Explicarle a Regina lo que sucedió desde que conocí a Damián en Alaska y los sucesos que terminé lidiando desde que llegué a Roma tardo más de lo que pensaba. Pero cuándo terminé de explicárselo sentí curiosamente un gran alivio cómo si soltara una carga pesada desde hace tiempo... Y había una gran razón detrás de éso.
Pero eso solo pasaría cuando la hermosa sucubo tirada en el lujoso sofá frente a mí dejara de ver el vacío y volviera a sus sentidos.
"¿Tengo otro hermano pequeño?" Regina soltó tal pregunta casi sin vida en su voz.
Yo sabía que aún estaba procesando toda la información y que llegarían más preguntas con respuesta ya dadas, pero le tuve compasión y decidí responderle corta y firmemente a casa pregunta.
"Sí"
"¿Ese nuevo hermano mío es portador de la habilidad [Lujuria]?"
"Sí"
"¿Y lo estás protegiendo por qué mí maldito padre está buscando a los portadores de las habilidades de la serie Pecado Capital, para quien sabe qué?"
"Sí... Aunque pensé que ya sabrías eso último"
"..." Regina al fin volvió a mirarme a los ojos, aunque el cansancio que sufrió por toda esa información fue palpable en sus ojos. "Sí lo hubiera sabido te hubiera llamado diciendo que algo importante sucedió y cuando llegarás te hubiera encerrado en el sótano para mantenerte seguro y a salvó"
"..."
Siempre me sorprende la facilidad con lo que está mujer dice cosas tan aterradoras cómo si nada... Pero...
"Dices que proteger, pero siendo tú, seguramente hubieras aprovechado esa situación para encerrar a Acedia en ese sótano de obscenidades lleno de todos esos juguetes pervertidos tuyos". Aliyah no se guardó su disgusto en sus palabras para atacar a la chica sucubo.
"Tsk." Regina solo chisteo su lengua con irritación al ver cómo sus planes fueron descubiertos fácilmente. Pero siendo ella, obviamente tenía que dejar palabras detrás que molestarían a más de una de las mujeres reunidas. "¿Que importa lo que suceda en el sótano entre mí cariño y yo? Lo que suceda sucederá"
""Maldita pervertida, eso no sucederá nunca""
Al oir esa declaración unida de Justine, Muriel, Aliyah y Jeanne. Yo decidí mantenerme en silencio, guardando para siempre lo que sucedió la primera vez que Regina me secuestro en su sótano.
¿Ya había sucedido antes? Obviamente, nunca se debe subestimar la lujuria reprimida de las sucubos ya que las llevaba a hacer cosas extrañas. Pero de alguna manera, cada intento siempre terminaba fracasando de forma lamentable para esta mujer sucubo.
"(Recordándolo bien, la última vez ella quiso atarme en una silla con una camisa de fuerza, pero cómo usé [Pereza] en ella, terminó durmida antes de lograrlo. Obviamente lo tome un poco personal y como castigo le puse esa misma camisa de fuerza, también le puse una venda de ojos que había por ahí y luego la dejé encadenada en uno de esos bancos de madera triangulares con un curioso aspecto de caballo y me fui del lugar al instante.)"
¿Fuí malvado? Un poco, sí, lo reconozco... Pero que conste que les dejé la llave de las cadenas a esas dos chicas del clan Cerberus que siempre acompañan a Regina para que la liberarán después... Aunque en éste momento ellas y ese viejo mayordomo se encontraban en una competencia extraña según me dijeron.
Pero mientras yo me perdía en mis pensamientos, la conversación (duelo verbal) entre las mujeres siguió fluyendo por un tiempo hasta llegar a un punto extraño dónde Regina y Aliyah se criticaban entre sí mientras estiraban sus mejillas hasta un punto doloroso.
"¡¡Maldita sucubo pervertida!! ¡¿No puedes estar un momento sin estar teniendo esos pensamientos pervertidos con Acedia o estar usando ese inútil cuerpo lleno de grasa tuyo a cada segundo para seducirlo?! ¡¡Tú... No eres un demonio, solo eres una maldita lujuria andante!!"
