Él me contó un secreto

—Pareces estar de buen humor —Hera se sobresaltó cuando una voz interrumpió la paz de su habitación. Miró hacia atrás, solo para ver a Dragón entrando por la puerta. Instintivamente sonrió, deteniéndose de arreglar el jarrón en la mesita cerca de la ventana.

—Me hace preguntarme… —él continuó, caminando con su característico paso decidido hacia ella y deteniéndose justo frente a ella—. ¿Qué alegró tanto a mi esposa que sonríe sola?

—Eso es un secreto —replicó con picardía Hera, dando un paso hacia adelante para acortar la distancia entre ellos—. Mi esposo tiene que averiguar qué me hizo sonreír así sola.

—Vamos, querida —accedió él, rodeando con sus brazos su pequeña cintura, atrayéndola suavemente hacia él—. Ya estoy cansado y si no me das una respuesta clara, temo que perderé la cabeza.

—Solo estaba pensando en lo que Leo me contó hoy —dijo con una amplia sonrisa Hera, haciendo que sus cejas se elevaran por la curiosidad—. ¿Qué te ha dicho ese tipo esta vez?