Mientras tanto, Dragón esbozó una sonrisa mientras escuchaba el problema que había llegado a su atención. Sentado detrás del escritorio, sacudió la cabeza mientras soltaba una serie de risas secas.
—Interesante —reflexionó, clavando sus ojos en el hombre que estaba de pie al otro lado del escritorio—. Entonces, ¿estás diciendo que no solo Deborah escapó, sino que las personas que envié a matarla murieron?
El hombre bajó un poco la cabeza. —Una fiesta no invitada interfirió.
—¿Y quiénes son ellos?
—Todavía no lo sabemos.
—¿No lo sabes? —Dragón sonrió, pero no llegó a sus ojos—. ¿Cómo es que no sabes?
—No había grabaciones ni testigos. El trabajo fue limpio.
—¿Y las balas? —Dragón arqueó una ceja—. ¿Qué tipo de bala se usó?
El hombre levantó lentamente la mirada para encontrarse con los ojos agudos de Dragón. —No se recuperaron balas —lentamente sacó un pequeño sobre y lo colocó sobre el escritorio—. Estas eran las fotos de la escena del crimen. Ninguno murió por disparos.