Cielos

Ninguno de los Humanos conocía los entresijos de lo que había sucedido. Los eventos en el campamento militar. Las traiciones. La aparición del coronel Zorvan.

Pero no lo necesitaban.

Porque cada persona en el dominio humano entendía una cosa con una claridad aterradora:

La muerte y la carnicería se acercaban.

Esas palabras resonaron a través de las ciudades y Sectores, calando en los huesos, sacudiendo las almas.

Para la gente, los Vampyros por sí solos habían sido una sentencia de muerte, una raza sedienta de sangre y depredadora con el poder de acabar con todos ellos.

Pero ahora no eran sólo ellos.

Los Dimensari.

Los Dragones.

Y los Vampyros.

Tres razas apex.

Tres colosos.

Cada uno capaz de aniquilar por su cuenta.

Pero ahora aliados, declarando la guerra simultáneamente.

Estaban jodidos.

Cuando las noticias se divulgaron, el tiempo pareció detenerse.

La gente se congeló a medio paso. Las conversaciones murieron a media palabra. Incluso el viento pareció detenerse.