Él la insultó

—Sintiéndose ligera como una pluma, como si estuviera en el lugar más cálido y cómodo del mundo —Elliana frotó sus mejillas contra la cosa suave debajo de su cara.

Olía bien.

No. Bueno no era una palabra para describir lo que se sentía.

Era fascinante, seductor, dulce, comestible y -

Espera. ¿No estaba ella en la cueva con ese gruñón rey vampiro?

Pestañeó abriendo sus ojos, frunciendo el ceño al no poder moverse.

Alzando ligeramente la cabeza, se encontró con el rostro del rey vampiro, que estaba ahí sentado con los ojos cerrados, y no pudo evitar que su corazón se acelerara.

—¿Qué diablos estaba pasando? —se preguntó, mirando alrededor frenéticamente.

—¿Él... ella...?

Mordió su labio inferior para contener su nerviosismo.

—¿Por qué estaba ella en sus brazos así? Que no le dijeran que había sido ella quien se había arrastrado hacia él.