Competencia de Discípulo Primario: Integración

Mira, sintiendo los tentáculos de las energías elementales tejiéndose suavemente a su alrededor, avanzó más hacia la Confluencia Elemental.

El elemento Tierra exudaba firmeza, inquebrantable e indomable. Era la columna vertebral de la existencia, una fuerza silenciosa y nutridora que presenciaba el ciclo de la vida y la muerte. Las montañas se erigían como centinelas, sus rostros escarpados marcados por los eones.

A medida que se acercaba al Fuego titilante, su paradójica calidez fresca la saludaba, envolviéndola con una sensación inexplicable de confort y comprensión. Era la vida en su forma más primitiva — un baile entre la creación y la aniquilación, oscilando en un ballet eterno de caos controlado.