Observando su confusión, Drayce levantó una ceja. —Incluso en mi presencia, pareces perdida. ¿En qué piensas?
Sacudiendo la cabeza, Seren cambió de tema. —¿Por qué estás fuera en el frío? Deberías estar descansando.
—Estoy cansado de descansar —admitió—. Y quería informarte que necesitamos regresar al palacio. La tropa real que partió de Othinia ha llegado a la capital.
Seren frunció el ceño, la preocupación grabada en su rostro. —Volver al palacio significa que estarás inmerso en el trabajo y no descansarás en absoluto.
Drayce tomó su mano suavemente, su tacto reconfortante. —Estoy perfectamente bien, Mi Reina —aseguró, colocando su mano sobre su corazón—. Siente mi latido—es constante y saludable ahora. He estado fuera demasiado tiempo y no puedo descuidar mis deberes hacia nuestro Reino. ¿Lo entiendes, verdad?
Seren asintió con reluctancia. —Pero debes prometer atender mis ruegos para que descanses.
—Lo haré, lo prometo —afirmó Drayce.