"¡¡¿Inútil-?!. ¡¡Maldita paloma!! ¡Puedes estar envidiosa de mí perfecto cuerpo todo lo que quieras!, ¡¡Pero aunque sea yo soy sincera con lo que hago y siento a diferencia de una pervertida como tú que aprovecha a que mí cariño esté dormido para hacer lo que quiere!!"
"¡¡¿…?!!"
Aliyah retrocedió asustada cómo si un secreto vergonzoso hubiera salido a la luz. Pero eso fue suficiente para que Regina sonriera triunfante y siguiera contraatacando.
"¡¡¿Realmente pensabas que no lo sabría?!! ¡Tanto tú cómo esa Santita de atrás no son mejores que yo en ese sentido! ¡¡Pero a diferencia de la Santa que se avergüenza y se detiene a medio camino, TÚ sigues jugando con el cuerpo de mí cariño dormido cada vez que las visita!! ¡¡Todo eso que le haces a mí cariño dormido realmente haría dudar sobre quien es la verdadera lujuriosa entre las dos!!
""...…"" Todas las mujeres miraron a Aliyah y a Jeanne con cansancio, avergonzadas sobre que demonios hacían dos mujeres con títulos tan puros para que incluso una sucubo las criticara.
En cuanto a mí que volví a mis sentidos y escuché tales cosas, me mantuve en silencio y trate de olvidar lo que escuche en este segundo. Tanto para proteger la dignidad de Aliyah y Jeanne, cómo por mí propia dignidad.
"(Realmente... estás mujeres se hubieran matado entre si más de una vez si no fuera por el extraño trató que hicieron entre ellas conmigo en el centro.)"
Por éso, dejando ese pensamiento a un lado con cansancio. las separé a ambas en ese momento con mis alas y volví a hablar con Regina sobre porque vine en principal.
"Regina... Creo que ya tienes una idea sobre lo que quiero pedirte después de decirte todo eso, ¿Cierto?"
Regina aún quería pelear con Aliyah ahora que la tenía contra las cuerdas, pero sabiendo la gravedad del asunto se contuvo y asintió a mi pregunta con resignación. "Quieres que le enseñe a ese niño a cómo usar sus habilidades raciales, ¿Verdad?. No tengo problema con eso ya que según crees, es mí familia. Pero no creo poder ayudarte sobre averiguar lo que planea mí padre con los usuarios de la serie Pecado Capital"
"Se que tú relación con tu padre es mala, pero... ¿Tan mala es la situación?"
"No es mala... ¿Cómo decirlo?" Regina realmente parecía tener complicaciones sobre cómo describir la relación entre ella y Lucifer, pero no parecía el simple desagradó que ya poseía hacia su padre del que ya sabía, sino que había algo más detrás está vez. "La cosa es así..."
Solo fue después de un tiempo que Regina organizó todo lo que sabía sobre su padre en su vida centenaria que empezó a explicarnos lo que sucedía. Y realmente fue extraño...
"¿Lucifer se aisló desde hace casi 300 años?"
"Sí~... Él no salía más que para batallas importantes contra otros gobernantes en el Infierno o para ir a una reunión especial con seres que incluso sus mayores generales desconocen... Nadie sabe realmente lo que planea con estas batallas territoriales con los otros príncipes del Infierno o si solo quiere más poder para batallar contra el Cielo... Bueno... ¿Creo que nadie más que mí hermana pequeña lo sabe?"
Eso último fue algo inesperado a decir verdad. "¿Entonces-?"
"No, imposible." Regina me detuvo con firmeza al instante. "Lo haré simple. Esa hermanita menor mía es una total niña de Papi. Me odia y no me dirá nada de no ser necesario"
"Veo... Es una lástima..." Ya no indague más en ese tema sabiendo que podría llevar todo el día en explicaciones, más aún teniendo en cuenta la cantidad de hermanos y hermanas que Regina tiene.
"(Aunque es curioso saber cómo de diversas son las relaciones entre ellos... Creo que Regina solo se lleva bien con 2 o 3 de sus familiares aparte de su madre... Y eso es decir mucho sabiendo cómo de explosivos son algunas veces.)"
