[El Reino Demoníaco]
Las aguas que envolvían el entorno cascaban abajo, presuntamente conectadas a arroyos infernales, infundidas con energías demoníacas.
Los edificios estaban tallados de piedras profundas y sombrías. Aunque uno podría anticipar que este reino sería lúgubre, como a menudo lo describían los mortales, la realidad era que estas estructuras imponentes eran nada menos que magníficas e inspiradoras de asombro.
Las piedras y rocas pulidas meticulosamente utilizadas en su construcción superaban cualquier cosa que pudiera entrar en la imaginación humana.
Cada edificio se elevaba majestuosamente, embellecido con sigilos demoníacos y motivos intrincados grabados en cada pilar y tejado.