—Eres perfecta, Aurora —dijo Draghar pensativamente.
A Aurora le encantaba cómo su nombre se deslizaba desde la lengua de Draghar.
Y el cumplido hizo que Aurora bajara la cabeza, por alguna razón no se atrevía a mirar en la sombra de la capucha que cubría la cara de Draghar, porque sabía que el hombre la estaba mirando fijamente en ese momento.
Aurora podía sentirlo, junto con el calor que le recorría el rostro, le hizo contener la respiración.
Ni siquiera sabía cómo responder a las hermosas palabras de Draghar, especialmente cuando él se inclinó para besarle suavemente la mejilla.
La sensación que sintió en su piel, y también la forma en que sus labios la tocaron, era difícil de poner en palabras o describir.
Aurora sentía que todo su mundo era tan embriagador.
—Me voy mañana —dijo Draghar de repente, susurrando a Aurora después de besar a la chica frente a él.