"Bueno, eso me deja otra vez en el inicio-... ¿Um… Ya es hora?" Acedia estuvo apunto de volver a recostarse en el sillón, pero antes de eso volteo su cabeza a una dirección peculiar al sentir una pequeña sensación de descarga de esa dirección.
"¡¿Eh?!, ¿La vencieron tan rápido?"
"Incluso si no tiene muchos tiempo como una 4 alas, ¿No debería haber durado más?"
"Es vergonzoso"
"Tengan un poco de compasión... Ya sabía que ella intentaría interferir por lo que la maldije un poco y a la vez bendije a la niña cazarrecompensas de antemano... No tenía oportunidad de ganar desde el principio"
"""… Ah""" todas las mujeres de la faccion sagrada miraron conflictivas a Acedia por cómo explicó ese acto malvado suyo con una leve sonrisa, incluso si entendían el motivo detrás de ello, hacer tal cosa seguía siendo cruel.
"¿Eh? ¿Ya es hora... Vergonzoso... De qué hablan?" Regina no entendió nada de lo que hablaban. Pero antes de poder obtenido una respuesta, Acedia se había levantado de su asiento, preparandose para irse rápidamente.
"Lo siento Regina pero tengo que apresurarme... Aliyah y Jeanne te lo explicarán en lo que terminó el asunto.".
""… ¿Eh?""
El par de chicas no podían créer que Acedia terminará tirándole el problema de explicaciones a ellas después de ver cómo peleaban entre sí, pero no lograron reaccionar a tiempo y solo pusieron ver cómo incluso Justine y Muriel se levantaban para irse con él.
"Acedia, espera."
Bueno, todos menos la digna santa inquisidora que sabía todo el plan del ángel caído.
"¿Ann, que-?" Acedia estuvo apunto de preguntar por qué lo detuvo. Pero al ver el rostro serio y lleno de convicción en Ann supo bien lo que ella le pediría.
"Sigh... Bien." Suspiro ligeramente agotado y luego miro a Muriel con pena. "Lo siento Muriel. ¿Podrías quedarte y reemplazar a Ann está vez?"
"... Está bien" Muriel realmente no quería quedarse en este lugar con todas estas personas disfuncionales reunidas, pero entendía un poco del motivo por el qué Ann quería ir, así que solo asintió mientras suspiraba con resignación.
"Gracias señorita Muriel" Ann le agradeció rápidamente a Muriel antes de salir con Acedia y Justine del salón.
¡Thund!
Fue impresionante lo rápido que Ann y Muriel llegaron a un acuerdo con solo darse una mirada, y más rápido hubiera sido cómo Aliyah, Jeanne y Regina estuvieron a punto de protestar a quedarse juntas si no fue por la estruendosa y repentina apertura de la puerta del gran salon en dónde estaban.
"¡Nuestra señora, hemos terminado~! ¡Al fin terminamos de aniquilar a todas esa mierdas que intentaron lastimar al querido esposo de nuestra señora!"
"Realmente, ¡Esas montón de basuras se reusaron a morir obstinadamente. Ja, ja, fue divertido, más cuando gané la competencia!"
"… Sigh... Hemos vuelto nuestra señora, aunque esto es una peculiar reunión de invitados"
Cualquiera que viera a los tres nuevos integrantes por primera vez no podrían evitar quedar confundidos por cómo sus personalidades contrastaban el uno del otro.
Un viejo mayordomo perteneciente a la raza demoniaca llamado Darius. Posee un par de cuernos negros alzados hacia arriba, una barba candado bien cuidada, un largo y atado cabello blanco canoso y un cuerpo ni muy delgado ni muy entrenado vestido con un traje de mayordomo antiguo de siglos pasados de doble botonadura. O cómo Acedia lo describió la primera vez que lo vió: Un viejo elegante y frío.
Luego estaba el par de chicas hellhound y gemelas casi idénticas pertenecientes al clan Cerberus, pero con personalidades totalmente diferentes llamadas Caecilia y Cassia.
Ambas vestían un conjunto similar de ropa de mayordomo con ligeras modificación influenciadas por su personalidades, siendo Caecilia, o Cilia para acortar, vistiendo unos pantalones largos negros, botas altas, un chaleco negro sobre una camisa blanca mangas largas con el primer y último botón de su camisa suelto, y para terminar un par de guantes negros sin dedos para cuando tiene que pelear. Una apariencia que concordaba con su constante sonrisa de rebeldía y deseo de batalla.
