—¿Has matado a las 800 metas? —preguntó la voz en su cabeza.
—¿Te gustaría volver a lanzar la habilidad y marcar a 900 metas con la Marca del Sacrificio? —continuó la voz, incitante.
Anon ahora está de pie entre un enorme montón de gigantes, todos cubiertos de sangre.
Sus ojos brillan intensamente de color púrpura y se puede ver una expresión muy enojada en su rostro.
Anon ha matado a más de 2000 gigantes pero no tienen fin. Mata a uno de ellos y tres más surgen del charco de sangre.
Anon estaba succionando la fuerza vital de cada gigante que mató, pero parece no tener efecto alguno en el Árbol de Sangre Raíz.
Si bien sus poderes, Agilidad y Furia crecían con cada ronda del Dominio Invicto, su resistencia y energía disminuían a un ritmo alarmante.
De repente, todos los gigantes se detuvieron en sus posiciones.
—Venid por mí... cabrones —Anon gritó fuerte.