Comprando Caballos

Probablemente había muchas más razones por las que Julián no abandonó Almere inmediatamente, y tal vez se debía también a las finanzas. La ciudad de Almere no era rica ni estaba llena de muchos nobles de los que pudiera robar.

—Solo durante el festival llegan más personas de ciudades y pueblos vecinos —explicó Julián mientras se detenían en la caballeriza. Hizo una pausa, incierto, y miró a Rowena con una ceja levantada—. ¿Qué hacemos aquí?

—Vamos a comprar caballos —dijo Rowena.

—¿Eh, caballos? —Julián parpadeó—. ¿Por qué estamos comprando caballos, pueden ser muy caros?

—Lo sé, pero no tenemos mucho tiempo que perder y cuanto menos gente nos encontremos, más rápido podremos dirigirnos a nuestro destino —Rowena aclaró su garganta y le lanzó una mirada a su amigo.