Luego la hermana menor, Cassia, siendo ella la más animada de las dos y con una personalidad alegre y ligeramente retorcida. Ella a diferencia de su hermana mayor, vestía un traje de mayordomo más "normal", camisa blanca debajo, un abrigo de cola larga y mangas largas, un par de botas altas y unos shorts cortos y pantimedias negras.
Realmente sería complicado de diferenciar a ese par de hermanas solo por su ropa y largo cabello blanco, y siendo ellas de seguro hubieran hecho bromas a las personas sobre qué hermana era Cassia o Caecilia si no fuera por ese pequeño y notorio detalle que las diferenciaba, siendo que a pesar de que ambas poseían orejas puntiagudas de Doberman, las de Caecilia eran totalmente negras y las de Cassia era una oreja blanca y la otra negra.
En todo casó, Acedia agradeció mucho la llegada las gemelas hellhound.
"¡Nice timing!"
""¿Eh?""
Acedia no dudo en actuar rápido y cargar a ambas chicas hellhound en sus hombros cómo si fueran sacos de papas y salir por esa misma puerta que Caecilia seguramente pateó para abrir... Claro que no sin antes voltear momentáneamente para dejar unas palabras a Regina.
"Disculpa Regina, las tomaré prestadas por un momento... ¡Nos vemos!"
"¡¿Eh?!, ¡Espera-!"
"¡Señorita Regina, el Maestro Acedia nos está secuestrando!
¡Thund!
Acedia hizo caso omiso a los gritos de Cassia y Cilia, y sin esperar la confirmación de Regina, simplemente cruzo la gran puerta sin ninguna preocupacion mientras empujaba a las confundidas Justine y Ann que debían acompañarlo con sus alas y cerraba la puerta al siguiente momento.
Realmente, a pesar de ser un tipo perezoso la mayoría del tiempo, él iba a su propio ritmo cuando lo necesitaba.
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Dentro de la mansión de un lord demoníaco dentro de la tercera muralla de Whitered Abyss.
Damián siguió mirando el vacío mientras caminaba sin vida, con las manos aún atadas y la boca tapada, siguiendo el ritmo de la caminata de Teresa mientras recordaba lo que sucedió hace unos instantes.
"(Intenté aprender todo lo posible al verlas, pero... ¡¡Eso fue totalmente anticlimático!!)" Damián no podía dejar de quejarse por cómo termino esa batalla.
Nadie podía culparlo realmente ya que tenía razón en eso.
No. Incluso una gran cantidad de personas en el Cielo entendieron muy bien su decepción ya que ellos tenían un ejemplo perfecto y casi constante de lo que sucedió en esa batalla entre Sienna y Teresa.
Cuando Damián vió como Sienna estaba a punto de cargar contra Teresa, en ese mismo instante, una gran cantidad de ángeles pertenecientes al Departamento de Juicios de lo Sobrenatural jurarían ver el exacto duelo entre Dahlia Cadriel y Acedia.
En el exacto momento en que Sienna estuvo a 10 centímetros de golpear a Teresa con su lanza de luz. En ese mismo instante, Sienna empezó a caer cómo si fuera un titere al que le cortaron sus hilos, terminando rodando estrepitosamente a un lado de una confundida Teresa por el impulso y terminando estrellándose dolorosamente contra una de las paredes cercanas en esa alcantarilla.
Para Damián y Teresa, ver tal cosa fue... Mentalmente doloroso de ver.
Es por eso que cómo último acto de lastima, Teresa terminó arrastrando a Sienna a una parte relativamente segura antes de llevarse a Damián con ella a esta mansión dentro de la tercera muralla.
Pero al cruzar la puerta principal de la mansión, Damián y Teresa no se encontraron con el empleador de la solicitud y simplemente fueron recibidos por un sirviente de la casa. Un Demonio de baja jerarquía, ligeramente alto, delgado, de piel rojiza y cuernos largos, un Imp específicamente.
"¿Y tú señor?" Aunque la áspera voz de Teresa demostraba que tal recibimiento fue un total falta de respeto para ella.
