clase especial, aunque en ese tiempo era general del Dios Dragón. Gusto en verte, Aisha —dijo el elfo.
— Sí, digo lo mismo —dijo Aisha—. Déjame presentarte a mi novio, el Dios del Norte.
— ¡Oooh! El Dios del Norte y el Dios del Cauce. Jejeje, ¡qué alegría! Jeje… pero miren la hora que es. Quedé de juntarme con Miinal, el líder enano. Con su permiso, padre —dijo el elfo, que se largó de ahí.
— Perdónen a mi hijo, no sé qué le pasa. Por favor adelante —me dijo el elfo, que nos hizo pasar a un enorme salón.
— Supe que ha forjado alianzas con todas las tribus del Gran Bosque, incluidos los enanos —me dijo el elfo.
— Así es. También con la Santa Iglesia de Milis y casi todo el mundo, incluso con algunas tribus de demonios, le dije .
— Así veo —dijo, mirando a Roxy, Lara y Lily.
— Bien, el punto es que el Dios Dragón está reuniendo fuerzas. Laplace renacerá pronto, le dije .
— Sí, he escuchado de ello.
— ¿Tengo entendido que los elfos fueron diezmados por los demonios en la última guerra?Le pregunté .
— No fue tan así . Los feráles nos acorralaron y nos tomaron prisioneros. No fue hasta que Lord Perugius, Urupen, Kalman y el resto de los héroes derrotaron a los ferales y los obligaron a cambiar de bando, que nos unimos contra Laplace y derrotamos a los demonios donde hoy está el puerto de Zant.
— Bien, la idea del Dios Dragón ahora es derrotarlo rápido, para evitar miles de muertes, le dije .
— Usted es joven, no conoció a Laplace… ni siquiera yo. Soy un elfo joven, solo tengo 400 años; sin embargo, los ancianos acá sí lo conocieron. Él era aterrador —dijo, apuntando a unos elfos tras él, según él, ancianos, pero se veían de 25 años.
— Le aseguro que ahora será diferente! —dije.
— ¿Cómo está tan seguro?
— La Reina de Asúra y el futuro rey —dije, acariciando el cabello de Edward—. Ambos Dioses del Norte y un amplio ejército estarán preparados para cuando llegue. Además, los Superd están de nuestro lado ahora —le dije.
— ¿Qué, los Superd ? —dijo el elfo asustado.
— Así es. Los Superd son aliados y han jurado venganza contra Laplace. Además está Perugius, y Orsted es el Dios Dragón ma poderoso desde el primer Dios Dragón del mito. Ganaremos, pero aún así necesitamos que todos estemos unidos, le dije .
— Ya veo; sin embargo, los elfos no somos grandes guerreros, somos un pueblo pacífico.
— Eso no importa, solo necesitamos la unidad. Esta alianza es solo contra Laplace, no se entromete en su gobierno, a menos que descubran a los que cooperan con el enemigo, le dije.
— Con todo respeto, Dios del Cauce, los elfos comandamos a los humanos en las dos primeras guerras humano-demonio, y enseñamos a los humanos a usar el mana y las técnicas de espada. Jamás nos aliaríamos contra Laplace, me dijo Eskoll .
— Esos fueron los Altos Elfos qué vivían en el Continente central , los cuales aprendieron de los Dragonnfolk y el segundo Dios Dragón, le dije para bajarle los humos .
— Lo siento, no quise ofenderlo —me dijo Eskoll, que al parecer piensa que soy un mestizo Drsfonfolk por mis mechones blancos y mis ojos demoníacos.
— En fin, a eso he venido, y el Dios Dragón Orsted le manda sus saludos — dije, dándole los presentes que traía.
— Se lo agradezco — y los elfos del gran bosque entraremos en la alianza. Guarde cuidado con ello, aunque no puedo prometer lo mismo por los medio elfos o elfos que son ciudadanos de Millis o viven en los reinos humanos.
— Guarde cuidado, varios medio elfos sirven en nuestros ejércitos, le dije .
— Hablando de ello, usted, señora, ¿de quién desciende? — le pregunto Eskoll a Silphy.
— Yo soy una Greyrat, hija de un Greyrat menor y una media elfa asurana llamada Fener — dijo Silphy, algo de lo que ya habíamos hablado antes; de hecho, Elinalise le dijo que inventara esa historia.
