Casarse

Los ojos de Hera se abrieron de par en par al contemplar la escena encantadora que tenía delante. El suave y cálido resplandor de las luces de hadas envueltas alrededor de los árboles y arbustos creaban un ambiente mágico. El jardín se había transformado en una maravilla onírica, con el aroma de las flores en flor y el parpadeo de las velas en el aire, pintando una atmósfera romántica difícil de resistir.

Sintió que su corazón se aceleraba mientras Dragón la llevaba jardín adentro en su silla de ruedas. El camino iluminado la condujo a una mesa bellamente dispuesta para dos, con fina porcelana, copas de cristal y un centro de mesa de flores frescas. Las sillas estaban colocadas de manera que fomentaban una conversación íntima y la música suave y gentil de fondo añadía al encanto romántico del momento.

—Frank —exhaló cuando se detuvieron, mirando a Dragón con ojos llenos de afecto—. Tú...