—Ash... Ash... Ash... —Violeta gemía el nombre de Ashton como una oración mientras él se embestía dentro de ella desde atrás.
Ella cerró el puño en las sábanas mientras buscaba su liberación y también esperando que esto durara para siempre.
La habitación estaba hecha un desastre. Las ventanas estaban rotas, las puertas colgadas de las bisagras y todo lo que podía romperse y aplastarse estaba roto y aplastado. Por alguna razón misteriosa, el marco de la cama aún resistía.
Ashton y Violeta no estaban peleando ni rompiendo cosas a propósito; el caos fue causado por los poderes de Violeta que estaban estallando incontrolablemente con cada uno de sus orgasmos.
El sonido de la carne golpeando contra carne llenaba el espacio, con cada golpe Ashton llegaba más profundo dentro de ella y le hacía ver estrellas frente a sus ojos cerrados.