Mentiras, Mentirosos-I

—Espero que tu débil ser no vomite tras un simple viaje —comentó Venervy, caminando hacia las nieblas que aparecieron de repente frente a ellas después de que se activara el dispositivo.

Esther no sabía de dónde venía la confianza de Venervy para creer que ella era una especie de ser poderoso, cuando todos sus hechizos mágicos estaban disponibles para muchos demonios para su práctica.

Pero Esther se preguntaba cómo, a pesar del débil poder de Venervy y su conocimiento básico y limitado de los hechizos mágicos, sabía cómo localizar fácilmente a un demonio de alto rango como Belcebú, lo cual debía ser difícil ya que cuanto más fuerte es el demonio, más difícil es encontrar su ubicación.

—Hace mucho tiempo que no vienes al mundo mortal, ¿no sientes que el aire aquí es más ligero y fresco? —comentó Esther.

Dalton apretó los labios. Vio pasar a la gente y una expresión pesada cubrió su rostro. —Sí —respondió después de un rato.