—Si has venido por este pendiente, entonces las probabilidades de que puedas obtenerlo, y sus verdaderos poderes, son nulas porque solo en mis manos se puede conceder su verdadero poder —dijo ella.
—El pendiente en sí no es más que una carcasa para ocultar el poder contenido en su interior, y poseído por mí... —continuó.
—Pero tu serie de pequeños pasos y acciones te harán merecedor de él... —afirmó.
Ella le dijo mientras dejaba su regadera y caminaba hacia él:
—Cuando trajiste a esa chica, Felicie, aquí.
—Ella era la llave que podía liberarme de mi propia esclavitud.
—Debió haber sido difícil para alguien de tu fuerza traer a una mortal ordinaria en un viaje tan largo, pero lo lograste y la trajiste.
—Al hacerlo, automáticamente aseguraste mi propia libertad —explicó.
—La pequeña Hada aquí me contó sobre ti, y mencionó sus confusas, que es tu anormalidad.
—En cuanto vi tu rostro, pude adivinar inmediatamente quién eres y qué has venido a buscar —reveló.