— Ya veo, y veo que tienen tres hijos medio elfos.
— Así es — dije — aunque en nuestra familia, todas mis esposas consideran hijos a todos los niños — le dije.
— Veo que uno tiene el cabello verde. ¿Tú, niño, cómo te llamas? — le pregunto a Sieghart.
— Me llamo Sieghart Saladin Greyrat, soy hijo del Dios del Cauce y ahijado de Perugius Dola.
Cuando dijo eso, los elfos murmuraban.
— Ya veo, es raro ver cabello verde — dijo un elfo ✌️anciano✌️.
— Eso es por mí — dijo Silphy — tengo un antepasado Superd — dijo Silphy, poniendo aún más nerviosos a los elfos.
— ¡Vaya qué linda historia! — dijo Eskoll, muy nervioso. Sin embargo, todo esto fue idea de Elinalise; por el rabillo del ojo, veía cómo ella disfrutaba cómo los elfos se retorcían de la incomodidad.
— Bien, son bienvenidos. Por favor, pasen al gran salón; hemos preparado un banquete para ustedes — nos dijo Eskoll.
Después de la cena, donde hablamos con el tipo, nos llevaron a nuestras habitaciones. Como siempre, dormimos en cabañas separadas , aunque Elinalise y Norm se quedaron con los niños.
Mientras las chicas se bañaban, yo había salido fuera y estaba en un hermoso mirador donde podía ver toda la gran aldea elfa y me maravillaba su arquitectura en madera. Es un lugar hermoso.
— ¡Hola! — me dijeron de pronto.
— Hola, ¿quién eres tú? — le dije a una elfa que me sonreía.
— Me llamo Liora, soy una guardiana.
— Oh, lo siento, solo estaba mirando — dije.
— No te estoy echando. Nunca había conocido a un Dragonfolk.
— De hecho, soy un humano — le dije.
— Lo sé. Los Drsfonfolk, en su mayoría, parecen humanos, pero tus mechones de cabello blanco te delatan, y tus ojos demoníacos — me dijo la elfa con una sonrisa.
— Sí, bueno, aun así soy más humano y envejezco como humano, le dije .
— ¿El Dios Dragón y Perugius, cómo son? — digo por curiosidad, me preguntó la elfa .
— Pues se parecen mucho: cabello plateado, ojos de víbora y tienen algunas escamas, aunque el Dios Dragon es mestizo humano-dragón y tiene menos escamas, ademas qué viven miles de años, o son medio inmortales creo, le dije .
— ¡Ooh, qué interesante! — dijo la elfa, acercándose a mí.
— Está bien — dije, nervioso.
— Sí, tranquilo, jeje. Sé que hay rumores de que los elfos somos cerrados y malos anfitriones, pero es un mito, ¿sabes? A mí me causa mucha curiosidad las otras razas.
— Sí, bueno, yo estoy acostumbrado; vivo en Ranoa; ese lugar es cosmopolita, hay de todas las razas, bueno, menos gente del mar, le dije .
— Me encantaría conocer esos lugares alguna vez — me dijo la elfa, mordiéndose el labio.
— Sí, bueno, veras, hay una universidad que acepta a todas las razas, lo mismo que en Asúra — le dije.
— Tu esposa elfa y tus hijos también son lindos — me dijo — me gustaría tener un hijo medio elfo, así de lindo también.
— Eeeeh, bebebe… eeeh, yo… yo… yo… eeeh… ¡uuf! ¡Qué calor hace aquí! Jejeje.
— ¡Loirá! ¡Deja en paz al Dios del Cauce! — dijeron de pronto, cuando volteé, era Eskoll, que vino en mi rescate.
— Lo siento, majestad.
— Sigue con tu ronda y dejen de molestar al Dios del Norte y al Dios del Cauce, y tampoco a ese Rey del Norte.
— Lo siento, señor — dijo la elfa, que se marchó, no sin antes voltearse y guiñarme un ojo.
— ¿Usted mandó a esa mujer a seducirme? ¿Quiere que Silphy me mate? — le dije a elfo , algo molesto.
