Un profundo respiro.
Neveah se obligó a erguirse, empujó el dolor que le arañaba el pecho y lo encerró en lo más profundo de su mente, lo suficientemente profundo donde no pudiera alcanzarla... no ahora, no mientras la fortaleza la necesitaba.
Exhalando lento, Neveah se giró por completo para enfrentar a Xenon. No hacía falta decir palabras, Xenon sabía la decisión que ella había tomado. Realmente, nunca había habido otro camino.
—Los dragones infernales están reunidos —dijo Xenon, su voz era firme pero su mirada estaba cargada de palabras no dichas—. El Señor de Fuerte Infierno ha solicitado que presidas el consejo de guerra —continuó.
Le entregó un cambio de ropa, un simple vestido negro libre de la sangre y el polvo que manchaban su traje de montar. —Haré que alguien lave tu traje. Deberías cambiarte.