—Sí, le pediré que llame a su guardián o a alguien que conozca en cuanto se despierte —dijo Elliana al médico mientras admitían al chico en una de las salas.
Ya que no había lesiones físicas, y era prácticamente extraño para un vampiro, tan fuerte como el hijo de un Duque, sentirse mareado sin razón, los médicos decidieron que era mejor realizar algunas pruebas.
Elliana miró al chico, sintiendo una extraña emoción creciendo en su corazón.
Puede que solo sea una coincidencia, pero cuando el médico le subió las mangas para sacarle sangre, notó el nombre grabado en su mano, el nombre que parecía haber sido tallado con algo afilado antes de quemarlo para hacerlo permanente.
Sin embargo, eso no era lo extraño.
Lo extraño era que el nombre grabado en su mano era el de ella.
—Qué extraña coincidencia —Elliana suspiró antes de mirar la hora en su teléfono.
Ella acababa de salir a explorar la zona con Samantha. ¿Quién iba a pensar que se quedaría atrapada aquí?