La tentación de sacar su espada negra y eliminarlos era fuerte; aseguraría que ya no pudieran desafiarla. Sin embargo, las repercusiones de tal acción se cernían grandes en su mente. Una vez que presenciaran el poder de la espada negra, no habría duda de que la reportarían a sus superiores sin dudarlo.
No hablemos de los demonios que la perseguirían por la posesión de esta formidable espada capaz de cortar sus lazos inmortales. No solo demonios, sino humanos y otras razas no se detendrían ante nada para reclamarla. Esa espada... ella inhaló profundamente, una ráfaga de imprudencia la inundó. Esperaba que Yao, Dalia la Destructora, guardara este secreto enterrado. Comenzaron a surgir dudas sobre la sabiduría de su decisión de dejarlo ir. Hizo una mueca mientras combatía a los demonios a su alrededor.