— Oh, no, lo siento por eso. Son elfas jóvenes y vírgenes. Últimamente, muchos varones elfos jóvenes han salido de la aldea para casarse con otras razas; eso se debe a las leyes antiguas que trato de cambiar. Sin embargo, a pesar de ser el líder, los ancianos tienen mucho poder en el consejo.
— ¿Ancianos? Se ven más jóvenes que yo — le dije.
— jeje, ventajas de ser un elfo.
— ¿Cuál es el problema de que los elfos se casen con humanos? Pregunté.
— Ninguno , solo que los ancianos tienen en la mente eso de mantener la raza pura.
— Uuuf, si le dicen algo a mis hijos, yo…
— Guarde cuidado, son viejos, pero no idiotas. Además, con solo ver a sus hijos, ellos, aún niños, podrían vencer a la mayoría de nuestros guerreros, en especial el niño de cabello verde.
— Siegh no se considera un elfo, y de hecho mi esposa es más humana que elfa — le dije.
— Lo sé, pero también nos preocupa que nuestra población disminuye y muchos elfos prefieren ir a vivir a Millis o entre humanos al continente central, me dijo .
— Ya veo, lo siento, pero elfos, humanos, hobbits y enanos somos tribus de la misma raza, así como los demonios tienen muchas tribus o los feráles .
— Sí. Por cierto, gracias por no traer a Elinalise con usted, me dijo .
— Ella es una guerrera, ¿por qué no es admitida aquí? Pregunté.
— Jajajaja, no tengo nada contra ella. Son las elfas mayores las que la odian; se acostó con toda la aldea cuando estuvo aquí, y cuando descubrieron hace varios años que un medio elfo llamado Laws era su hijo, lo expulsaron, me dijo.
—Ella tenía una maldición; ya está a la raya con ellos; ella se casó con un tipo que aplacó su maldición, le dije.
— Ya veo, me alegro, pero aún así tiene prohibida su entrada, lo siento.
— Ya veo.
— Dicen que ella es hermosa; es más alta que una elfa común. Los ancianos decían que Perugius y Kalman la trajeron después de la guerra de Laplace; era una chica normal hasta que mataron a su esposo; ahí ella cambió y se cogio con media aldea. Las ancianas la llaman puta, pero si era por una maldición, debe haber sido algo horrible, dijo el elfo .
— Dudo que eso le molestara — dije.
— Jejeje, ¿no me diga que usted se la cogio, Dios del cauce ?
— ¡Claro que no! Mi esposa demonio la habría matado — dije.
— Yo era niño cuando ella estuvo aquí; apenas la recuerdo, solo sé que era hermosa.
— Sí, lo es aún; se ve de 20 años.
— Uuuf, las edades de los humanos me confunden.
— con todo respeto, Dios del cauce, su esposa media elfa es hermosa; sin embargo, nunca vi una elfa con cabello como el de ella; parece cabello de una ferál.
— Eeh, ella es de la rama Boreas de la familia Greyrat; algo de ferál tiene — le dije.
— Oh, ya veo, ¿y usted de qué rama es?
— Notós, pero ambos somos Greyrat menores — dije.
— Rudy, amor, ya ven — me dijo de pronto Nana.
— Sí, ya voy.
— Nunca vi una humana con esos rasgos — dijo el elfo.
— Sí, ella es de Begarit — le dije.
— Ese cabello negro es hermoso — dijo el elfo.
— Sí, bueno, será mejor ir con ellas.
— Claro, no lo molesto más.
— Buenas noches.
— Sí, pero debo decirle algo, me dijo .
— ¿Qué cosa?
— ¿Ha escuchado alguna vez de un cristal llamado Rostelina?
— ¿Rostelina? No, jamás he escuchado sobre ello. ¿Por qué pregunta?
— Hace unos meses, un elfo oscuro fue a las montañas y buscaba un cristal llamado así. Ese es un nombre élfico antiguo; ya nadie lo usa, pero era común en los altos elfos del continente central, me imagine que usted que trabaja con el Dios dragon y Perugius, tal vez sabía algo de eso, me dijo Eskoll .
— ¿Elfo oscuro?
— Sí, usa una capa púrpura; no es malvado, pero a veces se ve rondando en los laberintos. Bien, no lo molesto más, buenas noches, Rúdeus.
— Sí, buenas noches, majestad — dije mientras entraba a la cabaña.