—Jeje. Pero aun así, me gusta cuando tratas de convencerme así. Me siento como un bebé. Jeje —dijo Hera.
—Aún duele —frunció el ceño, parpadeando coquetamente antes de que él la regañara—. No estés enojado.
Dragón inclinó su cabeza un poco al suspiro, dejando escapar un exhalo impotente. Seguramente, verla actuar tiernamente estaba empezando a ser su debilidad. Era todo un espectáculo para ver, pero no desagradable. Después de todo, viendo a Hera mantenerse firme y a menudo sin miedo, esta versión era como un soplo de aire fresco.
—Está bien —sopló suavemente, pellizcando sus mejillas una vez más—. Esta vez, añadió un poco más de fuerza —. Pero aún así, deja de preocuparme.
—¡Ay, ay, ay! —Hera golpeó la parte trasera de su mano que pellizcaba sus mejillas—. Frank, duele —esta vez duele— ¡ay!
—Eso es castigo por hacerme preocupar —dijo él mientras soltaba sus mejillas, viéndola lanzarle miradas asesinas.
—¡Malo!
—¿Me odias por eso?