Pero el Imp, cómo si estuviera acostumbrado a tal actitud, fue totalmente indiferente a eso y simplemente siguió analizando a Damián con su vista. "¿Realmente es un portada de habilidad perteneciente a la serie Pecado Capital?"
"..." Teresa frunció el seño un momento, pero al recordar lo que sucedería después, simplemente decidió dejar pasar todo la quejas de su empleador y terminar su trabajo de una vez para correr de aquí. "Sí. Él es portador de [Lujuria]. ¿O que, esperabas recibir a Kafziel Acedia? Fufu... Sí es así tendrás que decirle a tú asustadizo señor que la recompensa que ofrece no vale la pena para enfrentar a ese monstruo."
"…"
Claro que ella pensó que ser un poco despectiva tampoco estaría mal. Y al ver cómo este Imp frunció ligeramente su frente hizo que valiera la pena.
"Ya. Dejemos las trivialidades y firma la confirmación del contrato. Saros está encargándose de una molestia por ahora-"
"No, ya terminé con eso"
"""¡¡¿…?!!"""
Todos los reunidos casi saltaron del susto por la repentina llegada del ángel caído.
A nadie le importo el estado deteriorado de su ropa o la sangre que goteaba de su brazo izquierdo, ni siquiera podían quejarse de la alegre sonrisa en su rostro a pesar de tener tales heridas. ¡¡¿Todos solamente se preguntaban cuando demonios llegó este tipo a pesar de tener tales heridas?!!
"… Cómo se esperaría de la Parca... No noté su presencia hasta que habló"
Saros negó su cabeza ante ese halago y simplemente tomó las dos solicitudes de la mano de Teresa y se los entrego con más insistencia, casi forzando al Imp a tomarlos. "Los halagos son innecesarios. Tú señor seguramente dejó su sello por lo que solo debes confirmar la finalización de la solicitud..."
"Ahora"
"¡…!" El Imp sintió un escalofrío mortal ante esas palabras que lo hizo agarrar las solicitudes de Teresa y Saros al instante.
Saros no aplicó ninguna intención o siquiera alzó la voz en esa petición. Pero las tres personas reunidas entendieron bien que esos no era una petición... Era una orden que no permitiría ningún atisbo de traición proveniente de la otra parte.
El Imp no se molestó en preguntar cómo Saros y Teresa dividirían la recompensa dada por su señor y simplemente siguió la orden de Saros antes de volver a entregar esos papeles y tomar a las correas que ataban a Damián.
"Bien, todas las formalidades ya fueron hechas. Con su permiso entonces..."
¡Thund!
De repente, un fuerte temblor hizo temblar toda la mansión demoniaca e interrumpió la oportunidad del Imp de expulsar rápidamente al aterrador cazarrecompensas de la mansión.
Pero al momento siguiente, el Imp entendió la horrible situación en la que terminó involucrado.
"Hee~... Ese Ex Santo Inquisidor realmente es algo." Saros solo pudo sonreír con admiración la velocidad con la que el tipo que le causó sus heridas llegó a la fiesta.
"¡¡Saros!! ¡¡¿Que demonios hicieron-?!!"
¡¡CRACK!!"
Y antes de que él Imp pudiera despotricar sus quejas al par de cazarrecompensas. Un enorme y feroz ciempiés con un cuerpo que pareciera ser hecho por el mismo cielo estrellado atravesó violentamente la pared del salón.
El ciempiés no se molestó en evitar los muebles del salón y simplemente parecía estar concentrado en sanar rápidamente las heridas en su coraza antes de que su enemigo llegara hasta él.
"... Maldición..."
Y con un cuerpo en un estado aún más decrépito que el de Saros. El Ex Santo Inquisidor Thaddeus Adams, vestido con su antigua armadura sagrada y con su espada de luz favorita en mano, cruzó por el mismo agujero por el que Zentiper acababa de llegar.
"¡¡MALDITO CAÍDO!! ¡¿CÓMO TE ATREVES A HUIR DE LA BATALLA!!"
"¡JAJAJA. O vamos ex santo inquisidor!. ¡Yo soy un cazarrecompensas, no un idiota de sangre caliente cómo tú!"